Por Carlos A. Valle *
Comunicación y poder
En varios países de América Latina la década de 1990 fue una etapa de consolidación de profundos cambios en su vida institucional. Los medios se encargaron de emitir reiterados mensajes que buscaban desvalorizar la imagen del Estado en el funcionamiento de la sociedad, insistiendo en que cuanto menos Estado mejor se desarrollará la economía y el progreso.
Los enormes beneficios que habrían de sobrevenir a una salvaje privatización de las riquezas nacionales deslumbraron, por supuesto, al segmento de la población más pudiente y a los que ascendían vertiginosamente en la escala social. Gobiernos corruptos acompañados por empresas nacionales y trasnacionales corruptas fueron sostenidos por medios de comunicación que se esmeraron en hablar de las maravillas de un ficticio mundo. Después de los fracasos experimentados hoy se niegan a reconocer la falacia de sus presupuestos. El ave Fénix sabe cómo reconstruirse de sus cenizas y volver a seducir. Está vez está siendo más voraz e impiadoso, como si quisiera adueñarse de las riquezas del país lo más rápido posible por el temor oculto a la reacción del pueblo.
¿Qué hay detrás de este enorme despliegue de recursos y esta incesante fantasía de deslumbrantes desarrollos que nunca llegan? La respuesta más evidente es el afianzamiento del poder. ¿Quiénes tendrán menos placer pero más poder? ¿Quiénes acumularán poder por miedo a perder el placer? ¿Quiénes harán del poder el sumo placer?
Para mantener el poder hace falta ser más fuerte que el adversario real o potencial. Cuando el poder se convierte en el bien supremo todo otro valor queda relegado o ignorado. ¿Qué lugar tiene la dignidad humana en un mundo en que todo se sujeta a los “bienes supremos” de la defensa y la protección del status quo? Es lo que dice el carcelero en la obra de George Orwell (1984: que el poder no es un medio sino un fin, que el objeto del poder es el poder.
¿Hasta dónde la dignidad del ser humano está en juego en este diabólico juego en el que las reglas están establecidas de antemano y se han tornado inamovibles? En la novela de Orwell asistimos a la violencia y a la represión, porque la imaginación no ha quedado bajo el control de la organización. En la historia de Huxley, Un mundo feliz, en cambio, el ser humano se ha convertido en un ser enteramente “realista”. Su mente es ahora incapaz de ir más allá de los límites de la realidad dominante. Su razón es una réplica de las operaciones programadas por la organización.
La expansión de este sistema económico tiene efectos directos en el desarrollo de la democracia y en la naturaleza de su comunicación. En consecuencia, la dignidad de las personas se ve crecientemente vulnerada. Es cada vez mayor el número de decisiones que unos pocos toman en nombre de todos, bajo la aparente participación de la gente. El mundo asiste a la proliferación de puestas en escena colmadas de fantasías irrealizables con las que se busca conquistar a su audiencia.
La concentración de la riqueza siguió creciendo y la pobreza aumentando. El usufructo de tal situación está en las manos de un puñado de fuerzas trasnacionales, mientras el acoso que la pobreza y la deuda externa, imponen a muchos otros, abortan el desarrollo de una vida digna a la inmensa mayoría de los seres humanos.
El mantenimiento de tal situación hace que el control de la sociedad haya ido en aumento. Se ha incrementado una alerta sobre peligrosos terroristas y la necesidad de extremar la seguridad, que ha ido provocando una creciente sensación de inseguridad y temor. Lo que ha llevado a que, en nombre de la libertad y de la democracia, para responder a esta necesaria protección, se hayan generado barreras de seguridad que atentan contra la libertad, se ejerza el control de las personas, y se establezcan limitaciones a los medios de comunicación. ¿Cómo podrán las mayorías enmudecidas y sumergidas ejercer su derecho a la vida y a la dignidad, a su propio desarrollo?
En este contexto, es imprescindible volver a colocar a la dignidad humana en el centro de la reflexión porque hace a la esencia de una comunidad democrática. La dignidad no es un atributo de las personas en forma aislada, es una expresión de su ser en relación con los demás. La dignidad humana se crea y se desarrolla en relación con el otro. Así como la dignidad humana se alcanza al encontrarse con el otro, de la misma manera, se la pierde cuando se degrada a los demás. El indigno es el amo y no el esclavo, porque aquél ha perdido la dimensión humana. Es a partir de una relación de respeto por la dignidad del otro que se puede establecer un verdadero diálogo entre seres humanos, la búsqueda de una comunidad en la cual el valor esencial no sea el poder sino la dignidad humana. Por este motivo el concepto de la dignidad humana es imprescindible para hablar de la verdadera vida en comunidad.
* Comunicador social, pastor de la Iglesia Metodista Argentina, ex presidente de la Asoc. Mundial para las Comunicaciones Cristianas (WACC).
Por Mariela Baladron *
La Red Social Chaski
En la Puna jujeña, los 450 habitantes de Cieneguillas, a 35 km. de La Quiaca y a 3700 metros de altura, carecen de servicio de internet y tienen un acceso mínimo a la telefonía. La Red Social Chaski, una solución tecnológica que combina infraestructura en telecomunicaciones y desarrollos de software libre, permite conectar a sus habitantes con La Quiaca a través de una intranet que habilita, entre otros servicios, llamadas telefónicas gratuitas. Estas experiencias de redes comunitarias proponen mucho más que conectividad: apuestan a la apropiación popular de la tecnología y promover un espacio público local.
El miércoles 26 de abril la plaza central de Cieneguillas se llenó de vecinos, maestros, estudiantes y autoridades locales para celebrar el lanzamiento de la Red Chaski. El pueblo cuenta con un solo teléfono fijo que funciona únicamente para recibir llamadas; los decodificadores de la señal de internet y televisión satelital que habían sido instalados en la escuela a través de los planes de gobierno para conectar establecimientos educativos rurales y de frontera fueron retirados para su renovación y luego extraviados. La única forma de tener señal móvil es subir al cerro Toquero.
Oscar Cari, comisionado municipal de Cieneguillas, destacó la importancia de la herramienta: “Hoy es un día histórico porque hasta hace poco pensábamos que era difícil la conectividad pero gracias al esfuerzo de muchos vecinos, con la gente de la Red Chaski, logramos la conectividad y la telefonía gratis. Somos el primer pueblo que va a tener esta conectividad a nivel rural y se va a extender a otras jurisdicciones”. La Red Chaski comenzó a fines de 2016 en La Quiaca, impulsada por Atalaya Sur-Proyecto Comunidad, a partir de la experiencia previa en el desarrollo de una red WiFi en la Villa 20 de la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa se desarrolló junto al Ceija Idear de La Quiaca y luego se sumaron escuelas, sindicatos, centros de estudiantes, cooperativas e iglesias. La demanda de los pueblos de la zona fue inmediata: Abra Pampa, Cieneguillas, Casiras, Santa Catalina, Rodeo y Yoscaba solicitaron conectarse a la Red. El primer paso fue Cieneguillas, pero el objetivo es llegar a todas las comunidades de la Puna.
“Consideran que los pueblos de la Puna no necesitan comunicarse porque para ellos no es rentable, entonces hemos estado en el olvido, tanto por parte de empresas privadas como de organismos del Estado”, planteó Héctor Lino Castro, director del Ceija Idear-La Quiaca. Según las estadísticas que publica el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), al primer semestre de 2016 la provincia de Jujuy contaba con 7,94 accesos cada 100 habitantes a la telefonía fija y 5,81 accesos a internet fija cada 100 habitantes; en ambos casos por debajo de la media nacional. En el caso de la telefonía móvil, el 96% de los usuarios contrata la modalidad prepago.
La infraestructura instalada en la Puna fue desarrollada por jóvenes de la Villa 20, formados en los talleres de Atalaya Sur. Damián Cejas, responsable técnico de la organización, explicó que la Red Chaski permite compartir contenidos, acceder a una videoteca con películas y series y un canal para difundir materiales audiovisuales. Con fines educativos se incluyeron los contenidos del Proyecto Rachel que permiten consultar más de un millón de artículos de Wikipedia offline. Además, se incorporó un aplicativo para poder brindar telefonía VoIP y que los usuarios puedan llamarse utilizando la infraestructura existente sin ningún costo.
Los más jóvenes fueron los primeros en participar de las pruebas piloto. Brandon es uno de los usuarios pioneros, está en 2º año del secundario, vive de lunes a viernes en un albergue y los fines de semana vuelve a su pueblo, Lagunillas. Además de la posibilidad de comunicarse con sus compañeros, destaca los materiales educativos: “en la enciclopedia de la Red Chaski podemos buscar cosas que a veces nos piden y no encontramos en los libros que tenemos en la biblioteca, o ver documentales y saber un poco más del mundo”. Su amigo Isaías lo escucha atento y agrega: “nosotros le explicamos a los profesores como se pueden conectar, como se pueden registrar”.
Manuela González Ursi, coordinadora del Proyecto Atalaya Sur, destaca la importancia de estas iniciativas para democratizar la comunicación: “ante la lógica del mercado y la falta de definiciones del Estado, es la organización comunitaria a través de estas experiencias quien está avanzando en hacer realidad el ejercicio del derecho a la comunicación”.
* Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales UBA, integrante del Observatorio Dercom-UBA.