A pesar de las presiones del poder fáctico, de las campañas antivacunas, de los intentos por boicotear las medidas de cuidado por parte de una oposición política irresponsable que permanentemente intentó sabotear los esfuerzos para aminorar el daño de la pandemia, el gobierno nacional logró evitar que el sistema de salud colapsara ante un crecimiento exponencial de los contagios. Hoy, pese a los ataques cotidianos de los medios en manos de la derecha y de personajes de la política que actúan como lobbystas de los grupos de poder norteamericanos, ya tenemos en nuestro país más de 20 millones de vacunas.
Esto demostró la importancia de un Estado presente para garantizar derechos en medio de la pandemia y, de yapa, nos permitió hacernos una imagen aproximada, por contraste con los emblemas del negacionismo neoliberal como Trump y Bolsonaro, de lo que habría ocurrido en Argentina si Macri hubiera resultado electo en 2019.
Sin embargo, esas políticas necesitan verse acompañadas por un relanzamiento de medidas proactivas que abran las compuertas de la actividad económica para revertir los estragos que dejó el macrimo y profundizó el virus.
Al final del primer semestre enfrentamos un descenso de salario real de casi 8 puntos del poder adquisitivo en el sector privado y de 8.5 por ciento en el público. Esto suma una pérdida del 28 por ciento si contabilizamos el arrastre de lo que perdimos durante cuatro años de gobierno macrista.
En los hogares de la Argentina el costo de los alimentos en permanente ascenso es un factor que licúa los aumentos de los salarios logrados en los primeros tramos de las paritarias de este año. Los formadores de precios terminan apropiándose de las recomposiciones salariales que obtuvimos. Esto a la vez impide el efecto reactivador de la demanda necesario “para encender la economía” y recuperar el consumo interno y la producción y así revertir el desempleo.
Ante esta realidad, proponemos una serie de medidas para inyectar recursos dirigidos a una recuperación sobre la base de privilegiar fundamentalmente a las pequeñas empresas y el cooperativismo como factores de la reactivación.
De lo contrario, la oposición neoliberal no va a mostrar el más mínimo pudor en aprovechar electoralmente los problemas reales que se sienten en los bolsillos de los sectores populares. No importa que hayan sido ellos los responsables de la miseria planificada a fuerza de especulación financiera, endeudamiento externo y ajuste fiscal. Los tendrá sin cuidado haber batidos records en fuga de capitales y tarifazos. Tampoco se harán cargo de haber sido precisamente quienes destruyeron infinidad de pymes y micro empresas. Ninguno de estos datos impedirá que los propietarios del copyrigh del hambre y la exclusión se rasguen las vestiduras ante la pérdida de salario real y empleo. Si no logramos mejorar en lo inmediato los ingresos y la calidad de vida de las mayorías, ese hecho va a ser utilizado para socavar las bases de sustentación del Frente de Todos
Aumentar la capacidad de consumo de los que menos tienen no es sólo un acto de justicia, es la única posibilidad de una recuperación sobre la base de privilegiar a las pymes y el cooperativismo que son los que más empleo generan.
Para ello, proponemos un aumento salarial de emergencia con sumas a cuenta que luego se incorporen en las paritarias. Este incremento debe trasladarse también a las jubilaciones, pensiones y Salario Mínimo Vital y Móvil. Junto a esto, el Estado debe endurecer las acciones necesarias para impedir que la remarcación de precios siga siendo utilizada como mecanismo de ampliación de la tasa de ganancia de los grupos que por su posición hegemónica controlan el mercado de la alimentación y de los insumos de uso difundido. Al mismo tiempo, es el momento de utilizar todos los recursos disponibles para una reactivación contundente de la inversión en emprendimientos de obra pública a través de la construcción de viviendas, tendido de redes cloacales y reforestación para mejorar las condiciones del medio ambiente, entre otras que requieran utilización de mano de obra intensiva.
Si demoramos en la puesta en práctica de estas políticas públicas, los mismos que siempre postergaron al infinito el bienestar popular con los argumentos de sanear la economía para crecer primero y derramar después, regresarán oliendo sangre como muertos vivos de una película de terror cuyos sucesivos remakes apenas cambian los nombres de algunos actores.
* Secretario general de la CTA y diputado nacional por el Frente de Todes.