Gustavo Hornos jamás informó en la Cámara Federal de Casación que mantuvo al menos seis encuentros con Mauricio Macri en la Casa Rosada entre diciembre de 2015 y agosto de 2018. Así surge de la respuesta que envió el vicepresidente del máximo tribunal penal, Alejandro Slokar, al juez Marcelo Martínez de Giorgi, que --junto con la fiscal Alejandra Mángano-- investiga si los encuentros fueron ocasión para que el entonces presidente ejerciera una influencia indebida sobre el camarista que tenía en sus manos casos de alta sensibilidad política contra Cristina Fernández de Kirchner y exfuncionarios de su gobierno.
La semana empezó turbulenta en Casación después de que se conociera que Martínez de Giorgi había hecho lugar a los pedidos de la fiscal para investigar al presidente del máximo tribunal penal del país y terminó aun más convulsionada después de que Slokar remitiera toda la documentación que le habían solicitado a él en tanto vicepresidente del cuerpo, ya que Hornos no puede intervenir por estar imputado en la causa.
Slokar presentó las actas de los acuerdos en los que se discutieron las visitas de Hornos a Macri. La cuestión surgió en febrero tras la denuncia de Martín Soria --quien todavía se desempeñaba como diputado nacional y no había asumido como ministro de Justicia--. En ese momento, Hornos dijo ante los presidentes de las cuatro salas de la Casación que él mantenía una relación social de años con Macri y que había discutido sobre política judicial y penitenciaria con el entonces presidente. Ese descargo no apareció plasmado de esta forma en las actas, pero trascendió rápidamente entre los integrantes del tribunal porque después del encuentro Slokar le reclamó la renuncia y junto con sus colegas de la Sala II, Guillermo Yacobucci y Carlos Mahiques, le hicieron saber su desaprobación por los encuentros mantenidos con Macri. Al pedido de renuncia también se plegó la camarista Ángela Ledesma.
El vicepresidente de la Casación también envió los distintos oficios que hicieron llegar integrantes de la Casación desaprobando la relación entre Macri y Hornos, así como el dictamen que emitió la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial (CIEJ), que se pronunció sobre las visitas de Hornos y la de su colega Mariano Borinsky a Macri a partir de un pedido de opinión formulado por Ledesma. La CIEJ recordó lo obvio: que es importante la cooperación entre poderes, pero que la familiaridad está desaconsejada y que las reuniones deben ser públicas --no a hurtadillas--, que los jueces no pueden funcionar como un séquito del poder político y que los magistrados deben apartarse en aquellos casos en los que hay sospechas de vinculación con las partes.
Según lo detectado por Soria, Rodolfo Tailhade y Eduardo Valdés, los encuentros entre Hornos y Macri se habrían extendido entre el 22 de diciembre de 2015 y el 13 de agosto de 2018. Por ese motivo, la fiscal Mángano también pidió que Slokar enviara el listado de casos en los que intervino Hornos para cotejar si los fallos adversos al kirchnerismo están vinculados con las fechas de encuentros en la Rosada. Toda esa información está en manos de Martínez de Giorgi, que conducirá la investigación.
La fiscal, además, requirió información a la Secretaría General de la Presidencia sobre los ingresos de Hornos a Casa de Gobierno y a la quinta de Olivos. Mángano también le pidió al Consejo de la Magistratura que informara sobre sus actuaciones en el caso. Ante este organismo, Soria también presentó una denuncia contra Hornos. Allí habían requerido información similar a la que pidió la fiscal y preguntado si había registros de las reuniones de superintendencia de la Casación para ver si existía una grabación del encuentro en el que Hornos hizo un descargo ante sus pares sobre las visitas a Macri. Sin embargo, esa información no está disponible porque no es una práctica de la Casación, pese a que Slokar lo pidió hace un tiempo.
Los diputados del Frente de Todos habían denunciado a Hornos inicialmente en la causa sobre la mesa judicial, que está en manos de la jueza María Eugenia Capuchetti y del fiscal Franco Picardi. Pero ambos sostuvieron que la situación de Hornos no encuadraba dentro del objeto de su investigación, que son las presiones del macrismo sobre jueces y fiscales que no eran afines. En ese expediente declaró esta semana la exprocuradora general Alejandra Gils Carbó, que relató ante Picardi que fue víctima de una persecución encabezada por el propio Macri y que incluyó a sus propias hijas con tal de sacarla de la jefatura de los fiscales.
Capuchetti mandó a sorteo la denuncia, que recayó en el juzgado de Martínez de Giorgi. Después de una disputa sobre la competencia, el camarista Leopoldo Bruglia resolvió que el trámite siguiera en manos del juez hasta tanto pudiera delimitar el objeto de la causa. Mángano, que habló de influencia indebida, no descartó que la investigación sobre Hornos pudiera volver a reunirse con la de la mesa judicial que tiene a Macri en primer plano.
La Casación Federal se vio sacudida todo el año tanto por las visitas de Hornos --denunciadas por Soria-- como por los encuentros de Borinsky en la quinta de Olivos --reveladas por El Destape-- así como por los mensajes machistas que envió Juan Carlos Gemignani el 8 de marzo pasado a un chat que comparten los integrantes de la cámara, que provocaron una dura reacción de las juezas Ledesma y Ana Figueroa. Los tres están siendo investigados en el Consejo de la Magistratura, pero Gemignani está enfocado en evitar que continúe la pesquisa sobre él. Después de dos intentos fallidos para frenar el trámite en el Consejo, ahora espera que el juez Martín Cormick resuelva una acción de amparo que tramita en su juzgado.
En los tribunales de Comodoro Py, la situación de Hornos y de Borinsky es más delicada después de que el fiscal Marcelo Colombo pidiera al Tribunal Oral Federal 8 que determine si estuvieron involucrados en las maniobras que derivaron en la reapertura en diciembre de 2016 de la denuncia de Alberto Nisman por la firma del Memorándum con Irán. Aun resta que el TOF se pronuncie, pero el escándalo sigue en ascenso.