“El gobierno de la Ciudad dice que la educación es su prioridad, pero abandona a lxs estudiantes exceptuadxs” de asistir a las clases presenciales. El mensaje de Inés, en su cuenta de Twitter conmueve porque su hija de 11 años, que cursa sexto grado. tiene vedada la presencialidad, porque le diagnosticaron leucemia. “A la docente que le daba clases virtuales la obligaron a volver a las clases presenciaes”, le dijo Inés a Página/12. Por esa razón “ahora mi hija sólo recibe dos clases cortitas por semana”, a cargo de docentes que son “obligados a trabajar en las horas destinadas al almuerzo y eso es un abuso”.
Inés, que pidió reserva de su apellido y del nombre de su hija, para no exponerla, aseguró que “la pelea del gobierno de la Ciudad por la presencialidad discrimina a los chicos y chicas exceptuados de concurrir a la escuela, porque no reciben la misma calidad de educación y por otro lado, lleva a la sobre-explotación de los docentes”. Ante esta situación, Inés presentó reclamos ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y ante el Ministerio Público Tutelar.
“Nuestro objetivo es que se visibilice el tema de mi hija y del resto de los exceptuados que están en todas las escuelas” de la Ciudad de Buenos Aires “prácticamente abandonados, porque es muy frustrante la situación” de alumnos y familias, le dijo Inés a este diario.
Puntualizó que “la sensación que tenemos con todas las familias con las que hablé, es de desamparo absoluto”. La hija de Inés fue diagnosticada con leucemia en 2019. “Desde agosto de ese año ella no va a la escuela (de manera presencial), pero hasta 2020 ella tenía la opción de lo que se llama escuela domiciliaria, que es algo hermoso que tiene nuestro sistema público, que es garantizar la educación a los que no pueden asistir a la escuela”.
A principios de este año, “cuando surgió la figura de ‘exceptuados y ‘exceptuadas’, el problema fue la pandemia, el coronavirus”. La niña de 11 años “está en la última etapa del tratamiento y podría ir a la escuela, pero lo que lo impide es el covid-19”, el peligro de un contagio siendo una paciente de riesgo.
En este momento del diálogo, Inés recordó “el palazo” que recibieron cuando en 2019 le diagnosticaron la enfermedad. “En esos primeros meses, la verdad es que la escolaridad no importaba porque lo que estábamos viviendo era tremendo”. El cambio se dio a partir del tratamiento y de los resultados alentadores. “Cuando ella empezó a mejorar, nos empezamos a preocupar por su futuro y la educación es muy importante”.
La mejora en el estado de salud abría la posibilidad de comenzar la escuela presencial y por eso, Inés habló con la directora del colegio al que concurría su hija antes del diagnóstico. “La directora me explicó cómo era el sistema de exceptuados, cuya educación iba a estar a cargo de los maestros ‘exceptuados’ también por problemas de salud y las cosas anduvieron muy bien al principio, porque la docente exceptuada trabajó un montón, mi hija tenía clase todos los días y la docente tenía una dedicación total”.
El problema surgió porque la docente “exceptuada” de las clases presenciales se dio la vacuna contra el covid-19 y tuvo que regresar a las clases presenciales. “Esa docente era la única que se encargaba de dar las clases para exceptuados y ese es el gran problema que tienen hoy las escuelas, porque no hay maestros y maestras ‘exceptuados’”, que puedan dar clases virtuales “porque todos están dedicados a la presencialidad”.
Inés aclaró que ella está “muy agradecida con los docentes, porque ahora, ante esta situación, tienen que darle clases a mi hija y al resto de los exceptuados durante el horario que tienen para almorzar, algo que me parece indigno, una locura por el esfuerzo que significa para los que tienen que educar”.
Explicó que su hija, dada la situación, “recibe dos clases por semana, durante un tiempo muy chiquito, porque le exigen a los docentes un tiempo extra, algo que es como una sobre-explotación de los docentes”. Dijo que su hija está cursando el sexto grado, pero lo que le ocurre hoy a ella “está pasando en todas las escuelas y en todos los grados, es un problema generalizado” de la primaria en la Ciudad. Detalló que en algunas escuelas “donde lo exceptuados son muchos, el problema se resuelve porque la mitad de los alumnos van a clases presenciales por la mañana y los que no pueden ir reciben clases virtuales por la tarde”.
El problema más grave es “cuando los exceptuados son pocosy quedan marginados, porque no hay docentes de tiempo completo para ellos”.
Inés recalcó que el tema se agudiza “dada la pelea del gobierno de la Ciudad con la Nación por la presencialidad, porque no haya enseñanza virtual para todos en las escuelas y en el medio quedaron muchos de las y los exceptuados”.
Lo que ocurre “en síntesis, es que crearon una figura, la de los exceptuados, pero no hay ningún recurso para que esos chicos y chicas puedan tener clases, esa es básicamente la situación que estamos viviendo muchos de nosotros”.
Inés recalcó que a la docente que le daba clases a su hija, como exceptuada, y con la que ella está “muy agradecida por su dedicación, la obligaron a volver a las clases presenciales cuando recibió la primera dosis de la vacuna”. Precisó que la educadora “es una persona de riesgo, de manera que es una barbaridad que la obliguen a volver a la presencialidad en esas condiciones”. Sostuvo que “eso también habla de cierta crueldad hacia los docentes”.
Insistió en que ahora, su hija “sólo recibe algunas clases cortitas por semana, lo que en el fondo es también algo discriminatorio de parte del gobierno de la Ciudad, porque no es la misma calidad educativa”. Ante esta situación extrema “nosotros estamos pagando una maestra particular, porque podemos hacerlo, pero yo no quiero ni pensar en lo que están pasando otras familias, en otras situaciones” de vulnerabilidad.