En la séptima audiencia del juicio contra el cura Rubén Agustín Rosa Torino por abuso sexual contra tres personas declararon cuatro testigos. Había especial atención sobre lo que podía contar la psicóloga Eleonora Naranjo, que trataba a los jovenes del instituto dirigido por el acusado y que fue apuntada por una de las víctimas por minimizar los hechos de los que tomó conocimiento y de haberla derivado a un médico que le terminó dando calmantes,
También se destacó la declaración del sacerdote Ignacio Dodds de forma virtual, desde San Isidro, porque fue quien acompañó a exmiembros de la congregación, a denunciar los abusos en la nunciatura.
Rosa Torino, fundador de la congregación Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista está siendo juzgado por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por la duración y por ser ministro de culto reconocido, en perjuicio de dos víctimas, y abuso sexual simple agravado por ser el autor ministro de culto en perjuicio de una tercera víctima.
El cura párroco Ignacio Dodds contó que el 27 de marzo de 2015 fue a visitar a J. B que estaba en la parroquia Santa Teresita de San Isidro en Buenos Aires, y lo encontró con otro miembro de la congregación J.F. Ambos le explicaron que se iban de la institución de Rosa Torino porque un religioso había intentado abusar sexualmente de J. F.
Dodds relató que los jóvenes no querían volver sus casas porque debían explicar a su familia por qué habían salido de la orden, por ello los recibió en su parroquia, e informó la situación al obispo de San Isidro Oscar Ojea quien le encargó que les brindara contención para que ese hecho no interrumpiera su vocación religiosa y por otro lado le pidió que recogiera los testimonios para que fueran presentados luego al nuncio católico.
De esta manera, Dodds dijo que J. B. y J. F. informaron a otras personas que tenían hechos para denunciar, que fueran a su parroquia. Allí se presentó la exmonja y denunciante penal contra Rosa Torino, V.Z. también el cura M. A. quien ya brindó testimonio en este juicio y otros dos exmiembros de la congregación.
Dodds recordó que V. Z. estaba muy conmocionada, en shock, con vergüenza, ella escribió su denuncia "le costó mucho" y allí describió las situaciones de malos tratos y humillaciones por las que había pasado. En ese momento, el cura dijo que V.Z. no le relató situaciones de abuso sexual que hubiera vivido de parte de Rosa Torino, sabe que después ella manifestó esos hechos pero no en aquel momento que redactó la denuncia canónica. Dijo que V.Z. sí le expresó que el fundador de la orden una vez le dijo "yo quisiera ver si te tuvieran desnuda acá si te seguirían ponderando" cuando otras personas valoraban su desempeño. Además la exmonja indicó que también recibía esos tratos humillantes del cura que secundaba a Rosa Torino, Sergio Salas, de nombre religioso "Josué" quien está citado a declarar mañana.
También el sacerdote Dodds contó que por encargo del obispo habló con padres de jóvenes de la orden femenina para que las retiraran de allí; "ante el peligro de que las chicas fueran corrompidas", señaló.
Entre los hechos que fueron motivo de denuncias canónicas contra Rosa Torino, Dodds hizo referencia a la situación de "un menor abusado en Salta". Otro hecho mencionado fue que hubiera obligado a J.B. a responsabilizarse de un accidente cuando era el cura quien iba manejando, y "tratos humillantes" contra V. Z.
Dodds aclaró que fue mediador entre lxs denunciantes y la nunciatura, y que lxs acompañó a presentar las denuncias canónicas en esa institución.
La psicológa negó que sucedieran abusos
La monja Teresita , de nombre civil Mónica Guzmán, y es "servidora general" de la orden fundada por Rosa Torino en su rama femenina. Ella especificó que ingresó en 1996. La religiosa fue nombrada por las víctimas y por otrxs testigos como una de las personas más cercanas al cura dentro de la congregación y su discurso fue en contradicción a lo manifestado por las víctimas y en favor del imputado.
La testigo aseguró que el trato de Rosa Torino hacia V. Z. era normal, respetuoso. Manifestó que la denunciante hacía tareas de evangelización y que no se ocupaba de la limpieza o de otros quehaceres domésticos en la casa parroquial de la calle Santa Fe. Aseguró que la relación del imputado con los otros hermanos de la institución era buena y que les enseñaba y los exhortaba. Dijo que nunca escuchó a Rosa Torino hacer bromas con contenido sexual.
Respecto a V. Z. la monja dijo que a partir de 2005, dejó de realizar actividades dentro de la comunidad. De forma contraria a lo manifestado por V.Z respecto a que la apartaron de sus actividades, Teresita aseguró que V.Z. pidió “tener un espacio”, tiempo libre para poder ocuparse de su salud y que pidió no cumplir más la función de apostolado ni atender gente.
Indicó que la dispensa solicitada por la denunciante fue aprobada por el consejo de hermanas, aunque ella manifestó que como vicaria integra ese consejo no supo especificar ante las preguntas de la jueza Vera o de la fiscala cómo había tomado conocimiento sobre esa situación. Además dijo que en los años que lleva como religiosa no vio otro caso similar de una monja autorizada a permanecer en la comunidad sin cumplir ninguna tarea. La monja dijo que después V. Z. solicitó abandonar la congregación y que no recordaba los motivos.
La psicóloga Eleonora Naranjo declaró que colaboraba con la institución fundada por Rosa Torino y que ha cambio rezaban por ella. Especificó que trabajaba allí con un equipo de psicólogxs. Señaló que V.Z. hizo terapia en su consultorio entre 2010 y 2013 y que con ella no realizó un psicodiagnóstico, porque "cuando el paciente sabe lo que le sucede no es necesario".
Naranjo indicó que encontró en la denunciante "indicadores de fabulaciones y confabulaciones" aunque lo sostenido por la profesional dista del diagnóstico realizado por el perito del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, Víctor Paz quien no encontró estos elementos en las pericias realizadas a V. Z. El psicólogo entrevistó a V. Z. a fines de 2017 y sostuvo que no vio en ella indicadores patológicos ni de que faltara a la verdad.
Pese a que V.Z. aseguró en su declaración que le había contado a la psicóloga toda la situación por la que estaba pasando en la congregación, Naranjo negó que la exmonja le hubiera manifestado hechos de abuso sexual cometidos por Rosa Torino. La psicóloga dijo que ella tenía la obligación de denunciar si hubiera tenido conocimiento de hechos de abuso sexual o de otros que implicaran peligro para la comunidad.
Respecto a V.Z. sostuvo además que la derivó a su cuñado, el médico clínico Fernando Nuñez, para que tratara problemas gastrointestinales y sus problemas de sueño. V. Z. señaló a este profesional como quien le recetaba medicación psiquiátrica: clonazepam y sertralina. Naranjo manifestó que consultó al médico por los medicamentos que prescribía a raíz de lo que leyó en publicaciones periodísticas pero éste le habría dicho que solo le recetó antidiarreícos.
Naranjo señaló que es docente de la Universidad Católica de Salta, de la cátedra de psicodiagnóstico. La psicóloga dijo que atendió a otros y otras integrantes de la comunidad realizando psicodiagnósticos de admisión, que éstos eran voluntarios y que los resultados eran remitidos a los superiores de la congregación que eran el cura Rosa Torino, el cura Josué o la monja María Luz.
La fiscala Verónica Simesen de Bielke le consultó a Naranjo si los códigos de ética profesional le permitían que invitara a comer a su paciente V.Z. a su casa, ya que fue algo que contó que ocurrió al menos tres veces. La psicóloga dijo que sí.
La psicóloga dijo que una vez fue convocada por Rosa Torino para ir a ver al denunciante Y. G. y que este cura le dijo que el joven había manifestado la intención de quitarse la vida. Naranjo dijo que se dirigieron hasta la residencia de Finca La Cruz, donde se encontraba el novicio, y solo se dedicó a observarlo mientras merendaban junto a otras personas. Señaló que Rosa Torino se había retirado a conversar con Y. G. y después este le contaría que le habría dicho que lo quería matar porque tenía el demonio adentro. Naranjo indicó, ante consulta de la jueza, que le recomendó a Rosa Torino que Y.G. fuera excluído de la comunidad pero no lo derivó ni indicó un tratamiento para él.
También brindó su testimonio un testigo convocado por la defensa del imputado, quien relató que formó parte del instituto desde 2000 a 2019. Sostuvo que conoció de vista a las tres víctimas. Indicó que vivió en la casa madre ubicada en calle Santa Fe de la ciudad de Salta y negó haber oído sobre situaciones de abuso o haber presenciado alguno.
El juicio se desarrolla con el tribunal colegiado integrado por los jueces de la Sala IV: Maximiliano Troyano (presidente), Norma Beatriz Vera y Roberto Faustino Lezcano (vocales), se espera que el jueves dicte la sentencia.