"La decisión no tiene nada que ver con una expropiación sino la no prórroga de un contrato que se vence. Es coherente porque apunta a diferenciar la noción movilidad con la de infraestructura. Apunta a resolver el problema de que los operadores que hasta ahora manejaron el servicio no invirtieron en infraestructura. Sin bien no ocurrió el desastre del Belgrano Cargas, hubo claro deterioro", explicó a este diario Alberto Müller, director del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (Cespa) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Luego de 30 años de administración privada, el Ministerio de Transporte decidió rechazar la prórroga de las concesiones ferroviarias de carga en las líneas Sarmiento, Mitre y Roca. El servicio está en manos de las empresas Ferroexpreso Pampeano, Nuevo Central Argentino y Ferrosur Roca y, a partir de 2022, volverán a manos estatales, a cargo de Trenes Argentinos Cargas (TAC), organismo que realizará un plan de transición. El ministro de Transporte, Alexis Guerrera, definió que TAC se haga cargo de la administración, pero como parte de una transición hacia un modelo de uso abierto con participación público-privada.
"La verdadera revolución del transporte de cargas sería que movilice el triple de lo que hace ahora. Para entender este déficit hay que ver que las privatizaciones en la década del '90 se hicieron con números fiscales en la cabeza, ya que había que cerrar a como sea el esquema de la convertibilidad. Entonces estos ferrocarriles se entregaron a precio vil y sin obligaciones de inversión. Y esto fue un problema porque había activos para mantener a lo largo del tiempo, algo que obviamente no se hizo o si se hizo fue de forma muy escueta. El ferrocarril es el único modo de transporte que administra en forma conjunta movilidad e infraestructura. Diferente, por ejemplo, es el caso del automotor, en donde la movilidad corre por el lado del camión pero de la infraestructura se ocupa vialidad nacional. Al separar movilidad e infraestructura se puede ir a un modelo de operación privada pero con inversiones estatales", explica Müller.
"Hay que aclarar que los operadores privados que ahora se quedan sin concesión hicieron cierto trabajo en lograr mercados y volúmenes de carga, en parte porque ellos mismos transportan su propia carga. Pero no invirtieron en infraestructura porque ningún privado quiere hacerlo y así hubo abandono de líneas. Mucho peor fue la situación del sistema del Belgrano Cargas, eso fue un verdadero desastre y por eso se nacionalizó", agrega.