Gisela Dohm es integrante del área de políticas del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). Licencidada en Sociología y magíster en Desarollo Humano, en 2010 trabajó en el informe “Sexo y Poder ¿Quién manda en Argentina?. Diez años más tarde, en 2020, desde ELA se recuperaron los datos del relevamiento de los puestos de máxima decisión en los distintos ámbitos de la vida pública, social, política, cultural y económica. Las diferencias entre la foto que refleja el informe del 2010 y la foto del 2020 están mediadas por las acciones, demandas y la masificación del movimiento feminista: el movimiento Ni una Menos que empezó a acumular la marea en 2015, el primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de 2016 -en aquel momento de mujeres-, la internacionalización de la huelga a partir del 8 de marzo de 2017 y la consigna “Trabajadoras somos todas”, la transversalidad del debate sobre el aborto legal en el Congreso y finalmente su sanción el año pasado. En este camino, mujeres, lesbianas, travestis y trans en los sindicatos tuvieron un protagonismo fundamental. Sin embargo, el informe de 2020 muestra que la actividad sindical es un espacio duro para la participación de mujeres y diversidades: en las Confederaciones la participación femenina no sólo no aumentó como en el resto de los rubros, sino que bajó: en las Confederaciones del 14% al 13%, en las Federaciones de un %5 a un 2% y en los sindicatos de un 5% a un 3%.
“Hay muchísimas mujeres sindicalistas formadas y preparadas para estar en los puestos de decisión, vienen dando discusiones y moviendo la agenda. Lo que sucede es que hay dificultades para que puedan acceder a los espacios de liderazgo, incluso para sectores ampliamente feminizados como puede ser la docencia, así y todo, los cuadros de conducción son masculinos”
¿Qué fue lo que encontraron en esta actualización del informe “Sexo y Poder. ¿Quién manda en la Argentina??”
Encontramos una disparidad con respecto a la representatividad de mujeres en los distintos ámbitos. Hubo sectores que después de una década tuvieron un avance significativo y otros sectores que están igual o que tuvieron retroceso. Dentro de los sectores en los que encontramos mayores avances se encuentra, por ejemplo, el poder legislativo en donde hay un escenario más cercano a la paridad.
¿En qué sectores relevaron un retroceso?
El sector de la economía y específicamente el sindical es uno de los sectores en donde encontramos retrocesos si miramos las posiciones #1 y 2# en términos de jerarquía. En el 2010 había una participación del 5% de mujeres en puestos de mayor jerarquía y, a la luz de todo lo que han traccionado los feminismos, hoy encontramos que tan solo el 3% de esos espacios están ocupados por mujeres.
Existe en Argentina la Ley 26674, sancionada en Noviembre de 2002, de Cupo femenino que reglamenta el 30% de puestos representativos en las asociaciones sindicales
Es una ley que está ampliamente incumplida porque no logra traccionar una presencia de mujeres significativa en las cúpulas sindicales.
¿Qué dice esa foto que ustedes pudieron obtener a través del informe en el escenario de los sindicatos?
Dice que hay uno de cada cuatro puestos que son ocupados por mujeres, esto está muy alejado de la paridad. Pero, además, esa foto nos muestra que no solo existe una segregación vertical, sino que hay una marcada segregación horizontal, eso quiere decir que las mujeres que acceden a posiciones al interior de los sindicatos están muy sobrerrepresentadas en secretarías, subsecretarías o prosecretarias vinculadas a temáticas de roles femeninos: secretaría de la mujer, secretaría de la familia o secretaría de servicios sociales. Son lugares que tienen menor peso en la toma de decisiones o en el acceso a espacios paritarios que es donde se incide para la ampliación de los derechos laborales.
No es lo mismo hablar de cupo de que de paridad.
Claramente. La ley de Cupo representa el 30% de la representación femenina en los espacios de decisión. Cuando hablamos de paridad es el poder alcanzar el 50% y 50%: ese es un debate actual y abierto.
Pero hoy ni siquiera se cumple con la ley de Cupo.
Es una Ley que tiene más de 15 años y no se cumple. La pregunta que aparece es ¿Cuáles serían los mecanismos que vamos a instrumentar para poder alcanzar la paridad? Aparentemente con la norma no alcanza para poder dinamizar un acceso de las mujeres a posiciones de conducción y no a espacios que no tengan incidencia en la toma de decisiones de la agenda sindical.
¿Cómo se aborda este debate pensándolo incluso desde una perspectiva no binaria? Parece muy lejano.
Si. Hay una ausencia absoluta de una perspectiva de diversidad e incluso te diría de interseccionalidad, no solo pensando en términos de diversidad sexual sino también en la pregunta ¿Quiénes son esas mujeres que pueden acceder a lugares de decisión pensando en términos interseccionales? Es esa otra de las dimensiones que aborda el informe “Sexo y poder”. ¿Cuántas de esas personas que llegan forman parte del colectivo LGTBIQ*?. Es importante poner el foco en una representación y un liderazgo que fueron traccionando los feminismos. Hay sectores que tienen una mayor permeabilidad de las demandas de la agenda feminista. Claramente en el mercado de trabajo se ve una dificultad notable en la participación de mujeres en cargos de representación. Sin duda la organización del trabajo perpetúa una división sexual que nos deja en muchos lugares tradicionales como cuidadoras y responsables de lo doméstico y reproductivo y penaliza de alguna manera nuestra participación en espacios de poder y de liderazgo.
Desde hace dos años ELA en conjunto con UNICEF vienen llevando adelante un trabajo para poder dinamizar la agenda de los cuidados en los convenios colectivos de trabajo, lo que escucharon en primera persona de las trabajadoras y de las representantes sindicales fue la dificultad para acceder a los espacios de representación paritaria.
El trabajo se centra en generar datos sobre la participación de mujeres y varones en espacios paritarios relevados desde el 2015 hasta la actualidad. Allí se aborda cuántas son las que finalmente se sientan en la paritaria. Y creo que es importante, en este momento en el que se están discutiendo cargos dentro de las Confederaciones y donde se está visibilizando la necesidad de que las mujeres estén en los espacios de decisión, poder debatir sobre el poder real que necesitamos para dar las discusiones que muevan la representación en un escenario muy crítico para las mujeres y el mercado del trabajo.
El informe señala que de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2019) 31, si bien las mujeres que están insertas en el mercado laboral son más propensas a afiliarse a sindicatos y organizaciones de trabajadores que los varones, así como a tener mayor nivel educativo en general, su representación sigue siendo menor en las estructuras de liderazgo, tanto en los sindicatos como en las empresas. Se sigue observando que se reproducen dinámicas que perpetúan la imagen de la mujer como cuidadora y de los varones como proveedores. Las reivindicaciones por políticas de corresponsabilidad en los cuidados que permitirían cerrar brechas de género no se encuentran entre las prioridades sindicales; y que a su vez los canales de incorporación de nuevas demandas se encuentran obturados para la participación femenina, debido a las lógicas institucionales sindicales.
Se habla de una economía vapuleada por la pandemia lo cual es cierto, pero también el lugar de las mujeres es aún más crítico con respecto al trabajo.
La pandemia impactó de manera muy crítica a todo el mercado de trabajo, pero por supuesto nos impacta diferencialmente a las mujeres y más específicamente a las que tienen a su cargo las tareas de cuidado. La caída de la actividad en los momentos más duros de la pandemia representó para las mujeres una caída del 8.8 % en los trimestres donde hubo mayores restricciones y los datos del Ministerio de Economía evidencian que la salida de la crisis es mucho más difícil para las mujeres por los condicionamientos que tenemos respecto a las tareas de cuidado y a las propias segregaciones que tiene el mercado de trabajo.
Se vuelve aún más imprescindible una representación con perspectiva de género...
Sí, y los debates en torno a la representación y el poder deben poder dar cuenta de la necesidad de motorizar estas demandas y en esa foto en donde solo hay participación de referentes varones queda muy restringida la posibilidad de visibilizar esas demandas.