Sin preámbulos, Marcelo Sebastián D’Alessio le envió el 3 de enero de 2018 un correo con los registros migratorios del empresario Gabriel Traficante al periodista de Clarín Daniel Santoro. Se trataba de una información a la que D'Alessio sólo podía acceder por sus buenos vínculos con servicios de inteligencia o áreas sensibles del Estado. Para entonces, el empresario los había denunciado a ambos por intentar extorsionarlo. Los correos intercambiados por D’Alessio con distintos contactos --que van desde periodistas hasta empresarios y políticos ligados al gobierno de Mauricio Macri-- es parte de la prueba que analizaron en los últimos meses en el juzgado federal de Dolores y que el viernes pasado condujo al juez federal Martín Bava a dictar una ampliación del procesamiento contra Santoro por el intento de extorsión al empresario Mario Cifuentes.
En Dolores, examinaron los correos que D’Alessio intercambió no sólo con Santoro, sino con otros co-imputados, como el exintegrante de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Rolando Barreiro o con Ricardo Bogoliuk, exjefe de la base Ezeiza de ese organismo. Ese análisis, al que accedió Página/12, muestra cómo el falso abogado tejía sus redes con su banda. Pero también aparecen intercambios con políticos y magistrados de primer nivel como el ministro de Energía de Mauricio Macri Juan José Aranguren, con la diputada Paula Oliveto, con el empresario Mario Montoto y con el fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone.
Los correos de D’Alessio versaban sobre estos temas, entre otros:
Cristina Fernández de Kirchner. El 14 de noviembre de 2018, D’Alessio le mandó un correo a Bogoliuk recogiendo información que había obtenido por parte de Santoro sobre los integrantes del programa Animales Sueltos. En ese informe, además de caracterizar a cada uno de los panelistas, D’Alessio sostenía que Santoro le había comentado que el conductor, Alejandro Fantino, se había reunido con CFK. Según el falso abogado, el periodista le había dicho que Fantino después de esa reunión había empezado a hablar de presos políticos, entre otras cosas.
Carlos Rosenkrantz. D’Alessio compartió con su compinche Barreiro un link a un artículo de Wikipedia del presidente de la Corte. Si bien el envío no contiene nada ilegal, se produce cuando la banda del falso abogado investigaba al supremo. Por espiar en los registros migratorios de Rosenkrantz y de su exsocio Gabriel Bouzat, Ramos Padilla procesó el año pasado al prefecto Franco Pini.
Elisa Carrió. El 4 de junio de 2018, D’Alessio se auto-envía una serie de informes. El asunto del mail es “Carrió”. En el juzgado remarcaron que la fecha coincide con una visita al Congreso para encontrarse con la diputada Paula Oliveto. La legisladora le reenvía un correo el 5 de junio con el título “Escritos presentados en causa Sedronar 2018”. D’Alessio hace después una serie de presentaciones ante la fiscalía de Bidone. En el juzgado detectaron que el mail agendado como "Paula Oliveto" corresponde, en realidad, al marido de ella, Ernesto García.
Aranguren. El 30 de diciembre de 2015, D’Alessio le envía su renuncia a ENARSA a Aranguren. También se la reenvía a su padre Eduardo D’Alessio. Aranguren le comparte un archivo el 18 de abril de 2016, por lo que puede percibirse que la relación continúa después de la desvinculación del espía del organismo.
ENARSA. D’Alessio le envía al menos dos correos a Santoro sobre ENARSA. Le reenvía la declaración testimonial que prestó ante el fiscal Carlos Stornelli, con quien el periodista lo había vinculado, en la causa sobre el Gas Natural Licuado (GNL). A Bogoliuk también le hace llegar su testimonio. Esa causa es clave porque fue la que le permitió a la dupla Stornelli-Bonadio hacerse con la causa de los cuadernos.
Pablo Barreiro. El 5 de octubre de 2018, D’Alessio le escribe a Santoro un correo con el asunto “Barreiro”. Hacía referencia al exsecretario privado de CFK a quien habrían presionado para que se convirtiese en arrepentido en la causa de los cuadernos. En el mensaje, el falso abogado avisaba que Stornelli estaba por pedir su detención, posiblemente con intención de que el periodista publicara o diera a conocer la información. “Si se puede, y te parece, esta vez me viene bien. En una de esas entra en emergencia y nos sirve”, completó.
Patricia Bullrich. El 3 de agosto de 2016, D’Alessio le envió a Barreiro un correo con el título “Presentación Bullrich”. En el juzgado de Dolores detectaron que coincide con el archivo que se había encontrado en la computadora del falso abogado --que estaba guardado con el nombre “Propuesta Ministerio de Seguridad-- y con la fecha en la que D’Alessio ingresó a esa cartera.
Alfredo Olmedo. El 7 de noviembre de 2018, D’Alessio le manda un correo al periodista Rolando Graña con el asunto “media coach”. Estaba referido al diputado salteño e incluía técnicas de entrenamiento para mejorar la performance de Olmedo. El 12 de noviembre de ese año, les envía a Bogoliuk un listado con las llamadas entrantes y salientes de Olmedo. La presentación sobre Olmedo llevaba un logo de la embajada de los Estados Unidos.
Los correos muestran a quiénes D’Alessio se preocupaba porque le llegaran sus informes --que, en su mayoría, ya habían sido encontrados por el juzgado en las computadoras de D’Alessio. En las últimas horas se conoció que la Cámara Federal de Mar del Plata rechazó su pedido para incorporarse al Programa de Protección de Testigos. Como D’Alessio denuncia que sufre amenazas en la cárcel, los camaristas le pidieron al juez Bava que tome todos los recaudos.
D’Alessio afronta actualmente un juicio por la extorsión a Traficante junto a Barreiro y Bidone, entre otros. El lunes comenzará el alegato de la fiscalía y se espera que el proceso termine después de la feria.
Santoro, por su parte, afronta dos procesamientos en Dolores. Había sido procesado también por el intento de extorsión a Traficante en los tribunales de Comodoro Py, pero este jueves la Cámara Federal porteña revocó ese procesamiento, le dictó una falta de mérito y ordenó al juez que profundice la investigación antes de resolver la situación procesal del periodista de Clarín. La decisión fue tomada por los integrantes de la Sala II. El presidente, Martín Irurzun, se pronunció por sobreseerlo y desvincularlo de la investigación, pero quedó en minoría frente a Eduardo Farah y Roberto Boico.