Difícil encontrar un resquicio en situaciones de polarización extrema. Pero no imposible: el viernes 5 de mayo una delegación de la mesa directiva del Parlasur llegará a Venezuela para entrevistarse con miembros de los tres poderes. El objetivo es ayudar en la superación de lo que el Parlasur define como “crisis institucional”.
El presidente del cuerpo en persona, el brasileño Arlindo Chinaglia, piloteó la creación de un grupo de trabajo especial para el diálogo en Venezuela. Es probable que el mismo viernes se encuentren con la canciller Delcy Rodríguez y con el presidente Nicolás Maduro. “No podemos ver lo que ocurre allí sin tomar ninguna iniciativa”, dijo Chinaglia. “Nuestra idea es contribuir a que la situación política se estabilice y en ese sentido necesitamos hacer esfuerzos tanto con el gobierno como con la oposición. Es un grupo de trabajo de buenas intenciones creado porque ya hubo muertos en Venezuela”, explicó el diputado, que pertenece al Partido de los Trabajadores de Luiz Inácio Lula da Silva.
El uruguayo Daniel Caggiani participó de la creación del grupo. También lo hicieron el argentino Jorge Taiana, el brasileño Roberto Requiao, el paraguayo Alfonso González Núñez y, lo más significativo, el venezolano Luis Emilio Rondón Hernández. Rondón pertenece a la opositora Mesa de Unidad Democrática. Es vicepresidente del Parlasur. “Encarar una gestión de buenos oficios significa ponerse a trabajar”, dijo uno de los participantes del grupo de trabajo a PáginaI12. “Incluso la expresión ‘crisis institucional’ es lo suficientemente amplia como para permitir que cada sector ponga el énfasis en lo quiera pero al mismo tiempo coincida en que hay que más allá de las palabras y las categorías el Parlasur debe comprometerse en una solución.” Una parte de la oposición venezolana suele hablar de “ruptura institucional” y otra de “autogolpe”. El oficialismo prefiere referirse a “ataques fascistas” en lo interno y a “injerencismo” en lo externo.
Criterios
Legisladores que discutieron la cuestión de Venezuela en la sede montevideana del Parlasur comentaron los criterios considerados.
Uno fue mostrar que la salida no debe consistir en el aislamiento de Venezuela. Hasta ahora ésa fue la carta que jugaron los presidentes y los cancilleres de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay cuando suspendieron a Venezuela en su membresía del Mercosur.
El segundo criterio fue, según palabras de uno de los parlamentarios, que “la situación es suficientemente importante como para podamos ser tan frívolos de no meternos para ayudar”.
El tercer criterio apunta a presentar el diálogo sobre la base del respeto a la soberanía popular, lo cual tendría una doble lectura. Por un lado, sería un reconocimiento a la soberanía del presidente Nicolás Maduro, con mandato hasta 2019. Por otro, a la vez implicaría convalidar al Poder Legislativo, dominado por una mayoría opositora al chavismo.
En declaraciones públicas Caggiani, diputado del Frente Amplio y miembro del Movimiento de Participación Popular del ex presidente José Mujica, mencionó que en Venezuela “hay un importante conflicto de poderes”.
Sin embargo reivindicó la oportunidad de fomentar el diálogo político y diseñar una agenda de trabajo “porque hoy ni la Organización de los Estados Americanos es útil, a tal punto que el secretario general de la OEA tomó parte en el conflicto y entonces no puede mediar”. El secretario general es Luis Almagro, también uruguayo y del Frente Amplio, una agrupación caracterizada por dedicarle la mitad de su energía a que las diferencias internas no la partan y la liquiden como opción de poder.
La legitimidad interna de la Bancada Progresista dentro del Parlasur –que nuclea a los parlamentarios de izquierda, centroizquierda y de experiencias nacional-populares– viene del apoyo que antes dio a sus colegas venezolanos. Williams Dávila, un venezolano muy crítico de Maduro, dijo: “El pueblo tomó la decisión de cambiar y el gobierno todavía no se dio cuenta”. Contó a la Agencia Parlasur que para poder llegar a Montevideo tuvo que salir por tierra desde Venezuela. Relató que “mi pasaporte no es dado por válido en mi país, aunque sí en los demás”, por lo cual el problema sería salir de Venezuela y no entrar por ejemplo en Colombia o Uruguay. “Pero la mesa directiva exigió a la cancillería venezolana que yo sea reconocido como parlamentario del Mercosur”, reconoció Dávila. Además de convicciones, la política tiene necesidades. ¿Cómo pelearía la Bancada Progresista por el reconocimiento de Milagro Sala, que es integrante del Parlasur, si les niega los títulos a los venezolanos de la oposición más dura?
Orientales
Suspendida Venezuela y con gobiernos conservadores en Paraguay, la Argentina y Brasil, Uruguay queda transformado en un actor pequeño pero con un software de negociación que puede ser útil para la crisis. En diálogo con PáginaI12 el uruguayo Caggiani se mostró satisfecho con la decisión del Parlasur. “Nuestra iniciativa tiene poder moral”, dijo. “No es vinculante pero cobra fuerza y resulta necesaria porque muchos organismos internacionales van quitando de sus agendas la necesidad de diálogo en Venezuela”, dijo. Mencionó al Mercosur, que a su juicio tiene una “posición belicista”, a una Unión de Naciones Suramericanas menguada en su dedicación tras la salida de Ernesto Samper de la Secretaría General y a una OEA partida. “Por eso nosotros queremos hablar tanto con Maduro y Delcy Rodríguez como con el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges”, explicó Caggiani. Borges es una de las figuras de la oposición venezolana.
El propio Mujica está preocupado por la situación en Venezuela y por el riesgo de que peligre la frágil paz colombiana. “He intentado explicar que el problema de la paz es una cuestión de principios”, dijo Mujica. “Porque estamos hablando de la vida humana. El único bien trascendente que tiene el ser humano es el milagro de estar vivo. Y como eso es algo tan cotidiano, parece que no tiene valor. Pero es la única cosa que tiene valor. ¿Por qué luchamos por vivir? ¿Por qué hacemos tanto esfuerzo por no morir? ¿Por qué queremos alargar la vida? Bueno, porque es el único bien importante que tenemos.” El presidente Tabaré Vázquez declaró el 26 que se opone a aplicarle a Venezuela la Carta Democrática, que sería el preludio de la exclusión de la OEA. Afirmó: “El objetivo es evitar que las cosas se radicalicen, que haya acuerdo político y elecciones democráticas, como en la mayoría de los países”.
Visiones
Venezuela anunció que se iría de la OEA pero no del Mercosur. Aun en medio de la suspensión la canciller dio instrucciones de seguir discutiendo dentro del mercado común. El 25 de abril participó de un debate a raíz de la controversia sobre si su ritmo de adecuación de las normas del Mercosur alteró los tratados. Venezuela sostuvo que no violó las normas. “Ha cumplido con más del 95 por ciento de sus tareas de adecuación, bajo los principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio, y manifestó un compromiso tangible con la integración y particularmente con la dimensión social del Mercosur”, dijo la embajada en el organismo.
En la propia Venezuela hay actitudes, tácticas y visiones distintas sobre la crisis interna. El semiólogo Arlenin Aguillón, por ejemplo, se niega a hablar de “oposición” sin establecer diferencias. “La oposición venezolana ha sido, es y será un conjunto de fracciones”, escribió. “No se puede acusar a toda la oposición como ente responsable de asesinatos, vandalismo, violación de derechos humanos, sicariato, etcétera. ¿Por qué no se puede? Porque allí, de forma automática, entra un número elevado de ciudadanos y ciudadanas que desean otro gobierno en Miraflores y tienen ese derecho. Una fracción combate con armas, coloca bombas, ataca hospitales, bloquea avenidas, coloca guayas para degollar. Otra fracción ejecuta manifestaciones políticas garantizadas por las leyes venezolanas y avaladas por el gobierno nacional. Ahí está el detalle.”
Los parlamentarios confían en una carta a su favor: la convocatoria a elecciones de gobernadores por parte de Maduro, que el presidente ya anunció. Luego deberían seguir las de alcaldes. Son jugadas riesgosas para el gobierno si continúa la tendencia de las últimas legislativas, donde se impusieron las fuerzas opositoras. El chavismo podría ver alterados los números actuales, que lo muestran controlando 20 sobre 24 gobernaciones. Pero sin esa convocatoria a Caracas se le complicaría la obtención de apoyos externos fuera de los gobiernos del ALBA y de quienes tienen cariño por el chavismo.
Ese matiz es crucial, por caso, en la forma de analizar las 26 muertes ocurridas en los últimos tiempos. Los opositores duros endilgan todos los muertos al gobierno. El gobierno responde con indicios de que hay bandas armadas produciendo sabotajes y asesinatos. Este diario pudo saber que los mismos simpatizantes del chavismo cuentan con un sistema de comunicación permanente para analizar cada muerte y cada incidente en tiempo real, primero, y luego con investigaciones basadas en datos confiables.
El grupo de ex altos funcionarios que viene acompañando el diálogo emitió un comunicado en el que toma las cifras de la Fiscalía General de Venezuela sobre “los hechos de violencia (que) han costado la vida a 26 personas, lesiones a 437 y múltiples detenciones”. El español José Luis Rodríguez Zapatero, el dominicano Leonel Fernández, el panameño Martín Torrijos y el colombiano Samper dijeron en un comunicado que “el ejercicio legítimo del derecho a la protesta social no puede terminar en hechos de violencia que afecten la integridad física de ningún ciudadano”, cualquiera sea el origen o motivación de los hechos. “Con el mayor respeto, también renovamos el llamado a todos los actores políticos de Venezuela para solucionar de manera pacífica y democrática sus controversias”, exhortaron los ex presidentes de gobierno y de Estado.