Tres testigos que declararon ayer en la continuidad del juicio oral y público que en la Sala IV del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta se lleva a cabo en contra del cura Rubén Agustín Rosa Torino confirmaron que en el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Baustita se cometieron abusos sexuales y hubo prácticas de humillación, maltrato y manipulación.
En particular, los testigos refrendaron que Rosa Torino, fundador y director de esa organización religiosa, cometió los abusos por los cuales está siendo juzgado en este proceso, denunciado por dos exnovicios y una exmonja.
G.G., padre del denunciante Y.G. ratificó que su hijo fue abusado. El testigo, es artesano y profesa la religión católica, por esa fe envió a tres hijos al Instituto que dirigía Rosa Torino. Ahora afirmó que el cura destruyó su hogar y la integridad de su hijo Y.G. Y dijo que el Instituto "era un prostíbulo".
G.G. se enteró de los abusos y maltratos que había sufrido su hijo al leer un cuaderno que Y.G. dejó en su taller de artesanías en 2015. Esto ocurrió después de que el testigo visitara a su hijo en el Monasterio de San José, ubicado en Finca La Cruz, donde ahora el sacerdote acusado cumple su prisión domiciliaria.
El hombre recordó que Y.G. le dijo que quería hablarle, que lo vio raro y expresó su intención de dejar el Instituto para estudiar letras. "Me deja el libro (un diario) con todos los escritos en el taller donde yo trabajaba, se me caen las lágrimas", detalló el padre. En ese cuaderno el joven relataba las situaciones de abuso y torturas por las que había pasado y sus estados emocionales. Sobre la base de ese relato, el padre dijo que en la Congregación hubo "maltrato, autoritarismo (...) peor que los nazis". Consideró que Rosa Torino debe pedir perdón y asumir que se equivocó, "¿por qué no lo hace?", cuestionó.
El hombre también reseñó que su hijo le contó sobre los abusos sexuales a los que lo sometió el sacerdote Nicolás Parma, cuando Y.G. era adolescente. Y le contó que luego Rosa Torino también abusó de él con el cuento de que iba a revisar sus genitales porque tenía una enfermedad. "Él no podía hacer eso, yo no lo haría ni loco", resaltó el padre, quien también subrayó que Rosa Torino envió a Parma a España y a su hijo le pidió que lo perdone y lo aisló en el Monasterio de Finca La Cruz.
G.G. sostuvo asimismo que recién en estos días supo que su hijo no pudo contarle de los abusos que sufría estando internado en la sede del Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista en la localidad de Puerto San Cruz (en la provincia de Santa Cruz) porque lo mantenían "custodiado", incluso le leían las cartas y hasta escuchaban sus llamadas.
Y recordó que en una ocasión Rosa Torino le contaba sobre los orígenes de su organización religiosa y le dijo: "Hoy estás alegre con lo que te cuento, pero otro día podés estar enojado conmigo". El testigo dijo que le llamó la atención esa expresión, y que ahora entiende que Rosa Torino "sabía que iba a suceder esto".
También dio su testimonio un hermano de Y.G, que estuvo en el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, al que entró cuando tenía solo 12 años y fue enviado a Puerto Santa Cruz, donde convivió un año con su hermano mayor y luego los separaron, Y.G. fue enviado a Salta mientras que él permaneció un año más en Santa Cruz y luego lo trasladaron a Buenos Aires. Se fue de la organización en diciembre de 2015. El joven confirmó que su hermano le contó los abusos sufridos.
Un "santo" mentiroso y manipulador
El testimonio de J.B., un "hermano profeso" que estudiaba para ser cura en el Instituto fundado por Rosa Torino, también confirmó la denuncia de Y.G., y fue ilustrativo de la manipulación que ejercía el sacerdote acusado con lxs adolescentes y jóvenes que ingresaban a esa organización religiosa que propugna el voto de obediencia.
El joven explicó que para ellos "el padre era un santo, era médico, arquitecto, era todo", que "sabía un montón, siempre íbamos a preguntarle a él".
J.B. dijo que presentó 27 hojas con lo que le pasó a él en una denuncia eclesiástica, pero no dio detalles. Sí relató un hecho que lo decidió a escaparse en 2009, "en un momento de mucha angustia y tristeza". Con Rosa Torino viajaban en un automóvil conducido por el cura y tuvieron un choque en cadena. "¿Podés poner que manejabas vos que me tengo que ir al aeropuerto?", le pidió el sacerdote. J.B. accedió, pero el hecho de mentir le provocó un conflicto que Rosa Torino no ayudó a resolver con su excusa: "Un día vas a entender, son cosas de Dios".
Cuando escapó, Rosa Torino lo llamó apurándolo: "¿Sos Pedro o Judas?", y lo convenció para que volviera. "Era difícil enfrentar a Rosa", afirmó el testigo. En 2015 se fue definitivamente.
J.B. explicó que en el Instituto les retenían los documentos y que cuando alguno quería irse era difícil, "había cosas lindas desde donde sostener esto malo, desde donde manipular, había mucho miedo", manifestó. "Lo teórico era muy lindo, viví cosas muy lindas así como cosas muy feas", aseveró.
El joven también se refirió a la denunciante V.Z., de quien dijo que "era muy querida en la comunidad, carismática, guiaba los retiros, hacía obras de teatro". "Yo sé que ella sufrió maltrato de Rosa, me ha relatado (...), como me tocó a mí y a otras personas. Cuando fue a decirle a Rosa que había personas que habían sufrido abusos, él la empezó a maltratar".
Respecto de Y.G. contó que se reunieron en Buenos Aires en ocasión en que Y.G. fue a visitar a sus abuelos y en ese encuentro el denunciante le habló de la situación emocional que estaba atravesando y le confió que había sufrido abusos. "A mí me produjo mucho dolor. Me contó un abuso que sufrió en el sur. Y después que el padre Rosa lo incitó a revisarle las partes íntimas", sostuvo.
Un tribunal formalista
El juez Roberto Faustino Lezcano, presidente del Tribunal de Juicio, interrumpió ayer el relato de G.G, padre del denunciante Y.G. y hasta le levantó la voz, aparentemente molesto, igual que ocurrió el miércoles cuando declaró la madre de este joven. Una de sus quejas era que el testigo había tratado de "vos" y no de "usted" al juez Maximiliano Troyano.
En otro momento, la jueza Norma Vera le dijo a este mismo testigo que sacara las manos de los bolsillos, G.G. se disculpó y le explicó que tenía frío. Ambos jueces hicieron alusión a la cuestión protocolar y los formalismos, que claramente un testigo no tiene obligación de conocer.
Los hechos que se tratan en este juicio se habrían cometido en 2005 y 2013, en perjuicio de dos exnovicios y la exmonja que pasaban sus días entre la Parroquia de la Santa Cruz, en calle Santa Fe al 1200 de la ciudad de Salta, y las instalaciones del Monasterio San José, en Finca La Cruz, en una zona rural cercana.
Rosa Torino fue imputado formalmente, y detenido, el 21 de diciembre de 2016. En agosto de 2017 el Tribunal de Impugnación le dio el beneficio de la prisión domiciliaria.