El juicio contra el cura Rubén Agustín Rosa Torino por abuso sexual continuará hoy desde las 13 en la Sala de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial. Se espera que los jueces Maximiliano Troyano y Roberto Faustino Lezcano y la jueza Norma Beatriz Vera informen como se garantizará el testimonio de lxs denunciantesValeria Zarza y Jonatan Alustiza.
El viernes pasado, día en que comenzó el debate oral y público, a Zarza y Alustiza se les hizo descargar una aplicación y esperar para declarar ese día, con todo el estrés que ello implica para las víctimas, sin embargo, después no pudieran hacerlo por dificultades técnicas. La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico repudió esta situación.
Para ese primer día de audiencia se había previsto que declararan lxs tres denuncaintes, pero solo Yair Gyurkovits pudo hacerlo, de manera presencial.
El denunciante evidenció el sufrimiento que padeció desde 2012 en el Instituto “Discípulos de Jesús de San Juan Bautista”, cuando lo enviaron a Puerto Santa Cruz, donde estaba a cargo del cura Nicolás Parma, y luego ,en 2014, con Rosa Torino en Salta. El joven contó que vio sufrir también otros niños y adolescentes y dio cuenta de que además de los abusos sexuales, también hubo humillaciones contínuas, castigos y malos tratos.
La lectura de la requisitoria fiscal impactó por los hechos de abusos descriptos que se cometían en la orden "religiosa", y por el encubrimiento que había. Gyurkovits y Alustiza denunciaron a Nicolás Parma, este religioso se encuentra detenido en Santa Cruz luego de haber estado prófugo y de que lo encontraran en Tucumán. Y también denunciaron a Rosa Torino, que llegó al juicio con una prisión domiciliaria que no cumpliría, según lo que manifestaron las víctimas.
Los abusos sexuales en perjuicio de Gyurkovits y Alustiza, fueron cometidos primero por Parma en Puerto Santa Cruz. Después de forma similiar, las dos víctimas buscaron ayuda y contaron lo que habían vivido a Rosa Torino, y éste encubrió a Parma y luego él mismos abusó de ellos.
Lxs denunciantes han contado que Rosa Torino los manipulaba para hacerles "revisaciones", diciéndoles que él era como "un padre" para ellos; para que accedieran a mostrarles sus genitales, los engañaba diciéndoles que tenían varicole. En esas revisaciones "sistemáticas" y reiteradas, al punto que terminaban siendo "naturalizadas" por las víctimas, según contaron, el cura los hacía bajarse los pantalones y los tocaba.
También se mencionó en el juicio que Rosa Torino envió a las víctimas como Gyurkovits y Zarza a psicólogas que no les ayudaron. A Zarza la envió con un médico clínico que le recetaba medicación psiquiátrica para mantenerla dopada.
En la requisitoria se detalló que los abusos denunciados por Valeria Zarza fueron cometidos por Rosa Torino desde 1999 y 2013 y la mayoría de ellos fueron cometidos en la Iglesia de la Santa Cruz. Comenzaron con "bromas de contenidos sexuales" y luego siguieron con "tocamientos en la cola y manoseos libidinosos". Zarza llegó a hablar con Rosa Torino cuando le contaron que había hechos de abuso sexual en la Congregación, el cura le dijo que eran "calumnias", comenzó a apartarla y luego la trasladó a México.
Zarza denunció una situación de abuso sexual cometida por el cura en el estado de Toluca, México. Denunció que en una ocasión, estando en una habitación y con la superiora María Luz, de nombre civil Daniela Mónica Olmos, el sacerdote le dijo que quería probar si a las monjas les quedaban mejor los cinturones que los cíngulos, cordones que se sujetan alrededor de la cintura. En un momento en que la superiora se retiró, Rosa Torino se sacó el cinturón y se lo puso por detrás de la espalda diciéndole "quedate quieta". Zarza dijo que el sacerdote hundió su rostro en sus pechos en clara actitud sexual intimidatoria. Ella lo rechazó con un "no" y una recriminación: "¿Qué hace, padre?".
Este hecho será considerado en este juicio porque lxs jueces hicieron lugar a la objeción de la defensa de Rosa Torino, a cargo de los abogados Humberto Oliver y Fabio Núñezque, planteó la incompetencia territorial para juzgar ese hecho, dado que fue cometido en México. El Tribunal resolvió que girará las actuaciones al tribunal de ese estado mexicano, vía Cancillería.
La exmonja describió que Rosa Torino de forma cotidiana hacía chistes sexistas sobre su persona que atentaban contra su dignidad y contra su carácter de religiosa. Esos chistes también los hacía, según manifestó, el cura Josué Salas.
Para la fiscala Ana Simesen de Bielke, los hechos de abuso sexual cometidos por Rosa Torino generaron afectación psíquica a las víctimas, quienes demoraron en poder denunciarlo.
Por otro lado, el Tribunal se negó a admitir como prueba, las denuncias canónicas contra Rosa Torino que el Arzobispado de Salta remitió a la Fisclaía el 22 de junio.
El referente del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos de Argentina en Salta, el periodista Fernando Climent, que se manifestó en la Ciudad Judicial junto a miembros de otras organizaciones sociales y políticas dijo a Salta/12 que es histórico "que llegue a ese bendito banquillo de acusados una persona que es un líder de una congregación católica internacional que además de estar acusado de abuso sexual ultrajante y abuso de poder al mismo tiempo tiene otras características que nos permiten sospechar el nivel de poder que tiene".
"Buscamos justicia como en todos los casos que quedan impunes. Este no es el único caso que queda y marcaría un precedente que tenga una condena efectiva y ejemplar que es lo que pedimos", sostuvo Climent. Recordó que el sacerdote también está siendo investigado por delitos económicos en la justicia eclesiástica.
Para Climent, es necesario visibilizar estas causas de abuso sexual que se siguen contra varios curas en Salta, como Rosa Torino, Emilio Lamas o Gustavo Zanchetta, y consideró que hubo encubrimiento de parte de la Iglesia Católica y del arzobispo Mario Cargnello.