Al colgar la videollamada con Fus Delei, los adjetivos que más retumban son "exploración" y "experimentación". Si bien parecen lugares comunes (al igual que sucede con la "reinvención") en una época pandémica en la que se impuso renovarse, el grupo platense viene cocinando la trascendencia apenas cerró la etapa de su disco debut: Ideas para un mundo imaginario (2017). Por lo que el flamante Dímelo (2021) es básicamente la puerta de entrada hacia otra dimensión. Es como una suerte de Dark, aunque sin tantos saltos en el tiempo y el espacio.
"Hubo cambios en la banda, en nuestra búsqueda y en lo que aprendimos musicalmente", enumera Agustín Buaon, quien de tocar la guitarra pasó a estar en los sintetizadores. "Eso nos llevó a una instancia radical", añade. En tanto que su frontwoman, Desaria Klimavicius, resalta: "Todo sucedió en poco tiempo. Si antes armábamos las ideas en la sala de ensayo, y les dábamos forma ahí, poco a poco empezamos a producir con el Ableton y la computadora. Eso impactó en las canciones. Para nosotros, la distancia entre el primer disco y el nuevo es de diez años. Pero sólo pasaron cuatro".
Suele decirse que negar el pasado es una condena a repetirlo. Pero la terna no lo hace en su segundo álbum: sólo intenta crear un mundo todavía mejor, más divertido y especialmente glamoroso. Por más que sólo ellos, y algunos afiebrados más, quepan en él. Adentrarse en las fauces de este desconcierto fashionista seguramente genera urticaria en quienes padecen de escepticismo social. Sin embargo, aún no se inventó una Sputnik para eso.
"Cuando imagino al público escuchando nuestra música, y especialmente las letras, pienso en ese momento de introspección en el que empiezan a buscarse a sí mismos", hipotetiza Desaria. "Capaz me equivoco con eso, pero es lo que deseo. Nos gusta jugar con la primera impresión, que incomode e incluso que llegue a molestar." Desde otro cuadradito del Zoom, Agustín completa: "Nos gusta romper con lo musical y conceptual, e invitamos a lo mismo. No me refiero a romper todo, sino ciertas cosas que puedan generar algún tipo de llamado. Ciertos sonidos o molestias tímbricas, referencias del glitch y del punk digital".
La incomodidad que mueve al mundo
Si su propuesta germinal llegó a ser catalogada como "metal pop", a Dímelo, en un ejercicio de etiquetas desfachatado, podría considerársele "electrónica no binaria". Y no por una cuestión de dígitos, sino de género. "Buscamos algo diferente a lo que ya está", certifica la vocalista y guitarrista de la banda. "Y para eso sirve mucho poner el ojo en lo que pasa en el resto del mundo, como lo que hacen Charli XCX o la música industrial alemana. Eso nos termina dando más diversidad."
Sólo por eso pueden darse el lujo de llamar Joda de techno a una canción que tiene más de joda que de techno. "En una noche de 2019, me encontré con la dualidad de salir para moverme o de quedarme en casa por la paranoia", revela Desaria. "Hay cosas que no tienen respuesta, ésa era idea principal de la canción." Mientras que Agustín completa: "A mucha gente de nuestra edad le pasa que va a fiestas electrónicas para seguir a los demás, no porque tienen ganas. Por eso aprovechamos para hacer un tema anti techno. Nos gusta jugar con los contrastes".
Por más que están aunadas por un mismo formato, la decena de canciones que componen Dímelo se comportan como micropelículas. "Desde el principio, pensamos que cada canción funcione como un single. Que tenga su propio universo", explica Desaria. "Si bien las letras no necesariamente están relacionadas entre sí, hay un denominador común: la inconformidad. Entonces funciona para saber a qué se debe esa incomodidad, si tiene respuesta."
Amén de traccionar el rupturismo, el ADN platense del grupo queda en evidencia en Atlántida hundida, single que invoca a Federico Moura. Pero despegándose de la obviedad. "En un documental que vi en Cine.ar, él pregunta: '¿Qué es lo que no quiero?'. Lo anoté y lo incluí en el tema porque me pareció una parte muy real", recuerda la líder del proyecto. Aunque el frontman de Virus también sirvió de musa para la canción Grito en la oscuridad. "Hay un pasaje que reemplaza 'tomo lo que encuentro' por 'dejo lo que encuentro'. Pero si bien Virus nos marcó en algún momento de nuestras vidas, no es una referencia constante para hacer canciones."
Luego de beber de las fuentes de la tradición musical platense, hoy Fus Delei forma parte de su comunidad. "No sé si respetamos a rajatabla la identidad platense, pero nos gusta", aclara Agustín, que además se reconoce como parte de la avanzada de artistas que surgió con el auge la electrónica de La Plata, a partir de 2015. "Peces Raros, y muchos otros proyectos, se acercaron a eso. A pesar de que esa escena nos atrajo mucho, no quisimos ser una banda de electrónica, ni tampoco de indie", define el músico. "Pero si querés encasillarnos, metenos en el primer grupo. Crecimos ahí."
A propósito del título de su primer álbum, la pregunta hoy es que quedó de esa época: ¿la libertad o el libertinaje? "El disco debut lo hicimos a las apuradas porque queríamos que la gente escuchara lo que hacíamos. Es más rockero y está lleno de ansiedad adolescente. Incluso se nos hizo insostenible seguir tocándolo", reconoce Desaria. "Dímelo es más maduro en las letras, en la producción y en el tiempo que le tocó. Queríamos hacer algo diferente, algo que sonara a la actualidad de la banda y también a nuestro futuro."