Cafetería inclusiva

Pequeño, de moderno diseño y colores pasteles, así es Bioma, la primera cafetería de especialidad 100% vegana, según declaran sus creadores, Christian Luccisano y Miguel Fidanza. La clave es el sabor; después se podrá discutir lo sano de la alimentación sin carnes, el impacto sobre el planeta o el respeto por los animales. 

Por suerte en Bioma todo es rico: el café (de Puerto Blest) proviene de Guatemala y el barista lo prepara en espresso o filtrado (desde $160); hay distintas leches vegetales para agregar (castañas, almendras y maní) y tienen una pequeña pero suculenta pastelería que no hace extrañar los sabores tradicionales. En Bioma no utilizan mantecas, margarinas o grasas animales; los helados son de Haulani y toda la bollería es de masa madre. El espacio apuesta a la inclusión en todas sus versiones: “Buscamos generar respeto y consciencia y que todos se sientan incluidos y bienvenidos en este lugar”, declara Christian, responsable también del primer restaurante vegano de Zona Oeste.

Desde el centro del salón un árbol recibe a los comensales entre mesas y la barra; afuera se suma la vereda con más lugar donde sentarse. Además de café hay bebidas y jugos orgánicos como la Golden Milk, una infusión a base de cúrcuma, leche, jengibre, pimienta negra y vainilla. Para los golosos se suman dos tortas impecables, ambas con mucho chocolate: la Reese, un bizcochuelo húmedo de cacao relleno con crema de maní; y la legendaria Bruce, un bizcochuelo de caco amargo relleno de una ganache deliciosa ($380). Hay waffles que salen calientes y se pueden pedir con helado y dulce de leche de coco, crema y arándanos ($300); alfajores de harina de algarroba ($200) y una suerte de cheescake de masa sablée con queso de castañas de cajú y mermelada de frambuesas ($340). También hay algunos platos salados y un almuerzo que incluye una tarta individual y agua de Jamaica a $450.

A su particular modo, Bioma propone un menú con sabores conocidos y otros por descubrir, con ingredientes de calidad –en su mayoría orgánicos– y en un espacio acogedor apto todo público.

Bioma queda en Bonpland 1920. Horario de atención: martes a sábados de 9 a 20; domingos de 15 a 20 hs. Instagram: @bioma.cafe.

Entre flores y suculentas

Dentro de un precioso vivero ubicado en el kilómetro 50 camino a Pilar, casi como un paraíso escondido entre plantas y árboles, está Yunga, una cafetería, tienda de comestibles y próximamente pizzería con una propuesta 100% a base de plantas. La idea es combinar una rica comida en un lindo espacio al aire libre y en comunión con la naturaleza. 

Luciano Combi, el mismo de Fifí Almacén, arma una carta estacional y apuesta a sabores que no intentan simular platos con proteína animal sino proponer otras combinaciones, ingredientes y texturas. En Yunga se cocina todo sin tacc, pero también hay algunos platos que contienen gluten y entonces se preparan afuera para evitar la contaminación cruzada. Como en toda cafetería que se precie el café es de especialidad ($220) y puede acompañarse con leches vegetales (también hay chocolatada con leche de almendras) y lattes especiales como los de matcha, cúrcuma y remolacha. Las aguas del día las hacen a base de frutas y aromáticas que crecen en el vivero ($100) y preparan un rico ginger ale natural ($320). Para el desayuno o merienda tienen un muy buen alfajor de mousse de chocolate a base de trigo sarraceno, cacao y naranja, así como una marquise cruda con chocolate amargo y dulce de remolacha ($450).

Por Pilar no hay muchas propuestas plant based y los vecinos vivieron con alegría la apertura de un lugar que difiera de las omnipresentes parrillas de la zona. Eso sumado a que ir a Yunga es un paseo en sí mismo forma un combo ideal. Los días de semana se suma un menú de almuerzo y los fines de semana ofrecen un brunch para dos a $2800. Entre los platos salados hay un poderoso ragú de hongos sobre cremoso de batata ($750), un pan de mandioca y papa relleno de queso de castañas de cajú y girasol con tomate asado y albahaca ($500) y pastel de papas con salsa bechamel de almendras ($800). 

Después de comer lo mejor es elegir alguna planta del vivero, algún producto del almacén, una pieza del bazar y terminar el día con la panza llena y el corazón contento.

Yunga queda en Chubut 406 (Pilar). Horario de atención: martes a sábados de 10 a 18; domingos de 10 a 14. Instagram: @yungacafe.

Inspirado en México

Con espíritu mexicano y una carta plant based y gluten free, el restaurante Oleada estrena en la gastronomía porteña. La carta está a cargo de Matthew Kenney, gurú norteamericano de la cocina basada en plantas, que planeó una oferta con tacos y quesadillas pero sin cerdo adobado o carne en tiritas. Lo mejor de todo es que, a pesar de los prejuicios, vale la pena probarlo. La cocina del día a día está bajo la mano del cocinero Germán Rodríguez y es consistente en sabores, variada y rica. Al entrar al enorme salón, inspirado en el pintoresco San Miguel de Allende, destacan los colores, las vasijas de barro ordenadas en un mueble de doble altura que corre paralelo a la barra y una estructura de mimbre que atraviesa el lugar como una gran ola. Toda la vajilla fue diseñada a mano para el lugar. Al fondo suma una pequeña terraza y mesas también en la vereda.

Lo mejor es comenzar por unas deliciosas albóndigas de porotos rojos y soja texturizada con salsa ranchera y aguacate ($620) y una coliflor al mojo de ajo con salsa pipian rojo y sal de limas ahumadas ($680). Luego vienen las botanas o tapas, los burritos, quesadillas y tacos. La versión de Oleada de los tradicionales tacos al pastor se hace con una carne vegana, piña, salsa y cebollas en escabeche ($620); hay otro con porotos negros, mole, tomate verde, gírgolas, aguacate y elote; y quesadillas como la de queso cheddar vegetal, zanahorias, cebolla morada y salsa de kale que viene en una tortilla de maíz nixtamalizado ($720).

Otro punto para destacar en Oleada son los cócteles desarrollados por el bartender Alejandro Caia, que muestran un gran trabajo creativo y audacia para experimentar con fermentos, licores, jugos (todo sin azúcar industrial agregada) y con distintos tequilas y destilados como base. Hay también vinos orgánicos y, de postre, unas tremendas donuts con canela quemada, helado, anís y dulce de maní ($480). 

Un lugar canchero, moderno y sin derivados animales.

Oleada queda en Fitz Roy 1722. Teléfono: 11-2833-5794. Horario de atención: lunes a viernes de 11 a 19.