A pesar del escenario que le ofreció el titular de la Uatre, Gerónimo "Momo" Venegas, en el festejo del Día del Trabajador, ni políticos ni sindicalistas ni empresarios se mostraron convencidos de que se cumpla con el "Plan Empalme" que el presidente Mauricio Macri mostró ayer como un anuncio para incorporar al trabajo formal a cerca de 300 mil beneficiarios de programas sociales. Desde todos los espacios, coincidieron en que sin un cambio de rumbo en las políticas económicas, que vuelva a impulsar el consumo y fortalecer el mercado interno, ninguna empresa generará mano de obra. Desde La Cámpora, señalaron que el plan ya se aplicaba desde 2010 bajo el nombre de "Programa de Inserción Laboral en Empresas".
"Por qué razón los empresarios escucharían en esta oportunidad, cuando la CGT firmó dos convenios con el Gobierno y empresarios y no se cumplió ninguno", interpeló el jefe del Sindicato de Canillitas, Omar Plaini. En ese sentido, el secretario de Comunicación de la CGT, Jorge Sola, advirtió que "las condiciones para que eso suceda no están", al apuntar que "no se va a generar trabajo mágicamente, para eso hay que cambiar condiciones macroeconómicas, y eso está bastante lejos".
Desde el sector empresario, el presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (CAMIMA), José Luis Ammaturo, indicó que el sector ve con “beneplácito la iniciativa para atender la necesidad de reconvertir los planes sociales en trabajos genuinos”, pero resaltó al mismo tiempo la necesidad de capacitación de los futuros trabajadores.
“El plan Empalme es un punto a considerar por la coyuntura, pero también es importante ver el futuro y buscar generar trabajo con la formación necesaria para atender la renovación tecnológica que se da en el mundo. Para eso son necesarias políticas activas para formar a los trabajadores del futuro”, enfatizó Ammaturo.
Por su parte, el presidente de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN), Francisco Dos Reis, analizó que “el actual problema del empleo no se resuelve con este programa si no se acepta antes que hubo una caída brutal del salario, por consiguiente una caída brutal de la demanda y como consecuencia para bajar los precios se decide abrir la importación asfixiando a muchos sectores industriales”.
En el mismo sentido, el expresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y actual diputado nacional, José Ignacio de Mendiguren, indicó que comparte la medida del Gobierno en linea con lo que oportunamente propuso el Frente Renovador, al entender que “es positivo que se promocione transformar los planes sociales en puestos de trabajo estables”. “No obstante esta buena intención depende de cómo se comporte el crecimiento de la economía en momentos en que se debe apelar a suspensiones o vacaciones adelantadas para no despedir", advirtió.
Desde Cambiemos, el jefe del bloque radical de la Cámara de Diputados, Mario Negri, aseguró que si bien el plan "no resuelve el problema de fondo", el trabajador se sentirá "incorporado al circuito productivo", en una medida que demuestra que "el Gobierno busca cómo incentivar el empleo formal". Mientras que otra voz del massismo, el dirigente Daniel Arroyo apuntó que "el concepto está bien", aunque "hay que ver cómo se implementa" porque "no debería convertirse en flexibilidad".
En tanto, la agrupación kirchnerista La Cámpora señaló en sus redes sociales que si bien "la idea no es mala, lo que por honestidad intelectual deberían decir Macri y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, es que esa política fue diseñada por la ex presidenta", en referencia al Programa de Inserción Laboral en Empresas, aplicado en 2010 por Cristina Kirchner.
Por el Frente de Izquierda, el diputado Néstor Pitrola definió la iniciativa como un "subsidio a la patronales" en "función de una precarización laboral", además de alertar que provocará "despidos de trabajadores con antigüedad".