Desde Lima. Keiko Fujimori sigue atizando la polarización. Insiste en no reconocer su derrota electoral frente al izquierdista Pedro Castillo, en hablar de fraude sin evidencias serias, en un discurso de confrontación, en movilizar a sus seguidores a las calles, movilizaciones en las que abundan los discursos incendiarios y los agravios contra Castillo y la izquierda. Contradictoria, habla de “defender la democracia y los votos”, pero lo que busca es anular votos de su rival para ganar en mesa lo que ha perdido en las urnas. Castillo, paciente, espera la proclamación de su victoria y llama a la tranquilidad. Sus partidarios también se movilizan en las calles, en su caso para exigir se respeten los resultados electorales.
Los números
Al momento del envío de esta nota, con menos de 20 mil votos observados por revisarse, Castillo gana por 50 mil votos, sobre 18,7 millones. Hace días su ventaja es irreversible, pero la derecha se niega a aceptar la victoria de la izquierda y maniobra para voltear el resultado. Para lograrlo, su objetivo es anular 200 mil votos de las zonas rurales, donde Castillo ganó abrumadoramente. No han presentado ningún argumento serio para esa pretensión. Solamente algunos casos donde familiares habrían sido miembros de algunas mesas electorales y de otras mesas donde las firmas de sus miembros tienen alguna diferencia con las de sus documentos de identidad. Lo del fraude es una denuncia vacía.
Los jurados electorales locales que vienen revisando estas denuncias ya han rechazado varias de ellas por falta de argumentos. Pero el fujimorismo ya ha señalado que apelará al Jurado Nacional de Elecciones, lo que prolongará varios días la demora en oficializar un resultado y proclamar un ganador. Sin base, las apelaciones para anular votos no deberían pasar y la victoria de Castillo se debería confirmar cuando este proceso haya terminado.
El relato
Este sábado, Keiko Fujimori se reunió con la prensa extranjera acreditada en el país, encuentro en el que estuvo Página/12. Empezó diciendo que tenía una grave denuncia mundial que hacer. Y se lanzó diciendo, muy seria, que era víctima de un complot de la izquierda internacional que quería tomar el poder en el Perú y que ella era la elegida “por las circunstancias” para enfrentarlo y derrotar “al comunismo”. “De eso se trata esto”, señaló, explicando por qué se negaba a aceptar su derrota. Fue una presentación que sonó delirante.
“El Perú es un nuevo epicentro de confrontación entre el comunismo y una economía libre, entre el estatismo y el mercado abierto. En Bolivia y Argentina la izquierda regresó. En Ecuador un ilustre empresario logró ganar las elecciones presidenciales. Hoy el Perú está en esta batalla. Esto no se trata de mí, se trata de la democracia y la libertad, que el Perú es un país estratégicamente y geopolíticamente fundamental en Latinoamérica y por eso este intento de la izquierda internacional de torcer la voluntad popular”, dijo. Parecía broma, pero hablaba en serio.
Insistió en hablar de fraude sin presentar evidencias serias. Esta vez agregó el ingrediente del supuesto complot internacional para llevar adelante ese supuesto fraude que solo ella y sus fanáticos ven. En otro momento donde lo absurdo se apoderó del lugar, la hija del encarcelado exdictador Alberto Fujimori, que reivindica esa dictadura, se autoproclamó como la gran defensora de la democracia y la libertad. “Queremos defender el voto de todos los peruanos”, afirmo. No pudo responder como se concilia lo de defender el voto de todos y al mismo tiempo pedir que se anulen votos de su rival.
El complot de A.Fernández
Página/12 le preguntó cómo era eso del complot de la izquierda internacional y qué evidencias tenía de su existencia. “El presidente Fernández de Argentina y otros presidentes de izquierda han felicitado al señor Castillo por su triunfo cuando no hay resultados oficiales. Eso prueba ese complot de la izquierda internacional”, respondió. Ese fue el nivel de sus declaraciones.
Horas después, Keiko se presentó en una movilización en contra de Castillo en la que se gritó “fraude” hasta el cansancio. Pero no por gritarlo seguido y fuerte se convierte en realidad. Se movilizaron miles en Lima, bastión del conservadurismo peruano, donde Keiko obtuvo el 65 por ciento de los votos. Insólitamente, la movilización para presionar por la anulación de votos de las zonas rurales favorables a Castillo fue convocada bajo el lema “respeta mi voto”. Keiko dio un mensaje, que fue un discurso de campaña, repitiendo lo del “peligro comunista” y, claro, la narrativa del fraude con la que quiere cambiar su tercera derrota consecutiva en una victoria en mesa.
Tranquilo
Por su parte, Castillo permaneció casi todo el día en su local partidario, donde se reunió con sus colaboradores y varios sindicatos. En la noche volvió a parecer en el balcón para hablarle a sus entusiasmados seguidores. “Dejamos en manos de las autoridades para que esto (la decisión del resultado electoral) ya no se prolongue más," agrengó. "No caigamos en provocaciones. El pueblo ha tomado su propio camino”.