Un libro escrito por dos periodistas del Washington Post asegura que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, (foto) propuso mandar a la base militar de Guantánamo a compatriotas contagiados de coronavirus en el exterior. Según los autores, Yasmeen Abutaleb y Damian Paletta, el magnate habría sugerido la idea hasta dos veces en febrero del año pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía no había declarado la situación de pandemia y los casos conocidos de covid-19 se concentraban en el continente asiático.
"¿No tenemos en propiedad alguna isla? ¿Por qué no enviarlos a Guantánamo? Nosotros importamos bienes, no vamos a importar un virus", habría dicho el exmandatario estadounidense durante una reunión con sus colaboradores más estrechos en la Casa Blanca. Los extractos del libro fueron publicados por el Washington Post, uno de los grandes diarios estadounidenses más críticos con Trump a lo largo de su mandato, especialmente por su gestión de la pandemia.
Según la investigación, que contó con más de 180 entrevistas a personas cercanas al expresidente, los presentes en la sala reaccionaron "estupefactos" a la idea y le hicieron saber a su autor que "generaría rechazo poner en cuarentena a turistas de Estados Unidos en la misma base caribeña en la que el país recluye a los sospechosos de terrorismo".
El libro, titulado Escenario de pesadilla: dentro de la respuesta de la Administración Trump a una pandemia que cambió la historia, relata además de ese episodio un proceso de toma de decisiones "caótico y a menudo tosco" en la Casa Blanca, cargado de "luchas por el poder".
Otro libro, publicado en 2019 por Miles Taylor, un exfuncionario de seguridad nacional, informó que Trump había sugerido enviar inmigrantes a Guantánamo. Según el autor, el exmandatario propuso designar a todos los migrantes que ingresan al país sin permiso como "combatientes enemigos" para luego enviarlos a la cárcel de máxima seguridad.
En el enclave militar que Estados Unidos tiene en Cuba solo quedan 40 de los cerca de 800 reclusos que llegó a albergar tras su apertura en 2002 ordenada por el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001.