Desde Lima
El último capítulo de la histórica elección ganada por la izquierda en Perú se compone de maniobras sospechosas de la justicia electoral para favorecer la anulación de votos contra el virtual presidente electo Pedro Castillo, denuncias de fraude por esa insólita decisión y retroceso en esas maniobras. La derecha busca ensuciar y desconocer, y este viernes el Jurado Nacional de Elecciones, compuesto por cuatro miembros, decidió ampliar en dos días el plazo legal para presentar solicitudes de nulidad de votos ya contados. Es la estrategia última del fujimorismo para intentar voltear el resultado anulando masivamente votos de Castillo. El plazo venció el miércoles, pero el partido Perú Libre de Castillo reaccionó rápido. Salieron a denunciar la ilegalidad de esa ampliación de plazo y a denunciar una intención de fraude en esa sospechosa decisión del Jurado, y llamaron a sus votantes a movilizarse en defensa de los votos que le dan la victoria al candidato de la izquierda. Poco después, el Jurado dio marcha atrás y dejó sin efecto la ampliación de plazo, que jugaba a favor de la intención de la derechista Keiko Fujimori de ganar la elección en mesa anulando votos de su rival.
Castillo gana por 60 mil votos, 50,17 contra el 49,83 por ciento de la hija del encarcelado exdictador Alberto Fujimori. El fujimorismo apuesta a la antidemocrática maniobra de anular masivamente votos de Castillo para torcer ese resultado. El miércoles pasado, Keiko, cuando el conteo de votos ya aseguraba su derrota, anunció, al filo del plazo legal para hacerlo, que presentarían pedidos para anular 200 mil votos de zonas rurales donde Castillo ganó ampliamente. Los argumentos que dieron para presentar esas nulidades no se sostienen. Buena parte de esos pedidos llegaron pasado el plazo legal. Por eso necesitaban la ampliación del plazo, que el Jurado les dio, pero después revocó. Los jurados electorales locales que vienen revisando esos pedidos de nulidad de votos ya han rechazado varios por la falta de argumentos. El fujimorismo anunció que apelará al Jurado, lo que prolongará varios días una decisión final.
Simpatizantes fujimoristas se han manifestado en tono amenazante frente a la casa del presidente del ente, el magistrado Jorge Luis Salas. También lo vienen haciendo ante el local del organismo electoral. Los discursos agresivos son la tónica en esas manifestaciones. Seguidores de Castillo también se movilizaron el viernes frente al Jurado para defender el resultado electoral. Un país dividido en dos. El de las élites y el de los sectores populares. Uno que perdió y no lo acepta, y maniobra para cambiar la derrota en victoria, el otro que defiende su triunfo.
En su afán de ensuciar las elecciones que han dado ganador al izquierdista Castillo -falta que se resuelvan las impugnaciones para que haya una confirmación oficial- la derecha también disparó contra el presidente Francisco Sagasti. El gobierno centrista de Sagasti se ha mantenido neutral, sin intervenir en el proceso electoral, pero ahora se le pretende señalar que favoreció al candidato de la izquierda. Otra acusación sin base, como la del supuesto fraude. Una conversación telefónica entre el presidente Sagasti y el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa gatilló las acusaciones contra el mandatario.
La conversación entre Sagasti y Vargas Llosa se filtró rápidamente. Un programa de televisión, furiosamente alineado con Keiko y fuente de fake news, fue el primero en enterarse de este diálogo, y armó una narrativa según la cual el presidente le habría pedido al escritor que hable con Keiko, a quien el novelista apoya, para que le diga que acepte su derrota. A partir de esa versión, la derecha política y mediática se lanzó a denunciar una supuesta intromisión del presidente en el proceso electoral para favorecer a Castillo.
Sagasti confirmó la llamada, pero dio otra versión. Dijo que se había comunicado con el escritor para pedirle que hable con Keiko, su nueva aliada y protegida, para ayudar a calmar la tensa situación, a bajar la polarización, pero que no le pidió que reconozca su derrota. Y aclaró que con ese mismo propósito de calmar las cosas también llamó a personas allegadas a Castillo.
Keiko usó este episodio para lanzar más barro a las elecciones que quiere ensuciar porque las perdió. Insólitamente, la candidata que ha tenido el apoyo de todo el poder económico y los grandes medios, se victimizó diciendo que la cancha estaba inclinada en su contra. Pareció una mala broma. Se escucharon pedidos para promover la destitución del presidente Sagasti, pero la movida golpista se desinfló rápido.
Organizaciones campesinas e indígenas rechazaron el intento fujimorista de anular sus votos y señalaron que se declaraban en “estado de alerta”. Anunciaron movilizaciones si se anulan los votos que el fujimorismo pretende desconocer, mayoritariamente campesinos e indígenas.