La indignación de los canadienses por recientes hallazgos de tumbas de indígenas, sobre todo niños, se tradujo en el derribo de estatuas de las reinas Victoria e Isabel II. Ocurrió este jueves, en el marco del Día de Canadá, cuando en el país se celebra la autonomía del Reino Unido, declarada el 1º de julio de 1867.
Las estatuas de las monarcas estaban ubicadas junto al edificio de la legislatura de Manitoba, en la ciudad de Winnipeg. La estatua de Victoria, que reinó entre 1937 y 1901, fue cubierta de manchas de pintura roja, así como de huellas de manos, con el mismo color, como homenaje a las víctimas de la red de internados que los británicos armaron en su antigua colonia con la idea de "reeducar" a los nativos.
Victoria e Isabel II son vistas como parte del pasado colonial de Canadá, y la furia se acentuó cuando en la víspera se encontraron 182 tumbas anónimas en la Columbia Británica. El hallazgo se produjo en una de las escuelas en las que se forzaba la asimilación. Esto motivó a los grupos indígenas a pedir que no se celebrara el Día de Canadá.
"No celebraremos las tierras indígenas robadas ni las vidas indígenas robadas. En cambio, nos reuniremos para honrar todas las vidas perdidas por el Estado canadiense", declaró el movimiento social Idle No More, que llamó a movilizarse en solidaridad con los pueblos originarios.
A fines de mayo se había producido el descubrimiento de los restos de 215 niños, algunos de no más de tres años de edad. Fue en los terrenos linderos a un viejo internado indígena en Kamloops, en la Columbia Británica. En junio, aparecieron 751 tumbas en la provincia de Saskatchewan.
A su vez, cuatro iglesias católicas fueron destruidas por incendios en comunidades indígenas en el oeste del país. Por ahora no se pudo establecer vínculo entre los incendios y los hallazgos de restos humanos.