Las tres goleadas más grandes de la historia de la Selección Argentina sucedieron durante la disputa de la Copa América. En 1942 y en el estadio Centenario de Montevideo, arrasó a Ecuador por 12 a 0. En 1945, vapuleó 9 a 1 a Colombia en Santiago de Chile y en 1975, en la vieja cancha de Rosario Central, apabulló 11 a 0 a Venezuela. Eran otros los tiempos del fútbol sudamericano. La competitividad era mucho menor, mandaban Argentina, Uruguay y Brasil y el resto agachaba la cabeza y hacía lo que podía, poco y nada.
La Selección de 1942 fue un conglomerado de estrellas. Y en esa calurosa noche montevideana del 22 de enero formó con Gualco, Salomón y Valussi; Esperón, Perucca y Ramos; Heredia, Pedernera, Masantonio, Moreno y Enrique García. El partido con Ecuador no fue tal, ni siquiera un entrenamiento. Al término del primer tiempo, ya ganaba 6 a 0 y en el segundo, le hizo seis más a un equipo modesto y entusiasta. De esos 12 goles, Moreno (que todavía no era el "Charro" pero ya brillaba como insider derecho en la Máquina de River) marcó 5, Masantonio 4 y el "Chueco" García, Pedernera y Perucca, los tres restantes. Resultó tan desigual el juego que los 5 mil espectadores que acudieron al Centenario, se fueron en el entretiempo y el partido terminó casi sin público en el estadio. A pesar de semejante muestra de poderío y de haber anotado un récord imbatible, Argentina no salió campeona. Uruguay le ganó 1 a 0 el último partido del Sudamericano y terminó alzando la Copa como siempre le sucedió en condición de local.
Poco más de tres años más tarde, el 7 de enero de 1945 en el estadio Nacional de Santiago de Chile, Argentina volvió a ensañarse con un selección del Pacífico: le hizo 9 a Colombia con otro equipo rebosante de cracks, elegidos y dirigidos por Guillermo Stábile: Ricardo, Salomón y Dezorzi, Sosa, Perucca y Colombo; Boyé, Méndez, Pontoni, Martino y De la Mata fue la formación de aquella noche en la que Pontoni, "Tucho" Méndez y Ferraro (que había entrado por Pontoni) anotaron dos goles cada uno. Boyé, Martino y Loustau (que reemplazó a De la Mata) marcaron los restantes. Esa vez, Argentina si logró el título, luego de vencer 3 a 1 a Brasil con tres goles de Méndez y 1 a 0 a Uruguay con un golazo de Martino y un seleccionado que está considerado entre los mejores de todos los tiempos del fútbol argentino.
Treinta años más tarde, el 10 de agosto de 1975, Argentina recibió a Venezuela en la cancha de Rosario Central con el antecedente de haberla goleado 5 a 1 en el partido de ida en Caracas. En esa edición, el Campeonato Sudamericano dejó de jugarse en un sólo país, pasó a llamarse Copa América y renovó su formato: en lugar de disputarse todos contra todos a una rueda, se organizó en tres zonas de tres equipos cada una a partido y revancha. César Luis Menotti ya dirigía la Selección y para ese torneo, presentó un equipo formado por jugadores de Central, Newell's, Colón y Unión de Santa Fe, reforzados por algunos futbolistas porteños y otros del interior. Por eso, la formación fue con Gatti, Rebottaro, Pavoni, Daniel Killer y Mario Killer; Ardiles, Gallego y Mario Zanabria, Bóveda, Luque y Kempes.
Como la tarde era lluviosa y desapacible, muy poco público concurrió al estadio. Y el partido no fue televisado a Buenos Aires, razón por la cual el 11 a 0 tuvo escasos testigos. Daniel Killer hizo tres goles, Kempes y Mario Zanabria dos y Gallego, Ardiles, Bóveda y Luque anotaron los restantes. Argentina le hizo 17 goles en dos partidos a los venezolanos, pero no pudo clasificarse a la rueda final: una semana más tarde, Brasil le ganó 1 a 0 en Arroyito y la dejó fuera de la definición. No obstante, la búsqueda de Menotti no fue en vano. De ese equipo surgieron Daniel Killer, Ardiles, Gallego, Luque y Kempes que tres años más tarde llegaron a ser campeones del mundo con la Selección Argentina.
En los últimos 20 años, Argentina también logró goleadas arrasadoras: en la Copa América 2004 en Perú, derrotó 6 a 1 a Ecuador con tres de Javier Saviola, y uno de Cristian González, Andrés D'Alessandro y Lucho González. En la semifinal de 2015 en Chile, vapuleó 6 a 1 a Paraguay con dos de Angel Di María y uno de Marcos Rojo, Javier Pastore, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.
Y en la Copa América Centenario de 2016 en los Estados Unidos, le ganó 5 a 0 a Panamá en la fase de grupos, 4 a 1 a Venezuela en los cuartos de final y 4 a 0 al seleccionado local en la semifinal. Pero en ninguno de los tres casos, se pudo alzar la Copa. Ahora se pone en marcha en Brasil otra nueva esperanza. Y podrá haber nuevas goleadas. Ninguna será tan grande y conmovedora como aquellas tres de otros tiempos del fútbol sudamericano.