La formación de profesionales en las instituciones universitarias suele presentarse como un problema que debe analizarse desde la calidad de la enseñanza que identifica a la institución formadora, tanto como desde las características que asumen los “planes de estudio”. Sin embargo, prioritariamente y en primer lugar, es un problema de política académica. Porque la formación no solo constituye un trayecto que se ha pensado en “ideas”, sino también una práctica que da cuenta de lo que sucede a partir de un conjunto de decisiones que pertenecen al ámbito de las políticas académicas.
Estas políticas tanto asignan derechos como crean obligaciones, tanto promueven oportunidades como obturan posibilidades, tanto propician perspectivas de una vida mejor por contar con habilidades y conocimiento certificados en una titulación universitaria como extienden un trayecto formativo a una porción enorme de la vida de las personas.
La pandemia que estamos sufriendo a nivel mundial desde 2020 ha puesto en tensión algunos sentidos que, naturalizados, anidaron durante años en las aulas universitarias: la duración de los estudios, la presencialidad, la formación práctica, los egresos, las vías del aprendizaje, las formas de intervención de la docencia, solo por nombrar algunos de esos aspectos.
Por ello, se avecina un tiempo en el que aparece como necesario tanto un replanteo como la generación de algunas políticas académicas que no solo dinamicen la formación, sino que potencien tanto el derecho al ingreso a una carrera como el derecho a la titulación en la misma si cada uno/a cumple con sus compromisos académicos.
En pos de ello, quisiera enumerar, desde mi punto de vista, algunos de los desafíos del presente para asignar derechos, promover oportunidades y propiciar perspectivas de una vida mejor desde las políticas académicas universitarias:
Toda carrera de grado podría:
TITULACIÓN INTERMEDIA: extender una titulación o certificación de saberes intermedia que acredite que un/a estudiante está ya habilitado para ciertos niveles de desempeño o que se ha apropiado de ciertos saberes básicos que le permitan validar socialmente sus años cursados en una institución universitaria hasta ese momento.
FLEXIBILIDAD: incluir un alto componente de flexibilidad en el plan de estudio a los efectos de poder adecuarlo a las condiciones cambiantes y coyunturales y contener tramos que se aprueben con créditos sobre saberes o desempeños aún realizados fuera de una institución universitaria, a partir de definir un núcleo duro y un núcleo flexible en la formación.
FORMACIÓN EQUILIBRADA: estructurarse a partir de un quántum de formación general (ciudadana, política, artes, competencias genéricas), básica (de la familia de profesiones) y especializada (propia de la profesión) evitando la formación orientada que podría ir a un posgrado gratuito.
DURACIÓN REAL: tener una duración real para un/a estudiante que cursa regularmente que no exceda los 4 años y medio o 5 años de duración.
POLÍTICAS DE EGRESO: prever políticas para el egreso, sobre todo adecuando los formatos de los trabajos finales al tipo de problemas profesionales propios de aquella para la cual se titula.
FORMACIÓN EN LA PRÁCTICA PROFESIONAL: incluir en todas las asignaturas componentes teóricos y de problemas de la práctica profesional articulados entre sí.
PRESENCIALIDAD Y VIRTUALIDAD: incluir instancias presenciales y virtuales evitando concurrir a la institución solo a “escuchar” y mejorando la propuesta de enseñanza con el uso de la variedad de recursos disponibles con las tecnologías “caseras”.
TRAYECTOS COMPARTIDOS: incluir trayectos propios y otros posibles de ser cursados, si se acuerda, en otras instituciones universitarias.
VÍNCULOS ENTRE DOCENCIA, INVESTIGACIÓN y EXTENSIÓN: favorecer las relaciones entre la docencia y las funciones de investigación y extensión reconociendo académicamente esos vínculos.
INTERNACIONALIZACIÓN: facilitar acuerdos internacionales de reconocimiento parcial, titulación y movilidad.
*Docente investigador ordinario en las universidades nacionales de Lomas de Zamora y San Martín. Ex director nacional de Gestión Universitaria.