El represor pinochetista Walther Klug Rivera, detenido el sábado en la Ciudad de Buenos Aires, pidió ser enviado lo más pronto posible a Chile, de donde había huido semanas atrás. El pedido fue formulado en una audiencia ante el juez federal Julián Ercolini, quien está a cargo del proceso de extradición del teniente coronel retirado. Hasta tanto Ercolini resuelva, Klug Rivera continuará detenido en dependencias de la Policía Federal Argentina (PFA). El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, anunció horas después de la aprehensión de Klug Rivera que el gobierno de Alberto Fernández ya había decidido su expulsión.
La audiencia se hizo por Zoom y duró unos minutos. Klug Rivera le dijo a Ercolini que se allanaba para ser extraditado cuanto antes a Chile, aunque no dio precisiones sobre cómo fue su ingreso al país.
Su presencia en Argentina fue detectada por la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) cuando el 1 de junio quiso abordar un avión con destino a España para seguir hacia a Alemania, donde, por su doble nacionalidad, podía asegurarse que no lo devolvieran a Chile, donde debe purgar una condena por crímenes de lesa humanidad y afrontar una investigación por la desaparición de un estudiante universitario, ocurrida una semana después del golpe contra el presidente socialista Salvador Allende.
Durante el encuentro con el juez, Klug insinuó que estaba arrepentido por haberse fugado de Chile, una práctica ya a esta altura recurrente para el coronel retirado, ya que en febrero de 2020 tuvo que ser extraditado desde Italia. Dijo que lo lamentaba por su familia, pidió una medicación así como tomar contacto con el consulado de Chile y solicitó que se le conceda la prisión domiciliaria mientras está en Argentina. Ercolini deberá analizar el pedido, aunque, a todas luces, resulta improbable que vaya a concederle ese beneficio a una persona que acaba de fugarse, que tiene medios y carece de arraigo en el país. En caso de que el trámite se demore, Klug --de 70 años-- podría ser alojado en un establecimiento penitenciario.
En el juzgado esperaban que llegara documentación desde Chile, vía Cancillería, para terminar de fundar el pedido para la extradición. Klug fue condenado a diez años y un día por las desapariciones y asesinatos de 23 trabajadores de las centrales hidroeléctricas El Toro y Abanico, en la región del Biobío, donde el militar estuvo destinado en los primeros tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. No estuvo ni un día en prisión por esos crímenes porque se fugó antes de que le confirmaran la condena. Italia lo extraditó únicamente para ser investigado por la desaparición de Luis Cornejo Fernández, un joven estudiante de la Universidad de Concepción, pero no contempló el pedido para que cumpla la sentencia del caso Endesa. Chile pidió la ampliación de la extradición, pero, por el momento, no llegó la resolución.
Se espera que Ercolini resuelva en las próximas horas cómo seguirá la situación de Klug Rivera, arrestado el sábado minutos después del mediodía en la calle Moreno al 3000, a pocas cuadras de la Plaza Miserere. Su detención derivó de tareas de inteligencia que hicieron las fuerzas de seguridad, a cargo de Sabina Frederic, tras su intento fallido de salir del país el 1 de junio pasado. En ese momento, la DNM detectó que estaba cargada una alerta de información, pero nada decía sobre detener a Klug Rivera. Mientras se demoró el trámite, Klug perdió el avión. En el transcurso de esos días, desde Chile comprobaron su ausencia y emitieron un pedido de captura internacional, que motorizó Interpol. La división Interpol de la PFA trabajó junto con la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que se dedicó a analizar las cámaras del aeropuerto para contar con imágenes actuales que facilitaran la identificación del militar chileno. Klug, que después de su retiro tuvo una empresa que brindaba servicios de inteligencia, no perdió tiempo: ya tenía otro pasaje con idéntico destino, España-Alemania, para el 20 de junio, pero lo arrestaron antes.
Horas después de la detención de Klug Rivera por parte de la PFA, la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, firmó su expulsión del país por haber ingresado irregularmente a la Argentina. Al no haber oposición del militar para ser enviado a Chile, el trámite debería concluirse en días. Es posible que Klug Rivera prefiera volver a su país durante lo que resta de la presidencia de Sebastián Piñera, que podría garantizarle su prisión domiciliaria.
Según los registros de organismos de derechos humanos trasandinos, Klug Rivera ingresó al ejército en 1966 y en 1973 cursó en la Escuela de las Américas, desde donde Estados Unidos irradió su influencia en la región. Tras el golpe de 1973, organizó un campo de prisioneros en las caballerizas del Regimiento de Infantería 3 de Montaña “Los Ángeles”.