Un estudio realizado por científicos de varias universidades del mundo determinó que un lago grande, profundo y cubierto de hielo desapareció rápidamente en la superficie de una plataforma de hielo antártica, probablemente a causa del propio peso del agua.
Según la investigación publicada en la revista Geophysical Research Letters, este evento ocurrió durante el invierno antártico de 2019 en la plataforma de hielo Amery, situada en la Antártida oriental, lo que produjo la pérdida de entre 600 y 750 millones de metros cúbicos de agua.
Los autores del estudio utilizaron imágenes de un satélite de radar que permite registrar lo que sucede durante la noche polar para fijar el tiempo del evento en una semana o menos en junio.
Tras el drenaje, en lugar del lago había una depresión en forma de cráter en la superficie de la plataforma de hielo que cubría unos once kilómetros cuadrados. Esta depresión de la superficie, conocida como “dolina” de hielo, poseía los restos fracturados de la capa de hielo.
“Creemos que el peso del agua acumulada en este lago profundo abrió una fisura en la plataforma de hielo debajo del lago, un proceso conocido como hidrofractura, que hace que el agua drene hacia el océano debajo”, explicó el autor principal del estudio, Roland Warner, glaciólogo del Programa Antártico Australiano en la Universidad de Tasmania.
El proceso de hidrofractura también se vio implicado en el colapso de plataformas de hielo más pequeñas en la Península Antártica, donde el agua de deshielo se forma en la superficie de las plataformas de hielo durante el verano austral. Sin embargo, no es común que en esta zona se de este proceso en un hielo de un espesor de 1.400 metros.
El invierno austral fue capturado a su vez por un instrumento láser de luz verde del satélite ICESat-2 de la NASA. Esta herramienta transmite pulsos de fotones que localizan con precisión el punto de reflexión de cada fotón que recibe de la Tierra.
La repetición de órbitas del ICESat-2 en las pistas terrestres exactas antes y después del drenaje del lago reveló la escala vertical de la interrupción. La superficie del hielo cayó hasta 80 metros en la cavidad dolina y los alrededores inmediatos del lago se elevaron hasta los 36 metros. Todo esto ocurrió a pesar de que la pérdida de la carga de agua hiciera que la plataforma de hielo flotante se volviera más liviana y que la presión del océano hiciera que este se flexionara hacia arriba.
En las últimas décadas, con el aumento de la temperatura del aire, algunas plataformas de hielo sufrieron un mayor derretimiento de la superficie. Esta tendencia no sólo continúa, sino que está produciendo más lagos de derretimiento, según las proyecciones del modelo más reciente para el calentamiento futuro.
Esta situación aumenta el riesgo de que se genere una hidrofractura generalizada que provocaría el colapso de las plataformas de hielo, lo que a su vez permitiría una descarga más rápida de hielo de las capas de hielo conectadas a tierra y un aumento del nivel del mar.
A raíz de este estudio, sus autores sostuvieron que el posible aumento de los flujos hacia lagos profundos cubiertos de hielo y la hidrofractura de gruesas plataformas de hielo deberían tenerse en cuenta en las proyecciones para el calentamiento futuro.
El equipo científico también utilizó mapas de elevación de la superficie generados por el Centro Geoespacial Polar (PGC) de la Universidad de Minnesota para demostrar que la interrupción modificó el paisaje regional en 60 kilómetros cuadrados.
La cantidad de agua perdida en el océano se calculó utilizando el volumen de la cavidad y la extensión del levantamiento. Si bien la plataforma de hielo Amery tiene muchos lagos de deshielo y arroyos en el verano austral, la cantidad de agua perdida cuando el lago se drenó fue muchas veces mayor que la entrada anual de agua de deshielo.
La elevación del lago creó un nuevo lago a partir de un brazo poco profundo del original. Durante la siguiente temporada de deshielo, este lago se llenó en unos pocos días a más de un millón de metros cúbicos por día y se desbordó en la cavidad de las dolinas.
Cuando ICESat-2 volvió a cruzar la dolina unos días después, el equipo pudo medir un canal de agua de deshielo de 20 metros de ancho, recién cortado en la dolina, detectando la superficie del agua a tres metros de profundidad y fotones dispersos desde el lecho de un arroyo otros tres metros más abajo.
Finalmente, los autores del estudio reconocieron que todavía no es posible determinar que el drenaje de este lago de agua de deshielo está relacionado con tendencias más amplias como el calentamiento del clima alrededor de la Antártida.
“Este evento abrupto fue aparentemente la culminación de décadas de acumulación y almacenamiento de agua derretida debajo de esa tapa aislante de hielo”, indicó el coautor Jonathan Kingslake, profesor del Observatorio Terrestre Lamont Doherty en la Universidad de Columbia.