Por Gustavo Veiga

El abogado Steven Donziger cumplirá este martes 700 días de arresto domiciliario en Manhattan. Su caso explica cómo una multinacional puede mantener de rehén a su denunciante por tiempo indeterminado. No es cualquier corporación. Se trata de la petrolera estadounidense Chevron, una de las más contaminantes del planeta. La empresa tiene un ejército nutrido de letrados a su servicio, recursos e influencias notables en la Justicia de EE.UU que arrinconaron a su acusador. Le aplicaron lo que en el lenguaje jurídico de su país se conoce como “Slapp” o pleito privado contra la participación pública. Un modo de intimidar y/o silenciar a sus detractores que tienen los poderosos. Suelen hacerlo con una batería de demandas.

Susan Sarandon, presente

Pese a todo, Donziger no está solo. Anunció para este 6 de julio a las 18 una protesta contra los ataques de Chevron en la que será acompañado por la actriz Susan Sarandon. El músico Roger Waters, el actor Peter Coyote, la escritora Marianne Williamson y otros personajes del ambiente artístico le dieron también su respaldo este año. No son los únicos, aunque quizás los que tienen más visibilidad. Al abogado que patrocinó a los pueblos originarios de Ecuador en la causa contra la corporación – diezmados en sus tierras empetroladas de la Amazonia – lo apoyan 55 Premios Nobel. Diez ganaron el de la Paz.

Además, “una coalición de grupos, entre ellos Amnistía Internacional, Amazon Watch, el Gremio Nacional de Abogados de EE.UU, entre otros… le pidieron recientemente por escrito al fiscal general Merrick Garland que investigue lo que describen como ‘ataques legales perturbadores’ en contra de Donziger” dijo la reconocida periodista Amy Goodman en el programa de TV Democracy Now el pasado 15 de marzo.

EE-UU. vs Donziger

La causa federal Estados Unidos vs. Donziger lleva el número 1: 19-cr-00561 del tribunal del Distrito Sur de Nueva York. La sigue el juez Lewis Kaplan. Pero hay otra que es consecuencia de aquella y se basa en un presunto desacato porque Donziger no entregó su computadora y su teléfono celular. La tiene la jueza Loretta Preska quien lo privó de su libertad y le fijó una fianza de 800 mil dólares en 2019. Desde entonces, el abogado está con prisión domiciliaria.

El valor de la corporación al 2020 rondaba los 17.800 millones de dólares. Aunque no le haría falta por el poder que detenta, a Chevron la apuntalan ONGs conservadoras como la Washington Legal Foundation (WLF) que promueve acciones a favor del libre mercado. Pero fueron algunos fallos judiciales en los que basa su presunción de inocencia, los que le permitieron a la multinacional pasar al ataque.

La envergadura de las réplicas empresariales contra Donziger y aquellas personas o sectores que lo respaldan es tan desproporcionada como insólita. La multinacional armó una página web que alimenta con artículos variopintos. Se llama Juicio Crudo y enumera las perspectivas de Chevron sobre el juicio en su contra que se le siguió en Ecuador. Ahí califica al abogado detenido como “el autor del fraude legal del siglo”.

Desde ese espacio arremete contra aquellos que la repudian. No se salvó ni Pink Floyd – por estar “conectado a la extorsión” en su contra – ni Waters porque expone “la codicia” empresaria, ni la revista Rolling Stone que se ocupó del caso y a la que tildó de “izquierdista”. Es tan prolífica la multinacional en su campaña de demolición que hasta demuestra su tirria contra el expresidente Barack Obama. Al pasar lo menciona como “un antiguo compañero de baloncesto” del abogado que vive monitoreado en su domicilio hace 700 días.

Dice Donziger citado por Democracy Now: “tengo puesta una tobillera electrónica del tamaño de un control remoto para abrir la puerta del garaje. Ha estado en mi tobillo desde el 6 de agosto de 2019. La llevo puesta cuando duermo, cuando como, cuando me baño. Siempre está en mi tobillo. Y le permite al Gobierno monitorear mi ubicación 24 horas al día, 7 días a la semana. El problema fundamental aquí es que Chevron destruyó la Amazonía ecuatoriana y yo era parte de un equipo legal que hicimos que la compañía rindiera cuentas por ello”.

A la Corte con sede en La Haya

La corporación niega la acusación de daño al medioambiente. Se calcula en 4.400 kilómetros cuadrados la porción de tierra amazónica arruinada por las perforaciones de Texaco antes y Chevron después, que compró a la primera en el 2000 y transformó a la fusión en la cuarta petrolera del mundo. La empresa que mantiene atrapado a Donziger en un laberinto jurídico, rechaza que haya sido responsable del desastre ecológico en Ecuador. Pero la sentencia de un Tribunal de Río Agrio en 2013 fijó una indemnización de 9.500 millones de dólares para los damnificados. A ese fallo se agregó otro de una instancia superior. La Corte ecuatoriana obligó dos años después a que Chevron reparara daños medioambientales en las provincias de Orellana y Sucumbios. Se sumó entonces un nuevo reclamo por 8.600 millones de dólares.

La multinacional reaccionó de inmediato a esas condenas que la responsabilizaban del derrame de 70 mil millones de litros de crudo. Se negó a pagar hasta hoy y pasó a la ofensiva con Donziger como blanco fijo, aunque no fue el único. El litigio que ya cruzó dos décadas fue de Ecuador a Estados Unidos y de Estados Unidos a la Corte Internacional de Justicia en La Haya. En esta última, la compañía viene ganando el pleito. Fallaron a su favor en dos laudos arbitrales, el último en septiembre de 2020. El gobierno ecuatoriano lo apeló en diciembre pasado.

La cacería del abogado tuvo un punto de inflexión cuando el exjuez ecuatoriano Alberto Guerra lo acusó de haberlo sobornado para conseguir un fallo contra Chevron. Pero la empresa costeó los gastos de su mudanza a Estados Unidos junto a su familia después de que lo destituyeron en la Corte de Sucumbios el 29 de mayo de 2008. Además pasó a cobrar ingresos en su nación de acogida, muy superiores a los que recibía como magistrado. En 2015 cuando lo convocaron a declarar en uno de los arbitrajes internacionales entre la petrolera y el estado de Ecuador, reconoció que había mentido en su declaración original. Guerra es un testigo comprometedor para la compañía. Un informe del diario El Telégrafo de Guayaquil publicado el 17 de noviembre de 2015 enumeró los pagos que recibió de Chevron para sostenerse en EE.UU.

“El caso seguirá adelante conmigo o sin mí”, declaró Donziger hace tiempo, persuadido de que la petrolera no consiguió matar al mensajero. Detenido en su departamento donde vive junto a su esposa y su hijo, se sobrepuso a chicanas judiciales, fallos adversos y a una demanda multimillonaria de la compañía. El juez Kaplan en uno de sus últimos fallos designó a un bufete de abogados vinculado a Chevron para que reemplazara a la fiscalía que se negó a levantar cargos contra Donziger. Esa delegación de la función acusatoria y todo el proceso al que fue sometido su cliente llevó a decir al defensor del detenido, Martin Garbus: “Nunca ha habido un caso como este en toda la historia de los Estados Unidos”.

El abogado sabe de lo que habla. Es tal vez el más prestigioso jurista de los Derechos Civiles en el país. Representó a Nelson Mandela, los cinco héroes cubanos condenados en EE.UU acusados de espionaje y al líder sioux Leonard Peltier, el preso político más antiguo de América detenido hace 46 años en una prisión estadounidense.

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