La determinación del gobierno porteño de avanzar con un aperturismo casi total a pesar de que la Ciudad continúa bajo "alarma sanitaria" reavivó la disputa con el gobierno nacional. El jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, acusó al jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, de "confundir a los porteños" al "insistir con actividades y acciones que no están permitidas en las zonas de alarma epidemiológica". En Casa Rosada, a la vez que acusan a Larreta de "especular políticamente" con las aperturas, miran con preocupación las consecuencias que estas flexibilizaciones podrían tener en el resto del país. "Una sola mala decisión de la Ciudad a la hora de contener los contagios puede terminar acelerando la irradiación del Covid en todo el país", manifestó a Página/12 el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, quien acusó a Larreta de estar violando la ley al habilitar las clases presenciales. Mientras tanto, el gobierno porteño defiende su postura y la compara con la de la Provincia de Buenos Aires (que también habilitó la presencialidad escolar). "Nosotros tomamos las decisiones en base a los mismos parámetros epidemiológicos desde el día uno, no entiendo por qué siempre la Ciudad es responsable de todo", se quejó el vicejefe de la Ciudad, Diego Santilli, ante la consulta de este diario.
"A pesar de tener colapsado el sistema de salud, Larreta se desacopló de la estrategia nacional. No cumplió con el decreto en el caso de las clases presenciales y ahora vuelve a confundir a los porteños porque insiste con actividades que no están permitidas en alarma epidemiológica", denunció Santiago Cafiero en declaraciones radiales, unas horas antes que el Ejecutivo prorrogara el DNU 287 hasta el 25 de junio. El decreto - que utiliza los mismos parámetros que el proyecto de ley Emergencia Covid - establece que aquellos distritos con más de 300 mil habitantes que superan los 500 contagios cada 100 mil habitantes o que cuenten con una ocupación de camas de terapia intensiva mayor al 80 por ciento entran en "alarma epidemiológica" y, por lo tanto, deben limitar la circulación, cerrar los shoppings y gimnasios y suspender las clases presenciales, entre otras medidas. La Ciudad de Buenos Aires, que cuenta con 736 casos cada 100 mil habitantes, decidió, por el contrario, habilitar todas las actividades antes mencionadas.
"Larreta hace todo esto para perseguir a su base electoral. ¿Cuánto dio a los sectores damnificados el municipio más rico del país? Nada, entonces disputa políticamente y busca diferenciarse del gobierno para tapar todo eso y su afán recaudatorio", protestó una figura importante de Jefatura de Gabinete en diálogo con este diario. En Casa Rosada están convencidos de que el gobierno porteño "está agrandado" y "hace lo que quiere" con el objetivo de diferenciarse políticamente del gobierno nacional de cara a las elecciones. "Es una irresponsabilidad, por eso Santiago salió a hablar", sostuvieron desde el entorno del jefe de los ministros, a la vez que se mostraron preocupados por las consecuencias que podría tener en el resto del país el aumento de la circulación en Ciudad como resultado de las aperturas.
"Esperamos que la ley salga cuanto antes para dejar lado subjetividades y poder regirnos todos con los parámetros que defina el Congreso", indicaron desde el entorno de Cafiero, que también instó a la Cámara de Diputados a que avanzara con la ley de Emergencia Covid que cuenta ya con media sanción en el Senado y que casi fue tratada el jueves pasado. "Con la ley se va a continuar despejando que las normas no son para aplicarlas cuando quiero", sostuvo el jefe de Gabinete, y advirtió que se aplicarían "sanciones por parte del Poder Judicial" en el caso de que la Ciudad decidiera incumplirlas. El problema, sin embargo, es que en el gobierno porteño ven la situación de una manera diferente.
"Toda ley tiene que ser respetuosa de las autonomías provinciales. La ley es muy importante para generar parámetros generales, pero también hay que entender los parámetros particulares de cada una de las provincias", indicó el vicejefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli, a este medio cuando le consultó si el gobierno porteño obedecería el semáforo epidemiológico de la Nación en el caso de que la ley fuera sancionada en el congreso Congreso: "No se trata de acatar o no acatar, sino de encontrar un camino en el que estemos todos contemplados", evadió. El gobierno porteño argumenta que ellos se rigen "desde el día uno de la pandemia" con sus propios parámetros epidemiológicos - que incluyen la tasa de contagiosidad, el promedio de casos y la ocupación de camas de terapia intensiva -, que son los que utilizan a la hora de definir las medidas sanitarias. "Hasta ahora nos han funcionado bien", destacó el vicejefe de una ciudad que acumula ya más de 10 mil muertos por Covid.
"Hace tres meses ininterrumpidos que los chicos tienen presencialidad en la escuela primaria, en donde la contagiosidad ha sido por debajo del dos por ciento. Y la presencialidad ha sido altísima, por encima del 70 por ciento", explicó Santilli, defendiendo la decisión de continuar con las clases presenciales para los niveles primario e inicial, y la bimodalidad para los secundarios. Los sindicatos docentes porteños, sin embargo, sostienen que la mayoría de las familias no envió a sus hijes a las escuelas y que la presencialidad no ha sido mayor al 20 por ciento. "Todo el AMBA viene mejorando los indicadores, pero la Ciudad de Buenos Aires viene con una mejora mucho más lenta que la región del Gran Buenos Aires y eso se vincula, entre otros aspectos, a las malas decisiones de Larreta, que no asumió en tiempo y forma el costo de llevar adelante medidas más restrictivas para mejorar los indicadores epidemiológicos", replicó, por otra parte, Nicolás Trotta, y agregó: "Nosotros no tenemos ningún conflicto con Larreta, Larreta tiene un conflicto con la ley".
"Mirá la Provincia de Buenos Aires que está tomando la decisión de abrir las escuelas a partir del miércoles. Es una buena decisión", destacó Santtilli, intentando purgar las diferencias comparándose con la provincia que gobierna Axel Kicillof. En efecto, el gobernador bonaerense anunció la vuelta a clases presenciales en todos los niveles educativos del Gran Buenos Aires, así como la habilitación de locales gastronómicos hasta las 23 horas, la apertura de shoppings y comercios no esenciales (también hasta las 23) y una circulación restringida de 0 a las 6 de la mañana. Las mismas medidas que la Ciudad de Buenos Aires. "La Ciudad está incumpliendo la ley porque ellos están con una incidencia mayor a 700 casos y, de acuerdo al DNU, no deberían estar abriendo las escuelas ni abriendo bares y restoranes hasta las 23 como si puede hacer el conurbano. La diferencia es que ellos incumplieron la norma y nosotros no", respondió el jefe de gabinete bonaerense, Carlos Bianco, a Página /12.
Tanto el gobierno bonaerense como el nacional insistieron en resaltar que la Provincia de Buenos Aires, a diferencia de la Ciudad, cumplía con el DNU al volver a la presencialidad escolar ya que su incidencia era de 400 casos (cada 100 mil habitantes). "Esto no es una sorpresa. Nosotros venimos haciendo lo que hacemos desde el primer día: aplicar la normativa vigente. No hay nada especulativo, estamos cumpliendo la ley", explicó Bianco, y rechazó las acusaciones que comparan la situación de la Provincia con la Ciudad.