Un juzgado de la isla española de Tenerife, en el archipiélago atlántico de Canarias, autorizó este jueves el cese de la búsqueda en el mar de Tomás Gimeno, acusado de secuestrar y asesinar a sus hijas Olivia y Anna para ejercer violencia vicaria contra su expareja. También se dejará de buscar por este medio a Anna quien, a diferencia de su hermana Olivia, hallada hace 20 días en el fondo del mar, continúa sin aparecer.
La decisión del juzgado de Violencia sobre la Mujer que instruye el caso entiende que las tareas de búsqueda del buque oceanográfico --iniciados hace un mes en las zonas donde apareció el cuerpo de Olivia y donde se perdió la señal del teléfono de Gimeno-- brindó ya toda la ayuda tecnológica que podia dar, dado que la orografía del fondo marino donde debería continuar es inabordable e inaccesible.
La justicia se pronunció después de que este miércoles los responsables del buque presentaran un informe que concluyó que el trabajo que debían emprender ahora era "completamente inabordable", dada la profundidad de la zona.
Gracias a la búsqueda en el mar se pudo hallar el cuerpo de la pequeña Olivia, localizado el 11 de junio a una profundidad de 888 metros dentro de una bolsa de deporte unida a un ancla.
El 21 de junio pasado también se encontró una botella de aire comprimido portátil, usada para practicar submarinismo, a una profundidad de 1.331 metros, y ese mismo día el buque halló una segunda botella idéntica a la anterior, a la misma profundidad. Se buscó además el cinturón de plomos, con el que supuestamente Gimeno pudo hundirse, pero no pudo localizarse.
El caso de las niñas españolas
El drama se inició cuando el 27 de abril Gimeno pasó a recoger a sus hijas y se dirigió con ambas a su casa. De allí, cerca de las 19:30 se dirigió hacia el puerto deportivo marina Tenerife. Nadie, ni guardias ni cámaras de seguridad, pudieron detectar si ingresó con las niñas. Solo se pudo registrar que tiempo después Gimeno embarcó solo. Desde su auto llevó valijas y bolsos, y para eso debió hacer tres viajes entre el vehículo y la embarcación.
Zarpó dos veces. Al volver de su primera salida, la Guardia Civil lo interceptó y lo multó por saltearse el toque de queda que rige por la pandemia de coronavirus. Salió al mar pasada la medianoche y no se lo volvió a ver. Al día siguiente se encontró la lancha vacía, sin ancla, frente a Puertito de Güímar, en la costa este de Tenerife. Más tarde apareció en el agua una silla de bebés, de las que se usan para los viajes en automóvil.
Finalmente, el robot del buque Ángeles Alvariño halló el cuerpo de la mayor de las hermanas, Olivia. Según los resultados de la autopsia, el deceso de la niña se trató de una "muerte violenta, con etiología médico-legal compatible con homicidio, siendo la causa inmediata compatible con edema agudo de pulmón". Además, los investigadores llegaron a una dramática conclusión: el padre de las nenas las habría anestesiado con drogas para dormir antes de la tragedia. La Guardia Civil ya confirmó que en los cinco allanamientos que se realizaron en su casa hallaron varios blíster vacíos de pastillas.