Muhammad Yunus es el único economista del mundo que recibió un Premio Nobel...de la Paz. A pesar de que su premiada tarea está vinculada estrictamente a lo económico: logró que en Bangladesh, unas 25 millones de mujeres que no tenían ni la más remota chance de acceder a un crédito bancario recibieran microcréditos para poder llevar adelante sus emprendimientos. Mateo Bartolini, que hoy tiene 26 años y está a cargo del Fondo Nacional de Capital Social (Foncap) hizo una pasantía de dos meses en Bangladesh trabajando con Yunus y estuvo un mes y medio trabajando en el banco banco Grameen, que creó el economista. Asegura que con la gestión en pandemia siente que envejeció 10 años, pero está orgulloso de poder aplicar en su país algunas de las cosas que aprendió en el extranjero.
"Bangladesh fue una oportunidad para ver cómo era posible que una persona que no tenía incorporada la palabra colegio en su casa un día encontró la posibilidad de subirse a una bici a vender al mercado sus cuatro plantas", dijo a PáginaI12.
En lo que lleva de gestión frente al FONCAP, llevó educación financiera a 276 comedores populares. En criollo, fue a enseñarles a las mujeres en una primera etapa desde cómo acceder al IFE, a explicarles cómo transferir plata desde el celular o a alertarlas de que los cajeros (por entonces) no tenían por qué cobrarles por sacar plata.
De Yunus, dice que admira que "es alguien que hace treinta años sabe lo que quiere hacer y lo sigue haciendo. Empezó prestándole 50 dólares a una mujer de la aldea que hacía artesanías y entendió que los pobres no necesitaban donaciones, sino créditos. Recibió dinero de la Corona de España y de la de Mónaco y de las del banco y la devolvió en ambos casos".
Y el banco fue un éxito: las mujeres que recibieron el dinero lo devolvieron en un 98 por ciento y hasta llegaron a ahorrar para seguir invirtiendo.
Un golpe del azar
El macrismo tenía toda la intención de cerrar el FONCAP: si no hubiese sido porque la Reina consorte de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta, visitó la Argentina cuando gobernaba el expresidente y se interesó por los microcréditos, el líder de Juntos por el Cambio no hubiese hesitado en hacerlo. Pero se contuvo.
Bartolini hubiese tenido que reabrirlo. Pero a veces --las menos-- el azar juega para los que menos tienen. De todos modos, no es que el actual titular lo haya encontrado en las mejores condiciones. "No tenía equipo de gestión, el 7 de marzo se nos rompió toda la presencialidad. Pero a pesar de la pandemia, recuperamos la política de educación financiera en Argentina. La llevamos a 276 comedores populares", sostiene. Traducido, eso quiere decir que le enseñaron a la gente que no sabía cómo hacerlo desde a cobrar el IFE, que fue una de las tareas más importantes en el AMBA en la primera etapa de pandemia, hasta qué es un CBU o cómo se transfiere plata desde un celular.
El FONCAP otorga microcréditos en todo el país. A Bartolini lo marcaron especialmente dos experiencias. En Misiones, un ex combatiente de Malvinas recibió un microcrédito para su carpintería. "Y me quedé con un taco de madera de recuerdo", cuenta.
Y en Salta, a una mujer a la que se le había incendiado el PH en el que vivía y empezó a hacer humita en el pasillo le dieron un microcrédito para algo tan básico como poder comprar choclo.
El funcionamiento del FONCAP es complejo, pero en líneas generales depende del Ministerio de Economía, de donde salen los recursos económicos. "Somos como un mayorista del microcrédito", define. Y se enorgullece de haber triplicado la inversión desde 2019 y de que hoy haya presencia de la institución en todo el país cuando al asumir sólo había filiales en 13 provincias.
Perspectiva de género
La impronta que quiere darle a la gestión incluye la perspectiva de género. "Por primera vez hay un protocolo de perspectiva de género en créditos para las finanzas. Si sos una institución con mayoría de mujeres, por ejemplo, te bajamos la tasa".
Algo que le preocupa es que las mujeres tengan claro que el dinero es para el emprendimiento y no para sus familias.
En este momento, hay en el país 10.000 personas inscriptas en un programa de educación financiera público, gratuito y federal. "Nunca pasó", asegura.
Para el final de su gestión, asegura que su sueño es que "si a una persona no le dan un crédito en un banco sepa que se lo pueden dar en el Foncap. Que los excluidos de los bancos sean los incluidos del Foncap".