Hoy casi 570 mil jujeños estarán habilitados para elegir legisladores provinciales, concejales y vocales municipales, en un contexto de pandemia con un promedio de 200 nuevos casos diarios de covid, que dificultó la campaña y obligó al Tribunal Electoral a diseñar protocolos especiales para evitar que este movimiento masivo de personas no agrave la situación.
El gobernador Gerardo Morales se puso a la cabeza del oficialismo y en una cuestionada decisión, autorizaron que las boletas del Frente Cambia Jujuy, lleven su cara e iniciales, algo que en 2017 le habían prohibido al kirchnerismo cuando intentó hacer lo mismo con la imagen de Cristina Fernández.
El gobernador, que hoy ostenta una ajustada mayoría en la Legislatura, pone en juego 13 bancas del radicalismo y dos más de Primero Jujuy, el frente liderado por su vicegobernador Carlos Haquim, compuesto por justicialistas disidentes y la Coalición Cívica.
Un triunfo contundente le permitiría a Morales seguir consolidando su hegemonía provincial, sostener sus aspiraciones nacionales, pero sobre todo conseguir los diputados necesarios para mantener latente la posibilidad de modificar la Constitución y acceder a una nueva reelección en 2023, opción que actualmente está vedada en la Carta Magna jujeña.
Por el contrario, la oposición peronista - kirchnerista repite el mismo escenario de hace dos años sin poder presentar un bloque de unidad y se desperdigó en cinco frentes: Frente de Todos - Partido Justicialista dirigido por Rubén Rivarola, el Frente Todos por Jujuy que referencia a la diputada nacional Carolina Moises, Frente Unidad para la Victoria identificado con la dirigente social Milagro Sala, el Frente Popular por Vos de Guillermo Sapag y Jujuy Puede del diputado nacional José Luis Martiarena.
Los analistas locales consideran que este espacio opositor apunta más a resolver en esta elección una disputa interna, que a hacerle contrapeso a Morales. El punto positivo con el que cuentan es que en este turno solo ponen en juego cinco bancas, por lo que aún divididos podrían sostener la representación actual.
Distinto es el panorama de la Izquierda, que deberá revalidar la buena elección de hace cuatro años en la que pudo colocar a sus cuatro diputados, por lo que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores –Unidad, se enfrenta a la posibilidad de quedar sin representación parlamentaria si no consigue los votos suficientes.
La oferta electoral se completa con el Frente Con Toda el alma, conducido por el intendente de Perico Luciano de Marco.
En Jujuy se aplica el sistema de colectoras, lo que sumado a la cantidad de partidos que conforman los diferentes frentes, tiene como consecuencia que el votante encontrará una enorme cantidad de boletas en las mesas del cuarto oscuro, por ejemplo en San Salvador hay oficializadas 26 y en Palpalá, 36.
Vacunas y Sala
El oficialismo, además de contar con mayores recursos para una campaña limitada por las restricciones sanitarias, utilizó la campaña de vacunación como otro de sus caballitos de batalla, acelerando el ritmo de inoculaciones cuanto más se acercaba la fecha de las elecciones.
Sin embargo, el porcentaje de jujeños con la primera dosis llega solamente al 35 por ciento, lo que siembra una incógnita sobre los efectos que tendrán las eventuales aglomeraciones que se den el domingo en los lugares de vacunación.
Morales también recurrió en estos últimos días a agitar la figura de Milagro Sala, mediante una nueva embestida judicial y mediática, adjudicándole ser la autora de diferentes hechos de conflictividad social como la resistencia de los vecinos del barrio Campo Verde, que se oponen a que se construya una escuela en un espacio utilizado por niños, jóvenes y adultos para practicar deportes. El ataque a la dirigente social ya fue algo que le redituó al gobernador en elecciones anteriores.
Advertencia sobre los controles
Ayer veedores informáticos del Frente Todos por Jujuy, Frente Unidad para la Victoria, Frente de Izquierda y el Frente Popular con Vos, denunciaron irregularidades para ejercer el control en los comicios.
El encargado del Frente Unidad para la Victoria indicó que: “No tiene sentido que seamos veedores, deberíamos ser fiscales para poder controlar efectivamente la carga que se hace de cada mesa, nos vemos sin posibilidad de dar transparencia a este comicio”.
Todos coincidieron en que tal como se plantea el proceso de control desde el Tribunal Electoral jujeño, los veedores se limitan a ver lo que teclea una persona en el proceso de carga, pero no pueden acceder a revisar el software, ni a los telegramas enviados desde las diferentes mesas.
Plantearon que una de las soluciones “rápidas” sería colocar una pantalla en la que se vea el telegrama que se carga, y otra en la que se pueda verificar que los números de ese documento coincida con lo que se ingresa, tal como señaló el ingeniero Aguirre, asesor técnico del Unidad para la Victoria.
“No permiten algo tan básico como acceder a las planillas de escrutinios como sucede en cualquier elección nacional, hay un agujero negro entre el escaneo del telegrama hasta que llega a la empresa Simecom (que es la que presta el soporte técnico en el centro de cómputos)”, indico el veedor del Frente de Izquierda.
Los cuatro frentes coincidieron en que realizaron presentaciones en la Justicia, pero que nunca fueron respondidas, por eso apuntaron contra el Tribunal Electoral y su presidente, Federico Otaola, varias veces candidato de la UCR y que llegó al máximo tribunal jujeño de la mano de Morales.
Más mesas y protocolo
Para evitar los aglomeramientos, dispusieron un total de 450 escuelas, 195 más que en 2019; en tanto, habrá 2.356 mesas, 533 más que en las últimos comicios. A los votantes se les realizará un triage antes de ingresar, responderán un breve cuestionario, le tomarán la temperatura y verificarán la presencia de síntomas de covid, de presentar alguno se lo hisopará y si da positivo se le aplicará el protocolo habitual del COE.
Desde el tribunal Electoral reconocieron que es probable que haya un porcentaje menor de votantes al habitual, debido a que solicitaron que quienes presenten algún síntoma que se abstenga de concurrir a votar.