–El 19 de septiembre lo operaron de la rodilla y el 7 de octubre escribió en Twitter “primera etapa de mi recuperación concluida. Todo 10 puntos…”. ¿Cuánto le falta para volver?
–Esta semana pasada arranqué a entrenar a la par del grupo y este martes pude hacer fútbol con mis compañeros. Obviamente con precaución, teniendo en cuenta que algunas cosas tal vez no convengan hacerlas por el momento. Hasta ahora venía entrenándome diferenciado con el kinesiólogo Jorge Macagno.
–¿Cómo se siente ahora que se lo está exigiendo más?
–Bien, contento porque no me duele. Voy agarrando fuerza, tomando ritmo, así que espero seguir de esta manera. Cuando esté con el grupo una o dos semanas y Diego (Aguirre, director técnico) vea que estoy para jugar o para ir al banco se dará la vuelta. El lo va a decidir. Pero es importante agarrar el ritmo que tienen los que vienen entrenando y jugando y que, por ahí, hoy no tengo.
–Además de lo físico, ¿buscó algún apoyo desde lo psicológico para encarar la recuperación?
–Sí, siempre. Tenemos a Rubén (Castro, psicólogo social y deportivo) que nos ayuda. Está atento constantemente, nos pregunta cómo estamos. A veces hacemos charlas grupales y otras individuales.
–El mundo del fútbol muchas veces se mostró reacio a la ayuda de estos profesionales. ¿Los jugadores le “perdieron” el miedo?
–Sí, porque el fútbol va cambiando. Y en ese sentido también cambió. En todos los planteles hay un psicólogo. Me acuerdo que cuando estuve en el Mundial Sub-20, en 2001, ya teníamos a Marcelo Roffé por ese entonces. Ahora se está viendo más seguido. Nosotros lo tenemos y nos ayuda mucho.
–¿Cómo observa el presente de San Lorenzo? Es el único equipo con aspiraciones en tres frentes: Copa Sudamericana, campeonato local y Copa Argentina.
–La verdad que lo veo muy bien al equipo. Por ahí estos últimos tres partidos tuvimos un bajón. Contra Estudiantes se perdió (2-1) y por la Sudamericana se empató (1-1), al igual que contra Newell’s (2-2). Pero estamos bien, seguimos en los tres frentes con la mentalidad de quedarnos con algún campeonato.
–En el partido de ida de la semifinal de la Sudamericana, en el Nuevo Gasómetro, el equipó pareció sorprendido por Chapecoense. ¿Cómo imagina la revancha del 23 de noviembre en Brasil?
–Los partidos hay que jugarlos. Y si bien siempre hay un favorito por la grandeza de la institución, como en este caso San Lorenzo, hay que definirlo en la cancha. Por ahí te levantaste mal y el rival bien, no tuviste un buen partido y lo perdiste o empataste. En este caso no fue uno de los mejores partidos, pero hubo algunos buenos momentos. No se perdió y sabemos que tenemos plantel para ir a Brasil a ganar.
–Fernando Belluschi llegó a la Selección y hay jugadores en grandísimo nivel. ¿Se puede soñar con alguno de los títulos?
–Sí, obviamente que es difícil, pero estamos para eso. En la Sudamericana habrá que hacerse fuerte de visitante, el campeonato es largo y en el corto plazo tenemos el partido de cuartos de final de la Copa Argentina contra Gimnasia. Estamos entrenando y trabajando para lograr algo. Ojalá se nos dé porque tenemos un lindo plantel y un grupo humano bastante bueno.
–¿Cómo palpita la vuelta a Boedo? El básquet ya puso primera en la inauguración del polideportivo Roberto Pando.
–Es muy lindo, un sueño. Todos esperábamos esto. La vuelta a Boedo, el polideportivo, lo bien que le va al básquet (último campeón de la Liga Nacional), un montón de cosas. Esto se podía soñar en el pasado, pero no se lo imaginaba tan pronto y está sucediendo. Siempre dije que desde la llegada de Marcelo (Tinelli) y Matías (Lammens) el club cambió muchísimo y eso se ve. La gente lo disfruta. El hincha está contento y a la espera de cosas nuevas. Como el estadio en la avenida La Plata, que todos lo desean.
–Hablaba recién de los dirigentes. ¿Cómo se lleva con el presidente, Matías Lammens, y con el vicepresidente, Marcelo Tinelli? ¿Les puede manifestar las necesidades del plantel?
–Todo el tiempo estamos comunicados. Vienen en la semana, en los partidos, siempre están presentes y en esos momentos hablamos de todo lo que pasa en el club. Son personas que quieren mucho a la institución y el vínculo es muy fluido.
–Tiene 35 años. ¿Hasta cuándo proyecta su carrera?
–La idea es renovar por seis meses más, hasta junio del año que viene. Después se verá. A los 35, 36 años, sabemos que estamos en lo último de la carrera. Por eso se vive mucho el día a día. Por ahí un día estás bien y al otro no tanto. Son sensaciones. Hoy me siento muy bien, recuperado y con ganas de seguir jugando. A partir de junio se verá.
–¿Cómo imagina el día después?
–Ya estudié y me recibí de entrenador. Me gustaría seguir ligado al fútbol, que es lo que realmente me gusta. Pero uno no sabe todavía. Quiero seguir jugando, tratar de pasarla bien y disfrutar este último tiempo que me queda. Y el día de mañana sí me gustaría continuar como entrenador, pero por ahora es un deseo.
–¿Le queda algo por lograr en el fútbol? Es el jugador con más títulos en la historia de club…
–Sí, siempre hay objetivos. Salir campeón, aunque lo hagas diez o veinte veces, es lo mejor que te puede pasar. Dar una vuelta olímpica en cualquiera de los campeonatos sería algo muy lindo. Ojalá este año se pueda lograr porque lo merecemos.
–¿Pesa la idolatría en algunos momentos?
–No me pesa, lo disfruto. Todo ese cariño que me da la gente trato de devolvérselo dentro del campo de juego. No tengo otra manera. Y afuera me manejo con respeto cuando me piden un autógrafo o alguna foto. Uno tiene que estar siempre con buena cara para retribuir todo el afecto que recibe.
–¿Hay lugar para los enganches en el fútbol argentino? A Andrés D’Alessandro en River y a Oscar Romero en Racing, con características similares a las suyas, los ubican sobre la banda.
–Está difícil, cada vez hay menos. Los van tirando a los costados. Eso ya viene un poco de las divisiones inferiores. En mi época se jugaba mucho con enganche y ahora no tanto. Se está utilizando más el 4-3-3, como juega San Lorenzo. Con dos bien abiertos, un centrodelantero y tres en el mediocampo. El fútbol va cambiando. En Europa tampoco se ve al enganche. Este tipo de jugador ahora tiene otra clase de funciones. No sólo manejar al equipo, sino también tirarse al carril, volver en la marca con algún lateral. El fútbol moderno se desarrolla de esta manera y hay que adaptarse. Si a mí me toca retroceder con algún lateral o volante no tengo problema porque puede servir para ayudar al equipo. Otros tal prefieren hablar con su técnico para no hacer esa función.
–Por último, le pregunto por un director técnico que conoce, Edgardo Bauza. ¿Cómo vio sus primeros pasos en la Selección?
–En el caso del Patón está a la vista todo lo que sabe como entrenador y todo lo que ganó. Pero tiene algo más importante, lo que es como persona. Eso es fundamental. Es un gran tipo, al igual que su cuerpo técnico. Siempre tenemos los mejores recuerdos de él. Por ahí no pudo comenzar de la mejor manera en la Selección, pero pienso que con la calidad que tiene, con sus cualidades y con el mensaje que baja la podrá encaminar y no tengo dudas que vamos a clasificar al Mundial.
–¿Cuáles considera sus virtudes principales?
–Sabe mucho de fútbol y conoce cómo manejar el grupo, eso es fundamental. Porque no siempre es fácil convivir con treinta jugadores. Tiene una calidad humana espectacular y le deseo lo mejor.
Leandro Romagnoli, el último enganche del fútbol argentino, se prepara para volver
“Estoy recuperado y con ganas”
En la previa del duelo con Gimnasia por la Copa Argentina, el ídolo de San Lorenzo, operado de su rodilla derecha en septiembre, halagó el nivel de juego de sus compañeros, reconoció que sueña con sumar otro título, que disfruta la idolatría y que imagina su futuro como técnico.
Este artículo fue publicado originalmente el día 17 de noviembre de 2016