El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, tuvieron ayer su primera reunión bilateral en dos años, en la ciudad rusa de Sochi, en la que quedó de manifiesto sus posturas divergentes en torno a los conflictos en Ucrania y Siria. Previamente, el mandatario ruso habló por teléfono con su homólogo estadounidense, Donald Trump, sobre la posibilidad de crear “zonas seguras” en Damasco y de Corea del Norte.
“Claro que la cooperación (bilateral) se ha frenado y a veces no nos movemos del sitio, pero siempre debemos mantener el diálogo”, declaró Merkel en una rueda de prensa conjunta con su par ruso. No obstante, señaló que la solución del conflicto de Ucrania, donde rebeldes separatistas rusoparlantes están alzados en armas contra Kiev desde el 2014, es indispensable para normalizar del todo las relaciones. Para la líder conservadora alemana, las sanciones europeas contra Rusia por su injerencia militar en Ucrania a favor de los rebeldes (una acusación que Moscú niega) se quitarán sólo “cuando se cumplan los Acuerdos” de Minsk, que incluyen una tregua y negociaciones políticas y fueron firmados en la capital bielorrusa en febrero del 2015.
“Queremos garantizar que Ucrania acceda al control de su frontera estatal (con Rusia) y luego que se impulse la solución política que apunta a la celebración de elecciones locales y la concesión de un estatus de autogobierno a los territorios sublevados”, explicó Merkel. Al apoyar Alemania la posición de Kiev sobre el orden en que deben cumplirse los puntos del plan de paz, una verdadera reconciliación sería difícil a menos que el Kremlin renuncie a su respaldo político a los rebeldes, que insisten en aplicar las condiciones de forma simultánea. Pese a interpretar de forma muy distinta el documento, los dos gobernantes coincidieron en que no hay necesidad de elaborar un nuevo acuerdo de paz y que lo importante es cumplir con el ya firmado.
Ambos líderes también trataron la guerra en Siria, en la que Moscú respalda al gobierno del presidente Bashar al Assad, mientras que Alemania, que además apoya a la coalición internacional contra el Estados Islámico (EI) liderada por Estados Unidos, acompaña la postura de Occidente crítica del mandatario sirio. Putin reiteró que el reciente ataque químico contra la localidad siria de Khan Shaykun (en el que murieron 92 personas y del que la comunidad internacional responsabilizó a Damasco) exige una “investigación escrupulosa e imparcial”. Para Moscú, las pruebas presentadas por Occidente para demostrar la implicación del ejército sirio en el ataque no son válidas. “La solución a la crisis siria puede ser solamente pacífica y bajo la égida de Naciones Unidas”, sentenció Putin.
A su vez, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Putin, hablaron ayer de la posibilidad de crear “zonas seguras” para lograr una “paz duradera” en Siria y de cómo resolver “la situación muy peligrosa en Corea del Norte”, en una conversación telefónica en la que acordaron también reunirse por primera vez, informó la Casa Blanca. En un comunicado, la Casa Blanca calificó de muy buena la conversación telefónica mantenida por ambos.
El Kremlin, por su parte, dijo que Putin y Trump acordaron organizar una reunión personal en el marco de la cumbre de líderes del G20 que se celebrará el 7 y 8 de julio en la ciudad alemana de Hamburgo. Ambos mandatarios “hablaron de toda una serie de temas para la cooperación de los dos países en la arena internacional y pusieron el acento en la perspectiva de coordinar las acciones de Rusia y Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional en el contexto de la crisis siria”decía el comunicado. “Se ha acordado activar el diálogo entre los jefes de Exteriores de los dos países para buscar opciones que permitan reforzar el cese de las hostilidades en Siria y otorgarle estabilidad con el objetivo de impulsar un proceso real de solución del conflicto”, apuntó Moscú.
Además, Putin llamó a la contención y a rebajar la tensión al presidente estadounidense en relación a la situación en la península de Corea. “Se ha acordado poner en marcha un trabajo conjunto orientado a buscar soluciones diplomáticas integrales al problema”, concluyó el Kremlin.