Si en los últimos nueve días llegaron 5.024.500 vacunas a la Argentina, una cantidad inédita y de gran envergadura, es evidente que semejante flujo tiene un tiempo normal de distribución y aplicación. Cuando el Ministerio de Salud de la Nación, por ejemplo, le informa a su par bonaerense que tiene vacunas a su disposición, se ordena el traslado al depósito del Correo Argentino en Tortuguitas. Ahí se tiene que hacer la distribución para --en el caso bonaerense-- 406 vacunatorios. Recién después se hace el envío a destino y no se mandan vacunas para un solo día, sino para tres, cuatro, cinco días y a veces una semana, depende de la distancia. Esas vacunas figuran como distribuidas y, lógicamente, no aplicadas. Pero, además, el Ministerio de Salud de cada provincia no puede poner en marcha citaciones, si no tiene las vacunas en su poder. Al revés de lo que se dice, la vacunación está en aumento, no en disminución. El distrito bonaerense, que aplicaba unas 100.000 dosis por día, este miércoles citó a 159.000 y, además, fueron espontáneamente, sin turno, otros 20.000 ciudadanos.
Campañas mediáticas
En las últimas horas, los grandes medios, alineados con Juntos con el Cambio, sacaron de la galera una nueva campaña contra el Gobierno: esta vez alegan que hay más de cuatro millones de vacunas sin aplicar. O sea, primero dijeron que eran veneno, después que el veneno no llegaba, después que falta la segunda dosis del veneno y ahora que tardan demasiado en aplicar el veneno.
El manejo nacional de las vacunas
La realidad es que el Ministerio de Salud logró una creciente velocidad en la distribución de vacunas. Cuando el avión aterriza en Ezeiza hay cuestiones decisivas con las que se debe cumplir:
- El trámite aduanero.
- El Instituto Nacional de Medicamentos (INAME), de la Anmat, verifica cada lote. Tiene que chequear si se corresponde con la documentación y si el laboratorio de origen está aprobado.
- Si las dosis vienen de una nueva planta de producción -como ocurre muy habitualmente- se requiere de un trámite especial de aprobación en la Anmat.
- Como es obvio, el propio Ministerio tiene que hacer un recuento para ver si se está recibiendo la cantidad que figura en la documentación.
Toda la partida se envía a depósito y allí se prepara la distribución a los distintos distritos. Cuando las partidas están listas, algunos distritos retiran lo que tienen disponible y a otros se les envían. Desde que aterriza el avión, hasta que se distribuyen suelen pasar 48 horas, o algo menos. Este jueves se mandan a los distritos las 709.000 vacunas que llegaron en la tarde del martes.
El camino de las vacunas en los distritos
Una vez que las partidas están distribuidas a las provincias, las cosas no son para nada instantáneas.
Tomando el ejemplo bonaerense, el Ministerio de Salud que lideran Daniel Gollan y Nicolás Kreplak, va a buscar la partida y la traslada al depósito del Correo en Tortuguitas.
Por supuesto, lo primero que se hace es verificar que lo recibido es lo prometido.
Todos los lunes y jueves se hace un control de stock de los 406 vacunatorios. Porque si en un vacunatorio hubo gente que no se presentó a aplicarse la dosis, le sobran una cantidad de vacunas y, por lo tanto, hay que enviarles menos. Si se presentó gente de forma espontánea --mayores de 50 o personas con enfermedades previas, sin turno-- tendrán un stock reducido y habrá que enviarles más. Si se le van a asignar 300 turnos es obvio que tiene que tener las vacunas necesarias para esos turnos, no sólo de un día, sino para dos o tres, y para los espontáneos que puedan presentarse.
Una vez que se hicieron los chequeos y las verificaciones, se hace la distribución, siempre manteniendo las cajas originales. El proceso de envío a los 406 vacunatorios tarda aproximadamente 48 horas, en algunos casos 72, depende de las distancias. Y es evidente que las vacunas tienen que llegar antes de que estén citados los ciudadanos.
Por otra parte, no se envían las dosis para un día, sino para dos o tres y en algunos casos para una semana entera. Eso depende de la distancia al municipio del que se trate. De manera que, si el ministerio bonaerense convoca a vacunar a 130.000 personas un día, tiene que enviar casi 500.000 que quedarán sin aplicar por tres o cuatro días y hasta una semana. Entonces, figuran como distribuidas pero no aplicadas.
Es distinta la situación en CABA. En primer lugar, por la distancia: todo es casi instantáneo porque se distribuye a los vacunatorios en minutos. Pero, además, en el distrito porteño no sólo vacuna el ministerio de la Ciudad, sino también PAMI, la UBA, el CCK. Las proporciones son muy distintas: 30.000 aplicaciones en CABA en un pequeño territorio con la población muy concentrada, 150.000 o 160.000 o más en Provincia de Buenos Aires distribuida por un territorio mayor al de muchos países.
El arte de inventar malas noticias
La increíble campaña de los grandes medios y la oposición trata de convertir una buena noticia en mala. Porque el punto clave es que vinieron 5 millones de vacunas en pocos días, una noticia buena. Y por supuesto que significa todo un trámite la llegada, verificación, la distribución, el otorgamiento de turnos y la aplicación. La Argentina afronta el desafío de batir records de vacunación porque si, como adelantó Página/12, llegarán no menos de 15 millones de dosis en julio, se requerirán 450.000 aplicaciones diarias, cuando los records oscilaban en 376.000. Todo indica que habrá que armar nuevos vacunatorios y, como ya se está haciendo, salir a los barrios a inscribir y vacunar.