Vladimir Putin firmó el viernes una ley que establece que solo los vinos espumantes de Rusia podrán denominarse con la palabra “champán”. El verdadero champán francés, de la región de Champagne, deberá llamarse “vino espumoso”.
De esta manera, el presidente de Rusia introdujo al "champagne" francés en la disputa comercial y cultural entre países del primer mundo al buscar proteger la soberanía nacional de la producción local de la bebida.
Respuesta de parte de Francia
Las casas francesas de "champagne" pidieron este lunes ayuda diplomática ya que los productores franceses se benefician de la denominación. Les da el uso exclusivo de la palabra en los países que adhieren al Acuerdo de Lisboa sobre indicaciones geográficas distintivas.
Como Rusia no firmó este acuerdo, Vladimir Putin pudo prohibir el uso de la traducción rusa de champán - "Shampanskoe" - en las botellas importadas. Los productores franceses podrán seguir utilizando la palabra en francés, pero también tendrán que escribir "vino espumoso" en la parte posterior de las botellas.
Los productores, como reacción, pidieron "a los diplomáticos franceses y europeos que obtengan la modificación de esta ley inaceptable", comunicó el Comité de Champán, que agrupa a los viticultores y productores de la región de Champagne, en el noreste de Francia. Estos denunciaron la medida como "escandalosa" que "cuestiona más de 20 años de conversaciones bilaterales entre la Unión Europea y Rusia sobre la protección de las denominaciones de origen controlada".
El director general de la Union des Maisons de Champagne, David Chatillon, protestó contra esta ley, al afirmar a France News Live que "se trata de la apropiación de un nombre en el que los champañeses han invertido 300 años".
"Nos sienta mal que nos muerdan", subrayó. No obstante, señaló que es temprano para hablar de un cese de los suministros de champaña francés a Rusia y afirmó que pedirían a la diplomacia francesa y europea "movilizar esfuerzos para lograr cambiar esta ley".
Cambio de etiquetas
El Kremlin, por su parte, ratificó la polémica ley que obliga a renunciar a esta denominación en Rusia. "Esta historia de las denominaciones es muy vieja, es una historia que venía de los tiempos soviéticos. La ley ha sido aprobada, debe cumplirse", declaró este lunes el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Peskov señaló que "la vinicultura rusa es una rama de la economía que se desarrolla muy rápidamente y con mucha calidad, pese a la situación de crisis".
"Es una rama compleja de la economía y no genera dinero rápido. El proceso empresarial es largo: es muy complejo desde el punto de vista tecnológico, toma mucho tiempo, y sin embargo, esta rama se desarrolla bien y claro está, debe ser y será apoyada por todas las vías", afirmó.
Moët Hennessy, compañía francesa, envió el pasado viernes una carta a los distribuidores rusos en la que anunciaba el cese de los suministros. Sin embargo, este domingo aceptó la exigencia rusa y anunció la reanudación de los envíos, con nuevas etiquetas. Aunque la representante de Relaciones Públicas de la red de supermercados Azbuka Vkusa, declaró que "hasta el momento no hemos recibido información alguna" sobre el reinicio de los suministros.
Según estimaciones del Centro de Investigaciones de los Mercados Federal y Regionales de Productos Alcohólicos (TSIFRRA, por sus siglas en ruso), Rusia importa anualmente cerca de 50 millones de vinos espumosos y champañas, el 13 % de los cuales proceden de Francia.
De esa cantidad, a Moët Hennessy corresponde menos del 2 %. No obstante, solo en 2020 la compañía en Rusia vendió 5.500 millones de rublos (75 millones de dólares) y obtuvo una ganancia neta de 560 millones de rublos (7,63 millones de dólares), según datos de la agencia rusa Interfax.