Después del deterioro registrado en 2016, el poder adquisitivo de los sectores más vulnerables sigue en retroceso. Los 6394 pesos de la jubilación mínima y los 1246 pesos de la asignación universal por hijo compraban en marzo 4,2 por ciento menos de bienes que un año antes. La dinámica es similar para aquellos individuos cuyos ingresos están en línea con el salario mínimo vital y móvil. Los 8060 pesos del umbral salarial perdieron 1,7 por ciento en términos reales. Desde el equipo de investigadores del Cifra que conforman Mariano Barrera, Mariana González y Pablo Manzanelli advierten que la continuidad de esa dinámica y la caída en los niveles de empleo representan una limitación central para cualquier posibilidad de reactivación económica. 

“El primer año de gobierno de la alianza Cambiemos avanzó en un proceso regresivo en la distribución del ingreso que derivó en una transferencia de ingresos del trabajo al capital en torno de los 16.000 millones de dólares”, sostienen los investigadores del Cifra que depende de la CTA. La devaluación, la eliminación o reducción de los derechos de exportación, el incremento del precio de los servicios a partir de la creciente quita de los subsidios  articulado con una política monetaria restrictiva además de una estrategia de “represión” salarial dieron forma a una caída de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional del 37,4 por ciento en 2015 al 34,3 por ciento en 2016. 

El deterioro en la distribución del ingreso y la continuidad de esos lineamientos atentan contra la posibilidad de una reactivación genuina de la economía este año. La recuperación de la demanda interna es un factor determinante para que, como pretende el Gobierno, aumenten las inversiones. “El consumo privado representa más del 70 por ciento del producto. Por eso, la caída en la capacidad de compra del salario mínimo, la asignación universal y las jubilaciones no solo tiene un impacto social negativo sino le pone un límite a las posibilidades de que este año se registre una reactivación”, indicó el investigador de Cifra y Flacso. 

n Jubilación mínima: Tras haber crecido 6,9 por ciento en 2015, el año pasado tuvo una caída real del 7,0 por ciento con máximos que en julio alcanzaron el 11,6 por ciento de retraso frente a la inflación. Cuando se considera las compensaciones de 500 pesos por única vez y el bono de 1000 pesos a fin de año: en lugar de retroceder 7,0 por ciento, la capacidad de compra de las jubilaciones cerró 2016 con una merma de un 5,4 por ciento. Como fueron sumas extraordinarias que no se incorporaron en el haber, no fueron tenidas en cuenta en el último aumento, por lo que los incrementos de 2017 tienen una base menor sobre la cual calcularse. En marzo, luego del primer aumento del año, el haber mínimo que perciben más de la mitad de los jubilados y pensionados alcanzó los 6394 pesos. Las estimaciones preliminares del Cifra arrojan una caída interanual del 4,2 por ciento en la capacidad de compra de las jubilaciones mínimas.

n AUH: Entre su implementación en noviembre de 2009 y diciembre de 2015, el valor de la asignación universal creció por encima del alza de precios de la economía. Tras marcar una mejora del 5,7 por ciento en su poder de compra, tuvo una marcada contracción en 2016, al descender un 6,9 por ciento. Si se contemplan los montos extraordinarios entregados por única vez el año pasado, la caída se morigera hasta 2,1 por ciento. “La escasa recuperación del poder adquisitivo se debió a una menor actualización de la fórmula producto de la destrucción de puestos de trabajo registrados y la caída del salario real, que generaron una menor incidencia de aportes y contribuciones en la recaudación”, explican desde el Cifra. Después de la actualización de marzo, el poder adquisitivo de la AUH fue 4,2 por ciento inferior al observado un año antes. 

n Salario mínimo vital y móvil: El piso salarial registró durante 2015 un alza en términos reales del 3,8 por ciento pero el aumento acordado entre gobierno, cámaras emrpesarias y centrales sindicales para 2016 fue insuficiente para hacer frente a la inflación anual. El aumento dividido en tres partes –12,4 por ciento en junio, 11,0 en septiembre y 6,6 en enero de 2017– fue inferior a la suba de precios del 41,1 por ciento que marcó el IPC-Provincias elaborado por el Cifra. La pérdida de poder adquisitivo llegó al 5,7 por ciento el año pasado y en marzo de 2017 registraba una caída interanual de 1,2 por ciento.