"Soy Louis Yupanqui, tengo 22 años y soy activista trans, militante antiracista y activista estética" se presenta ella, joven influencer que alterna fotos de su vida cotidiana (cuenta que hace poco más de un año empezó a transicionar y cómo eso le cambió la vida) con placas explicativas sobre palabras racistas o expresiones violentas; o la lencería para chicas trans que inspiró su propia experiencia (le mandaron ropa interior para mujeres cis con la mejor intención pero no iba con su cuerpo así que pidió que hicieran una línea específica y la marca se entusiasmó con la demanda). Dice que si tuviera que resumir todo su trabajo, que abarca también su especialización en pelos afro, rizos y rulos, "tiene que ver con visibilizar las problemáticas sociales que me interpelan como persona" y cuenta que todo esto empezó hace tres años, cuando se cuestionó su lugar en la sociedad y un montón de cosas que tenía naturalizadas y tenían que ver con la discriminación y el racismo.
"Obviamente el racismo fue lo que me abrió los ojos en un montón de sentidos, cómo la sociedad sin darse cuenta por esa construcción machista, binaria, racista, clasista que hace te va tratando con privilegios u opresiones, depende de tu posición. El antiracismo me hizo ver un montón de cosas, me ayudó a entender de qué lado de la mecha me encuentro, en qué lugar estoy. Ese fue mi despertar: empecé a leer, a cuestionarme, a informarme y a darme cuenta que la sociedad no es más que violencia. Hay segregación, violencia física explícita, discriminación, estereotipos… Cuando una habla de problemáticas sociales no puede darle un cierre positivo o romantizar o darle un wash (lavado) porque realmente es algo muy duro".
¿Qué es el activismo para vos?
--Sufrí un montón y el activismo es una respuesta desde el dolor, de la bronca, de convivir con la humillación, de darme cuenta que la sociedad te utiliza en un montón de cosas. El activismo es una respuesta política y no un cartel para sacarse una foto. También descubrí que el activismo no es algo de una opresión, es un conjunto de cosas que son interseccionales y que así como podés ser una persona que vive una opresión al mismo tiempo podés tener un montón de privilegios. En mi caso, aparte de ser afrodescendiente soy una mujer trans, eso me hizo entender que hay muchas posiciones en el tablero y hay muchos tableros también. Una puede ser una mezcla de posiciones, no todo se trata de estar de un lado o del otro. Eso hace que hablar de problemáticas sociales sea tan dificil, porque conviven un montón de opresiones y cada una tiene que tener su espacio y hay que entender cómo se intersectan entre sí y que se pueda dar visibilidad a cada una.
Tus contenidos hablan mucho sobre el cuerpo, sos una militante de la diversidad corporal también...
--Así como soy una mujer trans afroargentina que vive el racismo, también soy una persona que tiene privilegios por mi corporalidad. Si bien tengo un cuerpo bastante diverso por ser trans y por no entrar en los cánones 90-60-90, aún así tengo privilegios como persona flaca. También tengo privilegios por no ser leída como alguien con discapacidad, y si bien no soy rica tengo acceso a un montón de cosas, estoy cerca de Capital, que no es lo mismo que vivir en una provincia. Mi edad también es un privilegio porque ser joven te abre un montón de puertas. Son un montón de cosas que cuando una empieza a ahondar se da cuenta que es bastante complejo. Desde qué lugar hablo, qué puertas te abren, qué espacio te dan… No es casualidad que yo esté acá hablando y hay un montón de personas que hacen mucho trabajo y no tienen la misma visibilidad. El acceso a internet también es un tema.
¿Cómo fuiste manejando el tema de la exposición y las agresiones de los haters, que muchas veces visibilizaste en tus posteos?
--Con paciencia, que es algo que fui aprendiendo. El otro puede ser el opresor pero si yo empiezo a putear creo que nadie me va a escuchar. Entonces creo que la paciencia no viene desde un lugar de amor: el activismo viene de cualquier lugar menos del amor, no hay que romantizarlo; en mi caso es una estrategia para que las personas puedan aprender algo, en lugar de refutar lo que otros dicen. Creo que esa fue mi estrategia para que me escuchen, tristemente la historia nos puso en una posición que no nos queda otra que ser educadores y esto es algo que lo digo hasta un poco enojada. Las personas me escriben “ay bueno, gracias por la explicación”, y en realidad lo nuestro es un trabajo no remunerado, tenemos que explicar porque no nos queda otra, porque hay un sistema que no educa, que no explica las cosas que nosotres vivimos. Hoy en día no puedo hablar de activismo trans y encontrar una historia. Tuve que abrir mi intimidad, que es algo que no me resultó muy cómodo, mostrar y exponer un montón de cosas, lo que me escriben los pibes, la violencia que una recibe, lo que la gente piensa de mí en la calle, y fue y es duro. Es difícil abrirse, exponerse, y decir "mirá esto que me pasa". La gente por redes puede mostrar un montón de cosas pero no es tan sencillo abrir tu sexualidad, tu intimidad, abrir tu historia emocional. Las personas públicas tenemos que tener mucho cuidado con lo que mostramos, no tanto por no mostrar la realidad sino por entender que todo lo que se publica es un juicio constante y si bien puede ser a favor o en contra creo que abrir tu intimidad es exponerse a que las personas opinen y eso es algo que cualquiera expuesto a redes sociales de manera masiva lo entiende. Yo creo que está bueno mostrar en las redes un lado más real y mostrar la realidad es abrirse a que la gente hable de eso: no es tan fácil elegir qué mostrar porque también hay gente muy criticona.
¿Cómo fue la iniciativa para crear la línea de lencería para chicas trans?
--Surgió con la marca Archetype, la armamos por una situación violenta que me tocó vivir. Esa construcción de la paciencia de la que hablaba antes pudo lograr que esto se concrete: la dueña me había mandado ropa pero no me entró porque tengo una corporalidad trans, que es diferente tal vez a la de una chica cis, desde las medidas hasta la genitalidad, y toda esa ropa no la pude usar ni modelar. Ella se puso la diez y nos pusimos a trabajar juntas y al poco tiempo lanzamos los primeros diseños. La idea es que siga creciendo, espero que la marca pueda ampliar esta diversidad y que se construya algo más interesante. Nosotras lo hicimos desde un lugar de necesidad y de emergencia, viendo que en otros países ya hay lencería para chicas trans y en Argentina casi no la hay, es muy baja la oferta. Entonces que quienes hacen esto puedan llamar a chicas trans para generar una moldería acorde, que se las remunere a las chicas trans por su tiempo es un poco la idea, que circule esta iniciativa y que haya opciones. La idea no es que Archetype haga todo sino que muchas marcas puedan dar esta oferta hacia las mujeres trans y que podamos elegir: lo mismo que hace una mujer cis de manera habitual, que tiene muchísimas páginas para elegir el tipo de lencería que quiere.
¿Cómo es tu trabajo con el pelo y lo que vos llamás tu militancia estética?
--El activismo requiere mucho tiempo y energía, duele, molesta, incomoda pero al mismo tiempo ayuda a muchas personas a comprender, a modificar sus comportamientos, a corregir, a perdonar, a cuestionar, a pedir disculpas. El activismo conlleva un montón de responsabilidades y eso es algo que de a poco empecé a llevar a otros lugares, y de a poco fue más constructivo para mí también. Algo que me pasó fue que en los dos últimos años me dediqué tanto al activismo que me olvidé lo que era estudiar, lo que era trabajar, siento que por momentos me estanqué, y empecé a darme cuenta que yo también necesitaba una salida económica, crecer, expandirme. Y así es como apareció la peluquería: soy peluquera para pelo rizado y pelo ondulado.
También fue a través de tu pelo que empezaste a trabajar con rizos, no?
--Yo me cuido el pelo hace un año y medio, me creció muchísimo en este tiempo, empecé a entender lo que es cuidar el pelo con rulos, el pelo afro, todos los pelos que no son lacios. Y empecé a descubrir otro sistema que nos oprime, que tiene que ver con la belleza y la estética, cómo es un pelo perfecto, qué muestran las publicidades. No voy a decir marcas pero la mayoría muestran a chicas con pelos lacios, leves ondas hechas con buclera, pelos producidos artificialmente para que tengan un look perfecto y todo esto nos afecta particularmente. Y ahí, en el marketing, no entran los rulos, porque parece que los rulos son algo desordenado y feo que hay que acomodar, y eso me empezó a abrir la cabeza: cómo la forma de lavado que se impone de shampoo- acondicionador con los químicos que conlleva es algo súper abrasivo. Hay otros métodos de lavado más acordes con nuestro tipo de pelo. Socialmente nunca te enseñan cómo cuidar las ondas, los rulos, quererlos como son, siempre se enseña algo más fácil: quemar el pelo, quemar el cuero cabelludo con alisadores, con planchas y esto rostiza y lastima el pelo. La sociedad no sabe nada de salud capilar y cree que sabe, eso es lo interesante. Cada vez que me toca atender una clienta escucho los mismos tipos de lavado, los mismos estereotipos y cada una tiene un pelo diferente. Entonces como activista empecé a visibilizar la diversidad de patrones, y que la gente deje de pensar que algo con su pelo está mal cuando solamente tiene diversidad étnica o diferentes tipos de pelos, a los que solamente hay que empezar a abrazar y cuidar. Cada pelo requiere un cuidado y lo importante es que tu peluquere te asesore bien sobre tu tipo de pelo y tu patrón natural: pero todos los pelos son hermosos, sin importar qué tipo de patron tengan.
Louis Yupanqui hace asesoramientos grupales e individuales de manera virtual, enseña y asesora a hacer cowash, low poo, definir los rulos y muchas otras cosas más que se pueden consultar en su Instagram.