El decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, Guillermo Cabrera, renunció a su cargo, luego de tres meses de licencia, tras ser denunciado en la justicia por supuesto abuso sexual. La denuncia es vista por algunos sectores como la punta del iceberg que se sostiene en una facultad estructuralmente machista y una gestión de gobierno universitario que fue cerrándose cada vez más en sí misma para hacer uso y abuso de poder. “El silencio y la complicidad de sectores de la comunidad académica de la FADU.UBA conforman un entramado organizado para abusar sistemáticamente de los derechos de las mujeres y las diversidades”, plantearon quinientas arquitectas y diseñadoras.
Cabrera había pedido licencia en marzo tras ser denunciado en la Justicia por supuesto abuso sexual. Finalmente este jueves, al cumplirse el plazo de licencia pedido, presentó su renuncia, que fue aceptada por el Consejo Directivo de la FADU. En esa reunión se leyó una carta de dimisión en la que explicó que el 23 de marzo solicitó licencia y se puso “a disposición de la justicia para demostrar mi inocencia”. “Ante esta situación, algunos oportunistas --tristemente viejos compañeros de ruta política y académica-- están intentando sacar dudoso rédito político de la situación”, expresó. Repasó su trayectoria en la FADU desde 1982 y su vínculo “intachable” con más de “10 mil estudiantes”. También habló de sus políticas y acciones llevadas adelante como decano. “El proceso de mi defensa continúa avanzando y continúo confiando plenamente en la justicia. Pero estamos en las puertas de un periodo eleccionario y ya se identifican quienes carecen de códigos e intentan contaminar ese proceso a partir de mi situación personal”, continuó. Finalmente, dijo que “en virtud de privilegiar lo colectivo e institucional decidí dar un paso al costado”.
En la misma reunión se aprobó la designación del vicedecano Carlos Venancio como decano hasta cumplir con el mandato de Cabrera. En un comunicado, la FADU manifestó esta tarde su “compromiso y estricto cumplimiento” de todas las acciones previstas en el “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual” de la Universidad de Buenos Aires.
Como adelantó Página/12 semanas atrás, la denuncia contra Cabrera está radicada en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 1, con intervención del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°61. La mujer que denunció es una profesional que hacía tareas cercanas al decano. En noviembre de 2017 recibió la propuesta de integrar el equipo de trabajo de Cabrera y en abril del 2018 se inició su vínculo laboral, “en el marco del cual se fueron presentando distintas situaciones de acoso laboral y hostigamiento constante, basadas en una relación desigual de poder y abuso de autoridad”, según sostuvo la denunciante a Página/12. A partir de noviembre del 2018 y hasta fines del 2019, “tuvieron lugar hechos de abuso sexual que, en aquel momento, no reconocí como tales --dijo--. Algunas de las situaciones más abusivas que padecí durante ese período se llevaban a cabo en mi propio lugar de trabajo”. En las últimas semanas la causa avanzó con la toma de audiencias testimoniales ofrecidas por la querella, “que resultan relevantes porque dan cuenta de los hechos denunciados”, según las abogadas de la denunciante. Especialmente, uno de esos testimonios, persona cercana Cabrera, que incorpora a la causa otros supuestos hechos de acoso que también lo tienen como presunto autor.
Sobre el final de la reunión de Consejo Directivo del jueves, se presentaron dos pedidos de informe sobre el funcionamiento de la Unidad de Género de la FADU, que es el órgano institucional que recibió la denuncia antes de ser judicializada. Justamente la Unidad de Género está en el ojo de la tormenta, acusada de pasividad o inacción. “Nunca tuvimos acceso ni en este caso ni en ningún caso al expediente. Siempre la respuesta de la Facultad es que la información es privada y confidencial y que volver a pedir el relato de la víctima es revictimizante. No nos interesan los hechos en sí, queremos saber qué pasa con el expediente. El Protocolo (de actuación en casos de violencia de género) tiene grises, te deja en el lugar de la acción y no acción”, dijeron desde la Comisión de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans e Identidades No Binarias del Centro de Estudiantes de la FADU. También expresaron que son conscientes de que puede haber aprovechamiento político de la denuncia, lo que no quiere decir que fuera hecha con ese fin.
De todas formas, el malestar en la Facultad excede esta denuncia. No solo porque hubo denuncias previas de abuso hacia otros profesores sino porque la inequidad de género en el claustro docente es muy marcada, las mujeres ocupan solo el 30 por ciento de los cargos por ejemplo. También se denuncia una concentración del poder en pocas manos, manejos arbitrarios de cargos, y distintas formas de violencia institucional.
Un grupo de arquitectas y diseñadoras independientes presentaron esta semana una carta, firmada por más de quinientas personas, al Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad con el fin de pedir acompañamiento y apoyo para garantizar los cambios que sean necesarios en la facultad para garantizar los derechos de las mujeres y las diversidades. “Hace tiempo que venimos reclamando transparencia y explicaciones sobre la violencia institucional, la inequidad y las injusticias que vivimos cotidianamente. No obstante, los hechos y datos expuestos demuestran la falta absoluta de respuestas e instrumentos para modificar esta realidad. El silencio y la complicidad de sectores de la comunidad académica de la FADU.UBA conforman un entramado organizado para abusar sistemáticamente de los derechos de las mujeres y las diversidades, quienes constituyen más del 60% de la misma”, expresaron.
Uno de los problemas de la gestión es que no hace reuniones de Consejo Directivo, por lo que el gobierno termina gestionando por resoluciones. En 2020 hubo solo dos reuniones de Consejo, cuando debería haber al menos una por mes. El martes pasado se hizo una reunión por presión de la oposición para tratar el cronograma electoral y eso empujó a que se citara a otra reunión para este jueves, en la que finalmente se aprobó el calendario electoral (que será en octubre) y se trató la renuncia de Cabrera, entre otros temas.
El martes además distintos representantes del Consejo plantearon que ante la licencia del decano, las autoridades a cargo no generaron instancias de diálogo con el resto de la comunidad educativa, “acentuando la fragilidad institucional”. “Las decisiones se volvieron cada vez más antidemocráticas. No hay coordinación entre todas las secretarías que integran el decanato y las decisiones fueron tomadas cada vez más entre el decano y el vicedecano. La denuncia de violencia de género, de alguna forma responde a la violencia institucional, una forma más de las violencias ejercidas a lo largo de estos cuatro años y de la no pluralidad de voces a la hora de debatir y consensuar las políticas académicas de cara a la facultad”, dijo a este diario una consejera por la minoría estudiantil.
Desde la Comisión de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans e Identidades No Binarias reclaman que se reformule la Unidad de Género para que tenga más autonomía con respecto a la gestión y plantean que el cambio profundo va a ocurrir cuando haya un cambio estructural de la perspectiva de género entrando en las carreras: “Somos la mayoría estudiantes mujeres y hablamos de ‘los arquitectos y los diseñadores’. No hay perspectiva de género en los programas, y quienes lo tienen que ejecutar no les interesa porque son los varones. Además, necesitamos romper con esta estructura de un sistema ordenado para que los varones en puestos de poder nos abusen. Necesitamos más diversidad en los cargos para que eso no ocurra”.