"No vamos a exponer a nuestras familias", es el título del documento del colectivo Familias Salud y Educación Pública: "Optamos por no enviar a nuestros hijos e hijas a las escuelas. Tal como lo venimos planteando a las autoridades, estas apresuradas aperturas de actividades en las que también se alinea el Ejecutivo municipal no colaboran a que disminuya la circulación del virus". El colectivo, que tiene página de Facebook, de Instagram y una dirección de correo electrónico, plantea que "todavía las condiciones epidemiológicas y sanitarias son graves".
El Colectivo comenzó con tres familias en abril y luego tuvo un crecimiento vertiginoso cuando el tema escaló como disputa política con epicentro en la ciudad de Buenos Aires. "Necesitamos salir a decir algo. Nos empezamos a organizar, armamos una carta, la enviamos al gobernador, al intendente, a la ministra de Educación", cuenta Mirna Calamari, una de las integrantes. "Sentíamos que había una sola voz en relación a la presencialidad en las escuelas, que tenía que ver más con tomar a la educación como un servicio y la necesidad de que los niños estén en algún lugar que no sea la casa. Para nosotros la educación es un derecho, no un servicio", afirmó. Y alertó: "El cuidado de la salud obviamente está antes que la educación".
Calamari -y el colectivo- tienen claro que "la realidad de las familias no es la misma, algunas no pueden sostener la educación virtual o a distancia, porque no cuentan con las herramientas tecnológicas, o porque tienen que salir a trabajar. Entonces, pensamos que el Ministerio de Educación podía tener una posibilidad de pensar estrategias más creativas". Ante esa realidad, la primera propuesta fue la presencialidad optativa.
En ese sentido, sostuvo que las propuestas siempre "fueron en el sentido de voluntad de trabajo, de colaboración". "No estamos pidiendo nada, estamos proponiendo alternativas para poder cuidarnos, que también entendemos que es un derecho. No consideramos la educación como una exigencia sino como un derecho", dijo Calamari y afirmó que ante esta apertura, la decisión está clara. "No vamos a mandar a los chicos y menos con las bajas temperaturas".
Por eso, desde el Colectivo presentan propuestas que, consideran, "no están siendo escuchadas". "Se habla como si la presencialidad fuera la garantía de que los niños y las niñas de por sí estén incluidos del sistema educativo, como si eso se garantizara sólo abriendo la presencialidad se garantiza. Niños y niñas excluidos de las escuelas hay y hubo siempre, no es el problema la presencialidad", plantea.
Entre sus propuestas está la organización de turnos para que quienes no tengan las herramientas tecnológicas en su casa se puedan acercar a las escuelas. "El año pasado también hubo pandemia y no se preparó ni las herramientas tecnológicas para que estén al alcance de todos. Está la disputa en relación con una ley de conectividad, pero las escuelas no tienen equipamiento tecnológico y las familias tampoco", subrayó la integrante del Colectivo.
Entre los reproches que realizan al gobierno provincial, plantean que "se hizo un relevamiento de las familias que no tenían dispositivo ni conectividad ¿por qué no se repartieron dispositivos en esos sectores?".
Y entre los reclamos, está la "conectividad para quienes no la tienen. Desde el momento que cerraron las clases hasta hoy no se mejoró nada". A modo de ejemplo, cuenta que en la escuela a la que asiste su hija de siete años, "las estufas no andan".
Por eso, exponer a niñas y niños a temperaturas bajísimas sin calefacción es abrir la puerta a otras enfermedades. "Con temperaturas bajo cero, si ventilás, te congelás", recuerda.