España se encuentra conmocionada por la aparición en el mar del cadáver de una de las dos hermanitas desaparecidas en Tenerife hace un mes y medio. Se trata de Olivia Gimeno Zimmermann, de seis años. El cuerpo de la pequeña estaba en el fondo del mar, en una bolsa que a su vez se encontraba atada al ancla de la embarcación de su padre, Tomás Gimeno.
Olivia y su hermana Anna, de un año, desaparecieron el 27 de abril pasado. Al día siguiente se halló el barco de Gimeno, de 37 años: iba a la deriva y sin ancla. Ese 27 de abril, Gimeno fue visto mientras embarcaba seis bolsas en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. El cuerpo de Olivia pudo ser encontrado gracias al robot de un buque de búsquedas, a mil metros de profundidad, y a tres millas de la costa de Tenerife.
La investigación apunta al secuestro de las menores por parte de su padre. En las últimas semanas se comenzó a investigar el lecho marítimo al no tener resultados en tierra firme. De allí que se contara con la ayuda del buque Ángeles Alvariño, cuyo robot halló el cuerpo de la mayor de las hermanitas. Se trabajó en base a una zona delimitada por el geoposicionamiento del celular de Gimeno en la horas de la desaparición de las niñas.
El caso podría ser una de las formas más perversas de la violencia machista: la violencia vicaria, por la cual se causa daño a la madre a través del sufrimiento de los niños. Desde 2013 ha habido 39 casos así en España, cuatro de ellos en Tenerife. Salvo en un caso, todos los crímenes fueron fueron cometidos por los padres biológicos.
El drama se inició cuando a las cinco de la tarde del 27 de abril GImeno pasó a recoger a Anna a la casa de su ex pareja, Beatriz Zimmermann, de 35 años. Después fue a buscar a Olivia a un campamento escolar y con ambas se dirigió a su casa. De allí, cercas de las 19:30 rumbeó hacia el puerto deportivo marina Tenerife. Nadie, ni guardias ni cámaras de seguridad, pudieron detectar si ingresó con las niñas.
El hecho es que Gimeno embarcó solo. Desde su auto llevó maletas y bolsos, y para eso debió hacer tres viajes entre el vehículo y la embarcación. Zarpó dos veces. Al volver de su primera salida, la Guardia Civil lo interceptó y lo multó por saltearse el toque de queda que rige por la pandemia de coronavirus. Salió al mar pasada la medianoche y no se lo volvió a ver. Al día siguiente se encontró la lancha vacía, sin ancla, frente a Puertito de Güímar, en la costa este de Tenerife. Más tarde apareció en el agua una silla de bebés, de las que se usan para los viajes en automóvil. Hace tres días, la pesquisa del Ángeles Alvariño dio con una funda nórdica y una botella de oxigeno que flotaban en el agua. Ambas eran de Gimeno.
Mientras, Beatriz Zimmerman ha vivido un calvario, convencida de que las niñas estaban vivas. Un día antes del trágico hallazgo, consideró que el material ubicado por el barco de búsqueda era "todo un teatro" para simular la fuga de Gimeno con sus hijas.
España siguió el caso con vilo y nadie ha sido ajeno a esta tragedia. Ni siquiera las autoridades. “No puedo imaginar el dolor de la madre de las pequeñas Anna y Olivia, desaparecidas en Tenerife, ante la terrible noticia que acabamos de conocer. Mi abrazo, mi cariño y el de toda mi familia, que hoy se solidariza con Beatriz y sus seres queridos”, escribió en Twitter el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.
En la red social también mostró su solidaridad el presidente del gobierno canario, Ángel Torres. “Semanas anhelando recibir noticias esperanzadoras y, sin embargo, hoy nos llega la peor posible, la que nos hiela el alma, sobre las niñas de Tenerife, Anna y Olivia. Toda nuestro pesar, ánimo y fuerza a su mamá, Beatriz, a sus familiares y amistades. Canarias destrozada”.
Otra voz que se alzó fue la de Irene Montero, ministra de Igualdad, quien condenó "esta violencia que se ejerce contra las mujeres madres para golpear donde más duele es una cuestión de Estado". También escribió: "No hay palabras para acompañar a Beatriz en estos momentos de terrible dolor. Estamos aquí para lo que sea necesario. No más #ViolenciaVicaria".