Hace unos días, el Ministerio de Economía de la provincia compartió un informe que realizó el Instituto Iaraf, en donde describe que Salta es una de las provincias que registró superávit en 2020 a pesar de la pandemia.
El estudio revela que en comparación con 2019, la provincia obtuvo un resultado superavitario de 0,4 %, y que al igual que otras jurisdicciones se debió al equilibrio obtenido por la negociación de intereses y capital de la deuda y gracias al aporte de fondos del Gobierno Nacional.
El titular de la cartera, Roberto Dib Ashur, destacó que “el superávit se debe también a que Salta viene trabajando en el orden de la administración, la previsibilidad y la transparencia”. Y agregó que se evaluaron los gastos del gobierno, “cómo ser eficientes y tener el control del gasto”.
El ministro describió que trabajan buscando tener previsibilidad hacia el futuro y sostenibilidad en los pagos, “lo que nos permite conseguir fondos y recursos nacionales e internacionales para mejorar la calidad de vida de los habitantes”.
Pero algunos economistas aseguraron a este medio que alcanzar superávit en un contexto de pandemia y con la desocupación y pobreza estructural reinante, “no es necesariamente una buena noticia”. Además, tanto Eduardo Antonelli, como el diputado Julio Moreno, pusieron en dudas la transparencia de la información y requirieron que se demuestre públicamente cómo se contabilizaron los ingresos y los egresos de las arcas públicas.
No se justifica
El máster en Economía y ex docente de la Universidad Nacional de Salta, Eduardo Antonelli, criticó la transparencia de esos anuncios y acotó que no necesariamente todos los conceptos que manejan y publican los gobiernos en la materia son verdaderos, “están sometidos a muchas críticas”, y sostuvo que él lo que reprocha son las definiciones que toman “para decir qué es déficit y qué superávit”. “Para mí la definición es la cuenta del almacenero”, afirmó, porque “las otras cuentas, esas más creativas, están pensadas para esconder cosas”.
Antonelli advirtió que tener superávit no es necesariamente bueno, porque puede significar “que hay un exceso de impuestos, más de los que necesitan”, o bien los recursos generados u obtenidos superan los gastos. Aclaró que en el caso de las empresas es lógico, “porque significan ganancias, pero en el del Estado no hay porqué tener beneficios”, por lo que consideró que “en principio, la existencia de un superávit no se justifica, y menos cuando hay necesidades tan importantes como las que genera una pandemia”.
A la vez subrayó que el gobierno realizó el anuncio, pero no mostró ningún tipo de balance para saber cuáles fueron los ingresos y cuáles los gastos, “y hay que saber cómo definen los gobiernos los superávit o los déficit”. Antonelli contó que muchas veces lo que hacen desde Economía es considerar los ingresos obtenidos para financiar el déficit genuino (a través de la adquisición de deuda), “son a su vez ingresos, entonces les queda un equilibrio fiscal ficticio”.
El economista lo ejemplificó con una sencilla ecuación: “si yo gano $20.000 y gasté $23.000 pero porque me fió el carnicero y lo tomo como un ingreso, puedo contar que tengo $23.000, pero no es así, me estoy endeudando con $3.000 y no puedo contarlos como parte de mi sueldo”. Por lo que afirmó que habría que analizar fehacientemente “si realmente es superávit o están sumando otras cosas”. Y repitió que los gobiernos deberían hacer más fácil sus cuentas y presentarlas tal cual las realiza “el almacenero, sumando los ingresos genuinos y comparándolos con los egresos”.
Con respecto a la situación de pandemia, desocupación y pobreza que atraviesan el país y la provincia, también dio un ejemplo didáctico para materializar lo que significa anunciar superávit: “es como si en una familia los chicos no se están alimentando bien pero consiguen un ahorro para las vacaciones, y bueno, el esparcimiento es importante, pero más lo es que los chicos coman bien”.
Por lo que insistió con que si el superávit se da a costa de dejar de atender prioridades “más perentorias, no tiene ninguna razón de ser cuando la provincia tiene mucha necesidad de desarrollo y de necesidades básicas insatisfechas, que si se atienden, son generadoras de empleo”.
En el único escenario que entiende, se puede sostener un superávit, es si se destina a pagar deudas anteriores, “ahí puede ser si los compromisos son anteriores, porque es una forma de pagarlos haciendo un esfuerzo fiscal”. De todas maneras, aclaró que para él un gobierno tiene que tener la capacidad de refinanciar su deuda “en condiciones adecuadas, y buscar ir resolviendo los problemas estructurales y de subdesarrollo que tiene”.
El economista se declaró seguidor del modelo Keynesiano, y en ese sentido, señaló que su mensaje siempre fue “que el déficit presupuestario puede ser una herramienta que ayude sobre todo en situaciones de desempleo”. Pero aclaró que hay que contextualizar esas ideas “porque no es lo mismo pensar en el Reino Unido, en aquel período de la década del '30”, luego del crack del '29 y en plena depresión de los países centrales del mundo, “pero con una enorme capacidad instalada y recursos para producir”, que en la Argentina y la provincia de Salta en este momento, en donde, a pesar de tener capacidad “aún hay que importar muchos equipos de capital y sobre todo insumos para el proceso de producción, entonces no se puede pensar en tener déficit livianamente”.
Pero el caso de la provincia de Salta, para Antonelli, es aún más grave “porque un país puede financiar su déficit emitiendo dinero, pero a nivel provincial no”, por lo que la única forma de financiarlo es a través de emitir deuda. Por lo que concluyó que lo mejor es intentar equilibrar la balanza entre ingresos y gastos.
En épocas normales puede ser bueno
El contador Público, doctor en Economía y Administrador, actualmente diputado por Ahora patria, Julio Moreno, tampoco adhirió a quienes celebran la obtención de un superávit y los consideró “un despropósito que se anuncie superávit cuando en definitiva cualquier persona sabe que están faltando camas, remedios, respiradores y tantas otras cosas”
Para Moreno el Ejecutivo provincial no está bien asesorado en esa materia, ya que debería ser más cauto a la hora de realizar esos anuncios “y en lugar de decir que hay superávit, comunicar que con ese excedente se hicieron cosas, y describirlas”.
“Creer que porque hay superávit en épocas de pandemia han superado los problemas de Salta es una equivocación, es justamente al revés”, afirmó el diputado. Quien señaló que por ese tema ya lo invitaron a dar explicaciones más de una vez al ministro en cuestión, “le dijimos que si no puede venir al recinto, que nos atienda de manera remota por Zoom”, detalló. “Queremos controlar, saber qué se gastó, en qué y cuánto”, agregó.
A su vez, indicó que la cifra superavitaria “que supera los $1.000 millones, da lástima cuando escuchás a los legisladores del interior describir las necesidades que tienen los hospitales del interior”. “En épocas normales puede ser bueno, porque se recauda más de lo que se gasta, pero en estos tiempos, uno se conformaría con que no haya déficit”, concluyó.
El informe de Iaraf menciona que las provincias terminaron el año con un déficit fiscal de $77.590 millones pero, al quitar de la consideración los intereses de deuda, completaron un superávit primario de $62.843 millones.
Además, indicó que al medir al conjunto de provincias a fines de 2020, su situación fiscal era incluso mejor que la de 2019.