El ex presidente tiene quien le escriba -con perdón de García Márquez y su célebre coronel- y también quien le financie su berretín. Podría sintetizarse en el slogan de la FIFA: “Living Football” (Viviendo Fútbol), algo que Mauricio Macri interpreta al pie de la letra. Viajero itinerante y compulsivo, el personaje de derechas está de paso por Madrid camino a Zurich. En julio de 2020 hizo un recorrido parecido. Pero incluyó París en lugar de la capital española, vacaciones en la Costa Azul y destino final en el centro financiero de Suiza, donde funciona la federación que lidera Gianni Infantino. El dirigente que le reinventó un cargo a su medida. Y con presupuesto para gastar a discreción.
Cuando Macri ingresó en 2020 a la Fundación FIFA -el jefe político cambiemita tiene un "posgrado" en entidades de ese tipo- contaba con cuatro millones de dólares para obras en infraestructura deportiva y asistencia a ONGs. Este año le otorgaron ocho millones, un 100 por ciento más que en el anterior. Para 2022, recibió otra buena noticia. Su presupuesto ascenderá a 18 millones. Es un 125 por ciento mayor. Si se calculan los tres períodos anuales el incremento sería todavía más grande.
Estas demostraciones de afecto monetario eran esperables. Cuando Infantino lo nombró presidente ejecutivo declaró: “Mauricio tiene el perfil ideal para liderar este proyecto, que quiere poner el fútbol al servicio de la sociedad. Su experiencia y visión de futuro permitirán, sin duda, que nuestra fundación intensifique su labor y amplíe su ámbito de acción para contribuir a las mejoras sociales en todo el mundo”. Es curiosa la parábola dialéctica del suizo, para definir a alguien que se valió de la pasión que despierta el fútbol y llegar a ser lo que es hoy. Un ex presidente argentino con incalculable capacidad de daño al tejido social y un oportunismo sin igual.
La página oficial de la Fundación FIFA retrata su arribo como si fuera el de un mesías: “Llegó a la Fundación FIFA con una impresionante hoja de servicios, como máximo mandatario tanto en la política como en el fútbol”.
La decisión de la organización que preside Infantino de aumentarle de manera significativa el presupuesto, choca con la baja a que fueron sometidas otras áreas de la FIFA. En 2019, cuando Macri todavía no había ocupado su despacho en la fundación, recibieron dinero 112 asociaciones civiles de 63 países. Algunas de ellas también lo hicieron del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la USAID, un ente del gobierno de Estados Unidos que nació para “disminuir la amenaza del comunismo ayudando a los países a prosperar bajo el capitalismo”.
El ex presidente presentará a su regreso el 8 de julio y de modo virtual su libro Primer Tiempo, redactado por Hernán Iglesias Illía y Pablo Avelluto. En la FIFA seguirá jugando otros partidos gracias a su amigo Infantino. Viviendo fútbol o ¿viviendo de él? No es exactamente lo mismo.