Los alimentos básicos siguen liderando los aumentos en los barrios populares de Rosario durante la pandemia, castigando con más fuerza el bolsillo de los vecinos de las zonas más vulnerables de la ciudad. Es el caso del aceite de girasol, que tuvo un incremento interanual de 106%, seguido por la manzana roja (101%), carne (80%), pollo y yerba (73%). Los datos se desprenden del relevamiento realizado por la diputada provincial Lucila De Ponti junto al Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), que registra y compara regularmente el consumo en los barrios Casiano Casas, La Sexta, La Lagunita y Mangrullo. El trabajo reveló que el costo de vida trepó en junio a 89.254 pesos, lo que significa un aumento del 13% en comparación al primer trimestre del 2021 y del 59% en un año. El informe incluyó por primera vez un estudio complementario, el cual comprobó que el costo de una canasta de productos adquirida en circuitos de la economía popular y comercios de proximidad es 33% más barato comparada con los mismos productos comprados en cadenas de supermercados.
El trabajo focaliza la atención en los sectores populares de Rosario, tomando como referencia una canasta de 37 alimentos pensada para este sector, a diferencia del Indec que toma una canasta pensada para clase media y releva precios en el Gran Buenos Aires. Solamente para cubrir las necesidades indispensables de alimento, el informe arrojó que en junio un hogar debió destinar como mínimo 36.296 pesos y un adulto rosarino necesitó 11.762 pesos para no caer debajo de la línea de indigencia.
En base a los datos procesados, una familia de un barrio popular de Rosario necesitaba hace un año 56.241 pesos para cubrir su canasta básica total, hoy necesita 33.013 pesos más. Además de los mencionados anteriormente, los productos que más aumentaron en el último año fueron el vino tinto (100%), naranja (69%), café instantáneo (61%) y salsa de tomate (58%). En el desagregado de los precios de los cortes de carne, el kilo de picada común que costaba 298 pesos en junio del año pasado, un año después se vendió a 520 pesos, mientras el brazuelo de 365 pesos saltó a 628 pesos.
"La inflación en general, pero el precio de los alimentos en particular, es uno de los desafíos más elementales y urgentes que tiene el gobierno nacional. Y también la política, porque tiene que ver con un problema estructural de la economía que no se va a resolver con medidas parciales o focalizadas como los programas de controles de precios o iniciativas de este tipo, que tienen su impacto, sobretodo la brecha cada vez más grande entre el precio de los alimentos y los ingresos de los ciudadanos", dijo la diputada De Ponti a Rosario/12.
En efecto, al comparar el costo de vida con diferentes ingresos de referencia, los números del informe evidencian el fuerte golpe al poder adquisitivo. El salario mínimo, vital y móvil de 25.572 pesos apenas cubre el 29%. Tampoco lo cubre el salario promedio de 58.671 pesos de un obrero de la construcción, los 54.137 pesos de un empleado de comercio, y los 25.315 pesos de trabajadores de casas particulares, que cubren respectivamente el 66%, 61% y 28%.
"Cada tres meses estamos midiendo por encima de un 12, 15 y hasta un 20% de aumento, mientras que los salarios formales, y mucho más las personas con ingresos informales, vienen corriendo muy por detrás y la brecha es cada vez más grande", describió la legisladora provincial.
A diferencia de informes anteriores, el de junio incluyó un estudio complementario y sistematizado precisando que en circuitos de la Economía Social, Solidaria y Popular se consigue por 7.301 pesos lo mismo que en supermercados cuesta 10.939 pesos, generando un ahorro superior al 33%. Según la diputada del Movimiento Evita, "ahí hay un camino que no sólo hay que explorarlo más si no profundizarlo para poder desconcentrar la producción y comercialización del rubro de alimentos".
En ese marco, la legisladora planteó: "Hay que empezar a invertir recursos públicos en fortalecer a todas las unidades productivas pequeñas que producen alimentos y tienen algunos canales de comercialización, pero podría tomar una dimensión mayor si se asumiera como una verdadera pública pública. Entre los tres niveles del Estado se puede poner a disposición un esquema logística para permitir que estos alimentos puedan llegar del productor al consumidor".
"La prioridad de este tiempo debe ser contribuir a aliviar el bolsillo de los trabajadores para que a nadie le falte lo indispensable. Ya se implementaron medidas como la Tarjeta Ciudadanía, la Tarjeta Alimentar, la Billetera Santa Fe, el Boleto Educativo Gratuito y hay que seguir buscando herramientas y recursos para cuidar el poder adquisitivo y reactivar la economía, con un Estado presente para acompañar la situación de los que peor la están pasando", finalizó De Ponti.