Emiliano Martínez (10): el héroe de la jornada, le ahogó el grito a Cuadrado cuando Colombia ya estaba en desventaja, tal vez se confió demasiado en una jugada en la que lo acechaba Zapata que por suerte no pasó a mayores y en un cabezazo del urso Mina tuvo al travesaño como aliado; en el gol no pudo hacer nada. Les atajó los penales a Sánchez, a Mina y a Cardona, y metió a la Selección Argentina en la final.
Nahuel Molina (4): nervioso y algo errático, no ofreció la seguridad de otros encuentros porque tanto Luis Díaz como Zapata le generaron muchos problemas en su lateral; flojo en líneas generales, fue reemplazado por Montiel.
Germán Pezzella (5): rueda de auxilio de Molina cuando éste la pasaba mal y Colombia volcaba su ataque por derecha, el zaguero de Fiorentina no pudo cubrir la fatal distracción de Montiel y perdió en velocidad ante Díaz que significó el empate; cerca del epílogo salvó prodigiosamente una contra lapidaria tras chocar ante el mismo atacante colombiano, por lo que no se salvó de la amonestación.
Nicolás Otamendi (5): se sacó chispas con Zapata en el cuerpo a cuerpo, bien en los anticipos, aunque algo impreciso a la hora de entregársela redonda a un compañero; cerca del final sufrió un agarrón de Sánchez dentro del área, que pasó inadvertido, cuando quería saltar a cabecear un corner.
Nicolás Tagliafico (6): firme en la marca cuando le tocó enfrentarse con Cuadrado, atinado para mandarse al ataque; al inicio del complemento desplazó con el brazo dentro del área al ingresado Chará que milagrosamente zafó del VAR.
Rodrigo De Paul (5): activo como siempre en la recuperación, preciso en los pases, en la primera etapa tuvo algunos buenos cambios de frente con su sello, en la segunda se cansó un poco; pero la flamante adquisición del Atlético Madrid falló su penal y empañó su labor.
Guido Rodríguez (6): en toda la etapa inicial prácticamente jugó casi pegado a la última línea porque Colombia pasó a tener la pelota y presionaba para igualar el trámite cuando estaba un gol abajo, por lo que no tuvo incursiones en ataque; en la segunda parte el desgaste fue aún mayor, dejó el alma en cada pelota disputada y cerca del final le mostraron tarjeta amarilla.
Giovani Lo Celso (5): diez minutos muy productivos haciendo gala de su buen pie, pero a destiempo en la marca y por eso el volante del Tottenham se ganó una tempranera tarjeta amarilla que acaso lo condicionó; luego un remate de Barrios por fortuna se desvió en su humanidad e impactó en el poste izquierdo de Dibu Martínez; entró por él Paredes.
Lionel Messi (8): de entrada se sacó a tres rivales de encima a pura finta y habilitó con clase a Lautaro, cuyo remate salió cerca de un palo; enseguida aguantó la pelota dentro del área y se la dejó servida al Toro Martínez para el 1-0; en el complemento buscó asociarse con Di María y de zurda estrelló una pelota en el palo. No falló su penal.
Lautaro Martínez (6): casi abre la cuenta de cabeza a los 4, aunque finalmente lo hizo apenas dos minutos después, tras un pase espectacular de Lo Celso y una genial habilitación de Messi para el delantero de Inter; mucho sacrificio, jugando bien de espaldas, guapeó ante un gigante como Jerry Mina; en el segundo período participó poco y la única clara que tuvo, la desperdició. Metió su penal y cumplió.
Nicolás González (4): aun haciendo usufructo de su generoso despliegue, el nuevo fichaje de la Fiorentina, a excepción del gran cabezazo que le sacó Ospina, tras un corner antes del descanso, no gravitó demasiado durante el tiempo que estuvo en cancha y salió reemplazado por Di María.
Gonzalo Montiel (4): si bien se pareció un poco al lateral que acostumbra tener provechosas subidas en River, Díaz le comió la espalda en el empate cafetero tras la avivada del ingresado Cardona y eso empobreció su tarea.
Leandro Paredes (6): aire fresco para el medio, abusó del pelotazo largo y tuvo un zurdazo que salió cerca del palo, luego que un tiro libre de Messi diera en la barrera; pero luego metió su penal y su performance mejoró.
Angel Di María (6): entró enchufadísimo, buscando sociedades con Montiel, pero sobre todo con Messi, impuso vértigo a caballo de su conocida velocidad, tuvo un contragolpe inmejorable y, con Ospina vencido, no se animó a terminar la jugada y se la cedió a Lautaro, acaso mejor posicionado, pero al jugador de Inter se la sacó un defensor en la línea y de rebote Fideo la mandó a las nubes.