Desde Lima
Un papelón internacional hizo la delegación que Keiko Fujimori mandó a Washington para reunirse con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, para pedirle una auditoría internacional a las elecciones que perdió. Almagro no los recibió. Los enviados a la OEA por la hija del encarcelado exdictador Alberto Fujimori solamente pudieron tener una reunión con el director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA, Gerardo De Icaza. Convocaron una conferencia de prensa y se encontraron con un salón desierto. La misión fujimorista, formada por dos congresistas electos y dos exministros, fue un fracaso rotundo.
Vencida en las elecciones del 6 de junio por poco más de 44 mil votos por el profesor rural y sindicalista de izquierda Pedro Castillo, Keiko no asimila su tercera derrota electoral consecutiva y denuncia sin pruebas un supuesto fraude. Pretende anular votos de Castillo para voltear el resultado. Y para eso quiere la ayuda de la OEA. El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) viene rechazando todos sus pedidos para quitarle votos a su rival, proceso de revisión que debe culminar en los próximos días. Por eso la derecha peruana ha recurrido como su última carta a una posible ayuda de la secretaría general de la OEA. No le ha funcionado.
Los emisarios de Fujimori viajaron a Washington convencidos que Almagro los recibiría, que en él tendrían el apoyo que buscaban para una salida al estilo del golpe en Bolivia para cambiar su derrota en triunfo, pero se encontraron con las puertas cerradas. Todos sus intentos de hablar con Almagro fueron inútiles. Solamente consiguieron una cita con un funcionario de nivel menor. Si el secretario general de la OEA dispusiera una auditoría al proceso electoral peruano, significaría desautorizar a su propia misión de observadores que ha avalado la limpieza de las elecciones. Todas las otras misiones de observación internacional y nacional también han calificado como legítimo el proceso electoral.
Este lunes, Fujimori le había dejado una carta al presidente Francisco Sagasti pidiéndole solicite una auditoría a la OEA. Con los organismos electorales peruanos y las misiones de observación confirmando la limpieza de las elecciones, se considera altamente improbable que el gobierno ceda a las presiones y acceda a ese pedido. Almagro, al no recibir a la delegación de Fujimori, ha enviado el mensaje que no piensa hacer ningún gesto público a favor de una auditoría de la OEA a las elecciones peruanas.
Los émulos de Donald Trump en la estrategia de repetir y repetir fraude sin pruebas, de mentir y mentir, de buscar anular sin razón votos del triunfador para así ganar, intentaron hacer bulla en Washington, pero eso terminó en otro papelón. Convocaron a una conferencia de prensa y cuando los cuatro enviados de Keiko -entre ellos el almirante en retiro y congresista electo Jorge Montoya, que en las últimas semanas ha sido uno de los más activos promotores de un golpe para impedir que Castillo asuma la presidencia- llegaron a la conferencia de prensa que habían convocado, el salón estaba prácticamente vacío. Y los pocos que estaban ahí no eran periodistas. Comenzaron a hablar frente a sillas vacías.
Pero la negra jornada para el fujimorismo no quedó ahí. En el salón casi vacío se paró la investigadora y politóloga peruana Francesca Emanuele, para increparlos. “Ustedes están aquí como golpistas. Por eso es que la prensa no está aquí, porque internacionalmente ustedes son vistos como golpistas”, les dijo. Los enviados de Keiko se miraron desconcertados. Fue la cereza en el pastel de un viaje convertido en un ridículo internacional.
Llamado golpista
Luego del fracaso de las gestiones ante la OEA, el excandidato presidencial en 2016 y ahora aliado de Keiko en el frente de derecha, Alfredo Barnechea, ha pedido abiertamente una intervención militar y la formación de un régimen cívico-militar que impida asuma un gobierno de Castillo, al que llama “comunista” y “terrorista”. Considerado hasta ahora como de centro derecha, Barnechea se suma a las voces de la extrema derecha y de militares en retiro que vienen pidiendo un golpe contra el triunfo electoral de Castillo, y ha ido más allá al demandar un régimen cívico-militar. Signo de la desesperación de las élites por la victoria de un candidato que promete un gobierno popular.
“El fracaso en la OEA ha determinado que Barnechea haga ese llamado golpista a un frente cívico-militar, que es un adelanto de lo que promovería Keiko, aunque en este momento no lo dice, cuando se confirme el fracaso de su pedido a la OEA”, le señaló a Página 12 el sociólogo Alberto Adrianzén.
En esa línea golpista, Keiko y sus aliados anuncian que sin una auditoría de la OEA no reconocerán el resultado electoral ni la legitimidad del próximo gobierno, insistiendo en el falso argumento del fraude. Si no logran evitar que el profesor rural que levanta el cambio del modelo neoliberal asuma la presidencia, la estrategia de la derecha es deslegitimarlo cuestionando su victoria y así debilitarlo y desestabilizar su gobierno para derrocarlo, lo que podría canalizarse a través del próximo Congreso, donde la derecha tendrá mayoría.
Expresiones racistas
Los discursos golpistas tensan más un ambiente ya muy crispado, en el que afloran expresiones racistas contra Castillo, profesor rural de origen andino, y sus votantes, y manifestaciones que llaman a la violencia. “Terruquitos, no se escondan, quiero verlos en la fosa, de sus tripas voy a hacer cebo”, son los amenazantes cánticos, en tono militar, de manifestantes de ultraderecha que marcharon por las calles de Lima contra Castillo. En Perú, el término “terruco” es sinónimo de terrorista y la derecha lo usa para descalificar a la izquierda. Y también tiene un fuerte contenido racista, porque esa derecha que marcha amenazante identifica a los sectores populares, a los pobladores andinos y rurales, los votantes de Castillo, como “terrucos”.
“Hay una abierta campaña racista contra Castillo y sus seguidores. El triunfo de Castillo es plebeyo, popular, provinciano y andino. La derecha quiere un enfrentamiento con Castillo y sus electores. Creo que el fujimorismo está buscando el desborde violento de la gente, una reacción violenta”, advierte Adrianzén.
Mientras la derecha complota en su contra, Castillo hace llamados a la unidad y tiene reuniones con diversos sectores, propias de un presidente electo. Ha anunciado la formación de un Frente Nacional por la Gobernabilidad y la Democracia, con sindicatos, gremios, movimientos sociales y partidos políticos.