El nombre le sienta de mil maravillas a la regia Adrenalina, pelirroja de trenza kilométrica que batalla a su modo contra el peligro en curso, a la altura de las circunstancias históricas: es, después de todo, la primera adolescente en protagonizar la inoxidable saga Astérix; para más precisiones, en la entrega La hija de Vercingétorix, que acaba de publicarse en nuestros pagos con traducción local, por la editorial Libros del Zorzal. Alcanza ver los primeros recuadros para comprender que no se apichona esta lunga heroína gala de 16 pirulos frente a un invasor implacable, que ha desplegado todos sus recursos para atraparla y criarla “a la romana” en pos de aplacar lo que representa, devenida símbolo de resistencia. Es que su papá, el gran Vercingétorix, jefe de la tribu de los arvernos, tuvo que deponer armas frente a las tropas de Julio César en la batalla de Alesia, pero antes de ser capturado, encomendó a su insumiso pimpollo resistir, cuidar siempre de la libertad.
Como curiosidad, el álbum parte de un dato verídico: el mentado guerrero existió en la vida real, y su derrota fue punto cúlmine de la guerra de las Galias. No así en el imaginario universo de Astérix y su amigazo Obélix, cuya irreductible aldea da asilo a la enérgica Adrenalina, que a su vez intenta desligarse de mandatos para concretar sus propios planes. La ayudarán otros teens del poblado, que comparten y manifiestan inquietudes ecológicas -por el excesivo consumo de carne de jabalí o la polución de las aguas-, a los que no les hace demasiada gracia que las personas mayores resuelvan todo a las piñas en vez de recurrir al diálogo pacífico.
Por cierto, este álbum salió originalmente en 2019, año en que se cumplieron seis décadas del popular cómic, nacido en revista Pilote en el ’59, y fue éxito de ventas a lo largo y ancho con la aventura de la chicuela Adrenalina, a la que muchas personas le encuentran parecido con Greta Thunberg. Se trata del cuarto libro para la franquicia Astérix firmado por Jean-Yves Ferri (textos) y Didier Conrad (dibujos), dupla que mantiene coleando a la legendaria criatura de los fallecidos René Goscinny (guionista, 1926-1997) y Alberto Uderzo (ilustrador, 1927-2020), aggiornándola a los tiempos que corren. De hecho, conscientes de que las mujeres fuertes no son moneda corriente en la saga, han reconocido que las pocas que sí aparecían “estaban ancladas en la dinámica de los años 70 y 80”, que ya no cuela. Para hoy día, una joven capaz de torcer voluntades piratas, cantarle las cuarenta a marineros que dejan un hijo en cada puerto, plantar cara a traidores, tan perspicaz -y un pelín tozuda, todo sea dicho- que tiene a Astérix y Obélix al trote en las casi 50 páginas de la historia.