¿Qué tienen en común Phil Collins y Dave Grohl? Es simple: son bateristas que salieron de los tambores para convertirse en frontman. Si bien la historia de Jorge Siddhartha pareciera enrumbarse hacia el mismo lugar, no es tan así. Por más que aún lo sigan llamando "el ex baterista de Zoé", el artista originario de la ciudad de Guadalajara sabía desde antes que su destino era ser cantautor. "No me incomoda en lo absoluto", dice sobre la mención a aquel grupo fundamental del indie mexicano, del que fue integrante entre 2005 y 2008. "Es una banda de la que se puede presumir haber sido parte."
A pesar de que siguió vinculado a ella, de lo que da fe su colaboración con esa agrupación en el tema La ciudad (2019), buena parte de sus seguidores e incluso de gente de la industria discográfica lo conocieron a través de sus propias canciones. "Luego de que una disquera me firmara, el director artístico me preguntó por qué no lo había dicho", recuerda. "Mi música se abrió puertas por sí misma. Pero una referencia la hace más sencilla o le da una oportunidad un poquito mayor."
--¿Por qué preferís una carrera solista a un proyecto grupal?
--La primera razón, y la más importante, es poder llevar a cabo esa inquietud creativa con toda libertad. Tomar mis propias decisiones. Antes, cuando estuve en Zoé y con otras bandas, entendí la naturaleza y complejidad de mantener el equilibrio entre todos los integrantes. Fue un paso interesante porque me permitió explorar mucho de lo que soy musicalmente, aprender y conocer. Ha sido un viaje muy divertido, me he descubierto de mil maneras, y acá estoy luego de muchos años. Volteo hacia atrás, y veo que esa decisión, que se formó por una necesidad de entretenimiento, terminó explotando poco a poco, y me llevó a muchos lugares.
Este año, el músico mexicano puso en circulación Brújula (en marzo) y Mapa (en mayo). Ambos temas formarán parte de su próximo álbum, que será introducido según las reglas del reggaetón: single tras single. "Lo vamos a ir presentando paso a paso", confirma Siddhartha. "Cada dos meses lanzaré un tema, hasta que llegue al sexto. El disco tendrá diez, lo que obedece un poco a una manera más inteligente de compartir la música. Si muestras todo el repertorio de una, cuando lo toques en vivo ya se hará viejo. Así le das tiempo para que la gente lo asimile y le llegue. Disfruto al escucharlo, y ése es el paso número uno. Este álbum me tiene muy entusiasmado."
Además de Mapa, en el que le acompaña la legendaria cantante pop española Ana Torroja (ex frontwoman de Mecano), lo nuevo del tapatío tendrá un par de featurings más. Otro de los legados de la música urbana. "Se dan sobre la base de la necesidad de la canción", justifica. "En mi haber no hubo tantos. No me caractericé por colaborar, pero esas pocas veces lo hice por afinidades o por gente a la que respeto por su trabajo."
-- Si contrastás Why You? (2008), tu disco debut, con el que estás terminando, ¿qué cambió en tu forma de componer?
--Todos mis discos son un retrato del momento que vivo, y de la música que escuché en esa etapa. Es un proceso de constante búsqueda. A pesar de tener un esqueleto que no se puede cambiar, la estética está metida en el subconsciente. Mi pretensión es hacer esa canción que me haga sentir contento al escucharla. Creo que este disco va a estar más recargado de sintetizadores. Por otro lado, aquí vuelvo al rol de productor: estamos grabando en nuestro estudio debido al encierro, mientras que el anterior lo hicimos en varias ciudades. La misma época nos obligó a hacerlo entre dos personas, y con los elementos que tenemos a mano. Cada disco se va formando en torno a las posibilidades que hay.
A pesar de que este cantautor goza de una sustanciosa popularidad en su país, cuando vino a Buenos Aires pasó como un perfecto extraño. "Siento mucha afinidad con el rock argentino", afirma el músico, quien llegó a CABA para grabar parte de su anterior disco, Memoria futuro (2019), junto a Cachorro López. "Creo que hay una comunicación rara entre ambos países. Aunque en México recibimos bastante su música y hasta la adaptamos, es difícil para cualquier proyecto mexicano que esto suceda a la inversa. Desconozco la razón. Sin embargo, hay que seguir intentándolo."
Mientras Siddhartha cavila cada respuesta, las palmeras que le sirven de telón de fondo a lo largo de esta entrevista, se sacuden. Si bien suele refugiarse en la "ciudad de la eterna primavera", tal como apodan a Cuernavaca (ubicada a una hora de la capital mexicana), el artista es un tapatío a rajatabla. "México es un país muy activo en lo musical. En una noche, en cualquier ciudad, puedes tener a tres artistas gigantes dando un concierto", explica este músico de 35 años. "Pero no sólo en el rock, sino también en otros estilos que inmortalizaron figuras de la talla de José José o Juan Gabriel, que son parte del inconsciente colectivo de lo que hacemos los músicos, por más que no sea tu género."
--En Argentina sabemos de la escena del DF, de Monterrey y de Tijuana, pero poco de la de Guadalajara, ¿cómo es?
--Cuando empecé a tocar, en la manzana en la que viven mis padres había otras cuatro bandas. La ciudad ha tenido sus brotes y momentos de importancia. Recuerdo ir a ver bandas independientes que reunían a 1000 o 1500 personas antes de que existieran las redes sociales. Trabajé con artistas de mi ciudad que aportaron mucho a la escena como Caloncho y Technicolor Fabrics, y fui profesor de batería del baterista de Porter. Ha tenido propuestas diversas que alcanzaron cierto nivel de originalidad. Los proyectos se caracterizan por eso. Y más atrás estuvo Maná.
--¿Esa no es mala palabra?
--Fue un referente de lo que surgió de la ciudad, aunque no nos guste tanto…