Mauricio Macri se dio un baño de peronismo. El presidente encabezó un encuentro de las 62 organizaciones peronistas y el Partido Fe, de Gerónimo “Momo” Venegas, su principal aliado sindical. Con un marcado tono de campaña, Macri anunció un plan que ya había sido informado para reconvertir programas del Ministerio de Trabajo en puestos, con beneficios para los empresarios. También citó al Perón que habla de la productividad para exigirle más esfuerzo a los trabajadores y tuvo una advertencia dirigida a la CGT: “No me voy a bancar a ninguno que me quiera llevar por delante. No estoy para proteger a ningún mafioso”, gritó, mientras lo aplaudía el “Momo” Venegas, quien se encuentra denunciado en diversas causas por discriminación sindical y por no combatir el trabajo informal.

El acto en el club Ferro tuvo toda la estética de campaña: papelitos de colores, globos y paraguas (verdes, del partido de Venegas), una pantalla LED gigante que decía “El peronismo en Cambiemos” y –para desgracia de los macristas– bombos y vuvuzelas. No obstante, según se comentaba, hubo algunas concesiones a pedido de Macri, que fueron puntillosamente negociadas desde Casa Rosada: a la multitud que los recibió se le prohibió cantarle la marcha peronista y no se repartieron choripanes, sino empanadas. Todo se cumplió en la medida de lo posible.

Fue la respuesta al acto que hizo más temprano la CGT en otro estadio. Ayer hubo protestas por el 1º de mayo también de la CTA en la Escuela Itinerante del Congreso, de los movimientos sociales en el Monumento al Trabajo y de la izquierda (ver aparte). Macri llegó en helicóptero. Subió al escenario en camisa, como en la campaña, escoltado por sus ministros. El vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, uno de sus enlaces sindicales, fue de los más saludados. A su lado se plantó el de Trabajo, Jorge Triaca. Curiosamente, detrás quedaron la de Seguridad, Patricia Bullrich, y el de Modernización, Andrés Ibarra, encargados respectivamente de la represión de manifestaciones y despidos en el Estado. 

Venegas, el anfitrión, los recibió cual próceres. “¡Viva el presidente Macri!”, gritó y la multitud lo acompañó. “Gracias Momo querido. Gracias por creer, gracias por convocarnos a este lugar”, le devolvió el cariño el Presidente, que probó suerte también con la muchedumbre, al recordar la campaña de 2015: “Se escuchaba fuerte-fuerte sí se puede”, lanzó Macri.

–Sí se puede, sí se puede –le respondió la multitud bien adoctrinada.

El discurso del Presidente tuvo fuerte tono de campaña y fue pensado en respuesta a la CGT y el paro general del 6 de abril. “Hoy 10 meses después el cambio comenzó. Vamos por el buen camino. El cambio va a incluir a todos”, les prometió. “Quiero compartir con ustedes lo que significa el trabajo. Nos hace ser quienes somos, Momo. Nos permite elegir. Nos permite sentir que hacemos un aporte al país que creemos. Vamos a crear trabajo para todos los argentinos”, aseguró el Presidente. Los bombos, ajenos al imaginario PRO, lo acompañaron para el clima

“No hay nada más importante que trabajar todos los días para crear trabajo. Cada decisión que tomamos fue para generar más trabajo: pagar a los acreedores, bajar la inflación”, aseguró Macri, intentando establecer un vínculo entre los fondos buitre y la creación de empleo.

Allí Macri aprovechó para hacer en único anuncio de esa noche que, en rigor, había sido ya dado a conocer por el ministro de Trabajo. “Pensamos con Jorge en algo que llamamos el Empalme. Un nombre medio raro. Le tendimos una mano a todos los que se quedaron sin trabajo. Pero esa mano lo pensamos como una transición”, afirmó. 

El programa se llamará finalmente “Empalme entre programas sociales y el empleo registrado privado”, lo que lo aleja de la aplicación de la Ley de Emergencia Social (al principio, no estaba claro si no se uniría al Salario Social que dispone esa ley). Lo que implicó ese plan es reunir a todos los programas que ya existían en el Ministerio de Trabajo en uno solo, que contendrá unos 280 mil beneficiarios, y tiene como destinatario especialmente a los que integran la CTEP, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa. Para estas personas, se destinarán 4000 pesos en total para quienes ingresen al mercado formal. Ese subsidio al salario que le pagará una empresa –hasta un límite de 12 mil pesos– y durará un máximo de 48 meses.

Macri no hizo más anuncios, lo que significa que sigue en estudio la exención de ganancias para las horas extra que le vienen prometiendo a los gremios de transporte. No se trata de un dato menor, dado que son los que siguen alineados con la CGT.

El Presidente luego recurrió a un breve diálogo con uno de los trabajadores, que sonó un tanto ensayado:”¿Cómo te llamas vos? Claudio, Obrero del vidrio. ¿Sabes de donde vengo? De Estados Unidos, de estar con Donald Trump. ¿Y sabes de que le hablé? Le hablé de vos, y de vos, y de vos. De que somos buena gente y queremos trabajar”, afirmó, en un recurso similar al utilizado en la campaña de 2015. Lo escuchaba el jefe de Gabinete, Marcos Peña, junto al intendente Jorge Macri. 

“Hemos creado 82 mil nuevos puestos de trabajo formales”, aseguró Macri, aunque evitó mencionar que en su mayoría son monotributistas que posiblemente perdieron otros trabajos. Y llegó, entonces, el momento de citar al Perón: como otras veces, Macri eligió bien a qué Perón citar. “Ya un señor dijo hace muchos muchos años que la estrella polar de un país tiene que ser la productividad. Y ese señor fue Juan Domingo Perón. Y ese señor dijo que cada argentino tiene que producir por lo menos lo mismo que consume. ¿Y nosotros lo podemos hacer? ¿No es cierto?”, demandó a los trabajadores, casi como el empleador.

–Seeeee –le respondieron.

Macri aprovechó el final para apuntarle a la CGT: señaló que la estrategia del Gobierno seguirá siendo reunirse “sector por sector” y no con las centrales sindicales. Y luego advirtió: “No va más el país de la ventajita, el país de la patota, el país con comportamientos mafiosos. No hay mas dueño de la argentina. La argentina es de todos los argentinos”, gritó. “No me voy a bancar a ninguno que me quiera llevar por delante. Porque yo estoy acá por ustedes y no para proteger a ningún mafioso”, sacó pecho, en sintonía con el clima que se vive en el Gobierno después de la marcha de apoyo del 1 de abril. 

El Momo Venegas lo aplaudía mientras gritaba “¡Claro que se puede!”. Más temprano, Venegas también se había dirigido a la CGT. “Tendríamos que dejar este mamarracho de CGT que tenemos para convertirla en una CGT unificada con un secretario general”, afirmó. También arremetió contra los opositores: “Felicito a esta militancia que no dejo que el peronismo muera de la mano del kirchnerismo. Fui un perseguido político durante los 10 años del kirchnerismo pero nunca me arrodillé”. Tanto el presidente como el gremialista pasaron por alto el historial de denuncias de Venegas, que incluye, entre otras, el presunto desvío de millones de pesos del Renatre, la discriminación de la obra social a trabajadores que pertenecían a otro gremio, cursos fantasma en los que se desviaban más fondos y la vista gorda en la fiscalización del trabajo en negro por parte de las patronales rurales, junto a las cuales siempre se mostró tan contento como ayer estaba con Macri.