Tobías recibe una pelota de cara al arco, en la boca del área grande. Pero se toma dos tiempos para hacer una maniobra. Y en ese segundo, cuatro jugadores de San Telmo se le acomodan delante. Los Zárate llevan el instinto de gol en la sangre. Cualquiera hubiese definido de primera, pero Tobías tomó la decisión perfecta: hizo una pausa para quedar mejor perfilado y acomodó la bocha con suavidad, pegada al palo, imposible para el arquero. Golazo.

A préstamo en Morón sólo por 2021, el pibe de 20 años ya lleva cinco goles en la B Nacional. Este martes, de hecho, abrió la cuenta para el 2-0 contra Defensores. El hijo del Roly (campeón y goleador con Vélez, y acaso el Zárate más idolatrado en ese club) renueva la sangre de una familia que sacó jugadores durante las últimas cinco décadas. Desde el debut de Sergio Fabián en 1987, el fútbol argentino parece ser eso que sucede entre Zárate y Zárate.

Numerosos hermanos hicieron historia en nuestro fulbo, desde los Barros Schelotto hasta los Milito, en otra época los Cambiasso, en el ascenso los Soriano. Y algunos apellidos se convirtieron en pequeñas dinastías; bruja y brujita Verón, pipa y pipitas Higuaín. Pero los Zárate combinan ambas cosas y con una cantidad récord: Tobías es el quinto elemento de esa familia que fabrica goles desde el oeste del conurbano since 80's.


La quinta década

Los primeros fueron Sergio y Ariel, el Ratón y el Chino, quienes cimentaron la avanzada Zárate en el fútbol argentino. Son la vieja escuela de la familia: décadas del '80 y del '90. El Ratón estuvo tres años en Vélez (escuela de formación de todo los Zárate) e hizo el grueso de su carrera en los '90. Pivoteó entre Alemania e Italia hasta que recaló en México, donde vivió su lustro de oro: ganó los únicos campeonatos de su carrera, tres con el Necaxa, y fue ídolo.

El Chino, en cambio, tuvo breves pasos por Vélez e hizo los primeros doce años de su carrera en distintos clubes discretos del mundo. Pero su máxima notoriedad la alcanzó de grande, pasados los treinta, en el rudo ascenso argentino: después de ser figura en Morón y en Tristán Suárez, Ariel vivió la meteórica escalada de All Boys desde la B Metropolitana hasta la A.

Aunque son hermanos de aquellos dos, Rolando y Mauro componen una avanzada posterior, la del 2000 en adelante. Mauro, nacido en 1987, es un millennial. Roly se quedó afuera por poco. Todos los Zárate surgieron en Vélez, pero el primero en tener el lápiz con el que se escribía la historia sería Rolando, goleador de un torneo y campeón de dos, el del 2005 como gran figura. Un perro de área y, además, un gran tirador de pelota parada.

Al igual que Roly, Mauro (otro exquisito bateador de tirolibres) también tiene la medalla del '05: había debutado en Vélez el año anterior, compartiendo cancha con su hermano, y hasta hubo un partido contra Colón donde ambos marcaron goles. De los cuatro Zárate, Mauro es el que más expansión alcanzó: salió campeón del último Mundial sub20 que ganó Argentina (con un gol clave para remontar la final ante República Checa) y tuvo tres años muy buenos en la Lazio de Italia. Luego vino su vuelta a Vélez y el polémico traspaso a Boca, club del que acaba de irse en estos días.

El quinto elemento

Como el resto de los Zárate, Tobías nació en Haedo y se formó en Vélez. Fue una de las tantas apuestas que hizo Gabriel Heinze cuando dirigió al equipo y decidió apoyarse en jugadores de la cantera propia. De su gestión salieron Nicolás Domínguez (hoy en la Copa América, con la Selección), el transferido Monito Vargas y Thiago Almada, la última gran esperanza velezana. Aunque el Gringo no fue campeón, valorizó jugadores y Vélez embolsó casi 40 millones de euros por ventas.

Tobías, que venía de ser goleador en la Reserva del prócer velezano Guillermo Morigi, debutó en febrero de 2020 por la Copa Sudamericana contra el Aucas, de Ecuador. Su estreno cruzó el océano y fue noticia hasta para el diario Marca, de España, que tituló: "Debutó otro Zárate en Vélez 32 años después". También lo hizo 22 años después que el Roly. Y es el primero de la familia que aparece en esta década.

Al igual que su papá y sus tíos, de pibe le tocó una precoz experiencia europea: tras el semestre en Vélez fue cedido al FC Famalicao, equipo de la Primera de Portugal. Ahí estuvo año y medio, hasta que a comienzos del 2021 el préstamo se trasladó a Morón. Quizás él (o su entorno) comprendieron algo que pocos pibes ven: sin espacio en su club de origen, a veces es mejor mostrarse en un equipo fuerte de la B Nacional que caer en la tentación de ir a Europa y boyar por cuadritos.

Y, tal como hicieron algunos de sus tíos, volvió al Oeste: Sergio se retiró en Deportivo Merlo, y Ariel desembarcó en el Gallo tras una década por España. Una especie de ritual familiar. Como hacer goles. Cuando le preguntan qué condición le gustaría tener de sus familiares futbolistas, responde: "Mi viejo aguantaba bien la pelota. Mauro es muy rápido. El Chino, un gran gambeteador. Y todos con buena pegada". En efecto, Tobías está construyendo una interesante síntesis de esa influencia genética. Aunque, además, aporta una sutil novedad: es el primer Zárate que sale zurdo.