Sabemos de dolores, de fuerzas y de lágrimas. Esas que cada tanto nos visitan, cuando en nuestro cuerpo hacemos el recorrido del día. No nos piden permiso. Circulan en silencio y empujan por salir frente a cada situación de angustia o emoción. Aparecen cuando estamos juntes, soles o acompañades. Esas lágrimas son y han sido las compañeras de esta lucha. Han estado en cada une de nosotres, en cada lucha individual y colectiva.

El jueves 24 de junio no fue un día más en Argentina. Fue la fecha en la que comenzó un camino. Tenemos Ley de Cupo Laboral Travesti trans. Y esta vez las lágrimas que me visitan traen consigo la libertad y la esperanza de una trasformación que nos ayude a recuperar el futuro para poder ver nuevos horizontes donde no haya imposibles, donde la herencia y la memoria para nuestro colectivo travesti trans sea otra. La sociedad no ha mejorado, hemos mejorado las personas travestis trans porque estamos hablando entre nosotras y les estamos hablando ustedes, al mundo y les decimos una y otra vez queremos estar trabajando. Se nos ha excluido sistemáticamente de distintos ámbitos: educación, trabajo y fundamentalmente hay una exclusión cultural. Y el acceso a la cultura es, también, acceso a la salud mental. Todas esas pequeñas acciones que pueden ser consideradas prácticas culturales, cuando provienen de nosotras, son invisibilizadas. Muchas personas trans escriben y no publican, otras cocinan muy bien y nadie lo sabe. Mientras vivamos en una socidad en la que solo se nos imagina como trabajadorxs sexuales, lo que hay que cambiar es la cultura para que esto no sea un destino. ¿Podemos hablar de una elección cuando el 90 por ciento de la población travesti y trans se dedica a la prostitución? ¿Realmente hay un deseo ahí? ¿Porque cuando un cuerpo travesti sale a la calle es leído como cuerpo consumible?

El hecho de ser una persona trans no debería dejarte fuera de ningún empleo. Que una haga lo que quiera con su cuerpo no tendría que condicionar ningún trabajo. Tenemos la oportunidad y el desafío de comprometernos para contribuir a una sociedad más justa y romper los paradigmas para ofrecer una mirada inspiradora donde las personas travestis y trans puedan identificarse o diferenciarse. Las leyes de cupo refuerzan en algún sentido una acción reparadora pero también es necesario cambiar el final de esta historia. Y como son los finales los que siempre el público recuerda quiero aprovechar para agradecer a cada una de las travestis que me crucé en la vida. Que les llegue mi cariño; a las de la televisión, a las de la música, a las que están paradas en la esquina, en las marchas. A las travestis argentinas que viven y no se rinden y no solamente por ellas sino por la que vienen. ¡Las quiero mucho!