A las 21.30 de hoy miércoles, tres cortos catamarqueños marcarán el inicio de un festival audiovisual pensado para celebrar el orgullo LGBTIQ+, por iniciativa de las representaciones del NOA del Instituto Nacional del Teatro (INT).

En 2020, veintidós micromonólogos fueron seleccionados en una convocatoria -durante el ASPO, dispuesto por la pandemia de la covid-19-, “con el objeto de contener y darle herramientas no sólo a aquellos sectores que quedaron sin generar actividad, sino a aquellos que no fueron tenidos en cuenta desde el marco institucional del INT, a través de las políticas establecidas por la iniciativa del Plan Podestá”, indicaron desde la institución.

Los trabajos, de aproximadamente 5 minutos de duración, pertenecen a artistas del NOA y serán transmitidos entre el 30 de junio y el 4 de julio, un día para cada una de las provincias que integran la región, Catamarca, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, con excepción de La Rioja, que participa por Cuyo. Los cortos estarán disponibles en la plataforma int.salta, durante 24 horas, para ser vistos de manera gratuita.

“Con el objetivo de propiciar la visibilidad y de continuar apoyando la ampliación de derechos LGBTIQ+, a partir del miércoles 30 de junio serán publicados estos cortos, que pondrán en valor la actividad teatral vinculada a la ampliación de derechos, en un espacio de trabajo para los grupos teatrales vinculados al movimiento LGBTIQ+ del NOA”, señalaron. En este contexto, Catamarca/12 dialogó con los realizadores locales.

Pablo Daniel Navarro, en Instrucciones para trucarse.

En primer término, Fernando Uro, autor y co-director de Instrucciones para trucarse, explicó que la pieza, protagonizada por Pablo Navarro, se rodó a finales del año pasado y “planteaba cuáles son las decisiones sobre nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra forma de expresarnos, cuáles de esas decisiones son reales y cuáles son impuestas para cargarnos o encasillarnos dentro de un rótulo nuevamente”.

Además, Uro ejemplificó: “La semana pasada leí una entrevista a una chica trans, drag queen, que es boliviana y está viviendo en España. Decía muy claro que para ser trans no necesitás hormonas ni el papel de un psiquiatra que diga que sos trans, no necesitás nada. Ese discurso coincide con el trabajo que hicimos. En el monólogo de elle, quien era su padre indicó que si deseaba ser mujer su cuerpo tenía que llamar la atención lo menos posible y ser una mujer completa”. A lo largo del doloroso proceso de transición, emergen cuestiones vinculadas a la asunción del propio cuerpo, del propio ser y los sentimientos: “¿Por qué si acepto todo lo que soy, debo someterme a una imposición ajena, que muchas veces está dentro de nuestro colectivo LGBTIQ+, donde tenemos que responder a ciertas formas y lineamientos y nos volvemos a meter en esto hombre o mujer? Estos puntos se mueven en el monólogo”, adelantó.

El artista presentará también la obra Por asfixia, en la primera jornada del Festival. “Es el relato de una chica que, a través de un mensaje de voz, le confiesa a una ex amiga que acaba de encontrar después de mucho tiempo, que fue su primer gran amor en la primaria y que nunca se atrevió a decirle porque había un entorno opresor. La escuela, su familia, sus amigos le hacían creer, ver y sentir que lo que estaba viviendo y sintiendo estaba mal. Ahora intenta abrir un poco la puerta, sin embargo, hay un afuera que se manifiesta a través de un teléfono que suena constantemente y no la deja comunicar algo tan simple y tan sencillo como es el sentimiento hacia otra persona”, describió.

Sobre este punto, el director opinó: “Creo que hay una mayor opresión en cuanto a la mujer a la hora de asumir sus gustos y preferencias sexuales. Si bien hay una apertura mayor de la sociedad hacia la comunidad LGBTIQ+, sigue siendo mal vista la mujer a la que le gusta otra mujer. Hay un machismo muy fuerte que no pesa tanto sobre el hombre. Entonces, desafortunadamente, el camino que encuentra la protagonista es uno de los peores y que sigue siendo muy común en nuestra sociedad a pesar de todos los logros que se tienen”, concluyó.

Por su parte, Víctor Aybar, responsable del corto Él sólo quería bailar, conversó con este medio sobre el guión de su trabajo, en el que se observan fotos, juguetes y otros elementos autobiográficos: “Soy bailarín desde muy chico, bailé lo que pude: folklore, ballet, expresión corporal, contemporáneo. Esa afición a la danza ha marcado mis lecturas y mi escritura. La idea surgió de un libro inédito que se llama Mariposa doble que gira sin cesar, y allí varios de los poemas se centran en una voz poética que trae recuerdos hermosos de infancia atravesados por la hetenormatividad. La danza siempre ha sido vista como algo que escapa a la masculinidad. Y en mi caso particular la danza me ha servido de cobijo igual que la escritura. En una provincia conservadora, todavía en proceso de cambio, es una decisión difícil tomar estas actividades como un lugar de expresión. El amor de mi familia ha sido el tercer sostén a una infancia plena. Ello también hizo que pudiera transitar con mucha libertad”, aseguró.

Su cortometraje combina la literatura, lo audiovisual y la danza. Sobre esta característica, comentó: “El cruce de lenguajes es algo a lo que me ha interesado mucho. Este corto ha sido un poco la experimentación. Pero claramente las influencias de maestras en la danza como Zerbini, Scacceri y Bucari, me han guiado. Hay en el corto imágenes de libros de ellas”.

Víctor Aybar en Él solo quería bailar.

Asimismo, sobre la sentencia “Nadie te va a querer así”, que insiste en el corto, sostuvo que “Esa frase tiene muchas implicancias en las infancias, diría negativas. Desde lo que te gusta, un poni o Xuxa, hasta no querer dar un beso o saludar a un mayor. Es una forma de crianza antigua y muy del NOA que en este último tiempo se ha replanteado nuevas preguntas y nuevas respuestas. Es un llamado a tener cuidado con frases que podemos dar a las infancias que deben ser revisadas. Tomar una posición en estos temas es central. La tibieza aquí no tiene lugar”.

Visibilizar

Ambos directores coinciden en los beneficios de este evento, tan necesario en estos tiempos. “Es emocionante ver la cantidad de cortos en una región sumamente conservadora. Pero creo que esa situación está cambiando, por suerte. De todos modos, no podemos olvidar que un escritor hace 30 años fue difamado públicamente en los medios y tuvo que irse de la provincia. Que estos espacios ahora existan y tengan una respuesta es signo de ese cambio”, consideró Aybar, al tiempo que subrayó: “Sin embargo, si miramos bien, otras provincias -como Salta o Tucumán- presentaron una mayoría abrumadora. Catamarca apenas tres. Creo que es signo de apertura apenas, no de una aceptación plena. Hay que tener cuidado con mensajes esperanzadores donde todavía tenemos casos como el de Claudio Soto y Casandra Aybar, que ni siquiera tuvieron un sospechoso ni ánimos de esclarecer sus muertes”, enfatizó.

Por su lado, Fernando Uro celebró “que se pueda hacer un festival de nuestra región y que sobre todo Catamarca esté presente”, y añadió: “Me parece sumamente importante sobre todo porque muchas veces nuestra sociedad catamarqueña es considerada de las más conservadoras del país, pero que se pueda llevar adelante este festival aunque sea de manera virtual, empieza hablar de la apertura que estamos teniendo y que el teatro se está empezando a hacer cargo de estas temáticas y nosotros los artistas, también”.

Finalmente, el integrante del grupo Egocentric US festejó la virtualidad: “Se va a poder llegar a todo el país y también a otros lugares que no hubiéramos podido llegar por otros medios. La gente puede empezar a entender un poco qué es lo que nos pasa y cuáles son nuestros sentires. Seguramente alguien va a encontrar un punto de identificación. Ojalá se repita, de manera virtual o presencial. Es un espacio que no se puede perder”, concluyó.