El represor Walther Klug Rivera, detenido en Ciudad de Buenos Aires el 12 de junio pasado, fue extraditado a Chile. El teniente coronel retirado, condenado por los secuestros y desapariciones de 23 trabajadores de centrales hidroeléctricas de la región del Biobío, deberá cumplir una cuarentena de diez días en un regimiento de policía militar de Santiago hasta que se confirme si continuará detenido, como esperan que suceda organizaciones y defensores de derechos humanos.
El lunes, Klug Rivera fue trasladado por personal de la Policía Federal Argentina (PFA) hasta el paso Los Libertadores de Mendoza para ser entregado a las autoridades de Chile. Su traslado fue autorizado por el juez federal Julián Ercolini, que entendió en el caso y ante quien Klug Rivera pidió que lo enviaran lo antes posible a Chile. El trámite se demoró cuando las autoridades argentinas detectaron que el represor estaba atravesando un cuadro de Covid.
La detención de Klug Rivera se produjo minutos después del mediodía del sábado 12 de junio. Estaba alojado en un hotel de la calle Moreno al 3000. Había escapado de Chile sin que lo notaran y buscaba viajar a Alemania, donde , gracias a su doble nacionalidad, podría evitar la extradición. El 1 de junio, intentó abordar un vuelo con destino a España para seguir viaje hasta Alemania pero las autoridades de Migraciones detectaron que tenía una alerta de información, no de detención.
Todas las averiguaciones derivaron en que perdiera el vuelo. Días después, desde el espacio de memorias Londres 38 denunciaron que Klug había escapado. Era la segunda vez que lo hacía: en febrero del año pasado, había llegado extraditado desde Italia. La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) trabajó en la identificación de las cámaras del aeropuerto y el departamento Interpol de la PFA lo detuvo y puso a disposición del juez Ercolini. Klug tenía un segundo pasaje para el 20 de junio que no llegó a usar.
Klug Rivera ingresó al Ejército chileno en 1966 y se formó en la Escuela de las Américas, desde donde Estados Unidos irradiaba su influencia entre los militares de la región. Para el momento del golpe de Estado con el que Augusto Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende, Klug Rivera era oficial del Regimiento 17 de Infantería Reforzada de Los Ángeles, en la región del Biobío.
Desde el 11 de septiembre de 1973 y hasta el 31 de marzo de 1974, se produjeron secuestros, desapariciones y asesinatos de 23 trabajadores de las centrales hidroeléctricas de El Toro y El Abanico, que pertenecían a la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA). Fueron llevados al regimiento de Los Ángeles o a reparticiones que dependían de éste. Klug fue responsable del centro clandestino que se montó en las caballerizas del regimiento. Por el caso ENDESA, Klug fue condenado en 2014 por la Corte de Apelaciones de Santiago a la pena de diez años y un día, pena que no cumplió porque se fugó a Europa.
Al momento de su segundo escape, Klug estaba siendo investigado por el secuestro de Luis Cornejo Fernández, un estudiante de la Universidad de Concepción. El 18 de septiembre de 1973, carabineros y militares se llevaron al muchacho primero a la comisaría de la zona de Los Ángeles y luego al regimiento, donde puesto a disposición del sector de inteligencia, que integraba Klug y en el que sobresalía como un interrogador sádico y brutal. Nunca más se supo de Luis Cornejo.