El general nombrado por Jair Bolsonaro (foto) para ser ministro de salud no sabia lo que significaba el SUS. La semana pasada, Wiliam Bonner, el presentador histórico del Jornal Nacional de TV Globo, después de recibir la vacuna, dijo al aire: "Viva el SUS", al que llamó de “gigante”.
El SUS – el Sistema Único de Salud – es un sistema integrado, en que todos los brasileños pueden ser atendidos de forma gratuita. Es uno de los mas grandes sistemas de salud del mundo, siendo de los muy pocos que garantizan asistencia integral y completamente gratuita. Varios millones de personas reciben atención ambulatoria y otros tantos asisten a consultas médicas. Hay centros de salud vinculados al SUS por todo el país, en todos los más de cinco mil municipios.
El SUS fue creado en 1988 por la constitución democrática brasileña, que determina que es deber del Estado garantizar la salud a toda la población. Su proyecto había empezado en las dos décadas anteriores, cuando distintos movimientos lucharon por un sistema público para solucionar los problemas de atención a la población, defendiendo el derecho universal a la salud.
El SUS es administrado de forma tripartita, contando con recursos de los presupuestos federales, provinciales y municipales . Los gestores son responsables por la administración de los recursos, su implantación y la calidad de los servicios.
A lo largo de su existencia, el SUS ha conquistado una serie de avances. Tenia ya un Sistema Nacional de Inmunización, responsable por el 98 por ciento de la aplicación de vacunas en todo el país. El SUS ha garantizado, para todos los brasileños, en las últimas décadas, la aplicación de 17 vacunas para combatir a más de 20 enfermedades, en distintos niveles de edad por todo Brasil.
Es en el SUS donde se realiza el más grande sistema de trasplante de órganos del mundo. El programa crece exponencialmente cada año, llegando a miles de trasplantes. Fue el SUS el que, con su accionar, pudo atender a la población afectada por el SIDA de manera innovadora, así como a pacientes de cáncer, tuberculosis y enfermedades renales crónicas.
La primera víctima
Así como a lo largo de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) – del 2003 al 2016 -, el SUS se ha fortalecido, cuando un golpe sacó al PT del gobierno, el SUS fue una de las principales víctimas. Ha sufrido un brutal recorte de recursos, conforme los gobiernos de Michel Temer y Jair Bolsonaro restablecieron la prioridad de los ajustes fiscales, con fuertes quitas para la educación y la salud.
Pero cuando llegó la pandemia, el SUS recuperó su centralidad, ya que fue el sector de la salud pública el que ha desempeñado el rol fundamental en el combate a la covid-19. A pesar de ello, para introducir a militares sin ninguna preparación para el trabajo asignado, el gobierno Bolsonaro ha sacado del ministerio de Salud a personal civil altamente capacitado, que había hecho que Brasil se destacara en el mundo por su capacidad de vacunación. A tal punto que el general que había asumido el ministerio de Salud en plena pandemia, Eduardo Pazuello, ha confesado que nunca había oído hablar del SUS. (En marzo el cardiólogo Marcelo Queiroga reemplazó a Pazuello).
Pero el gobierno tuvo que recuperar por lo menos una parte de los recursos que había sacado del SUS, para tener una capacidad mínima de acción frente a la pandemia. El SUS fue ganando reconocimiento público como nunca antes había tenido. Las palabras del presentador del principal noticiero de Red Globo de Televisión, en el día en que había recibido su primera dosis de la vacuna, expresa ese reconocimiento. La frase “¡Viva el SUS!” ha pasado a ser pronunciada por gran cantidad de personas reciben la vacuna. Muchas veces acompañada por el latiguillo “¡Fuera Bolsonaro!”
Si no fuera por el SUS y el extraordinario personal de salud pública, que ha hecho que, aun de forma lenta, la vacunación en Brasil haya llegado a 62 millones de personas en su primera dosis, la tragedia brasileña hubiera sido mucho peor.
Cuando Brasil llega a la marca terrible de 500 mil muertos, es imposible que la imagen de Bolsonaro deje de estar vinculada a esa cifra de vidas perdidas. Crecen las críticas en los medios, junto a la demanda de impeachment del presidente. El grupo de partidos de oposición se reúne para agrupar los cientos de pedidos de impeachment, intentando unificarlos en uno solo, en base a las investigaciones arrasadoras de la Comisión Parlamentaria de Investigación, que apunta, cada vez más, al responsable fundamental de la tragedia humanitaria de Brasil.
Aun no está claro si Brasil tendrá que esperar a las elecciones de octubre del 2022 para sacar a Bolsonaro del gobierno. Pero está claro que el Brasil posBolsonaro tendrá en el SUS y en la salud publica y gratuita que el sistema propicia, un gran protagonista de la reconstrucción democrática el país.