A los 79 años murió Carlos Alberto Reutemann. El Lole, el expiloto de Fórmula Uno, el que se quedó sin nafta en 1974, el que desoyó la orden y lo pasó a Alan Jones en Río de Janeiro en 1981. El que casi sale Campeón del Mundo. El que le dijo que sí a Carlos Menem en los ‘90, el que fue dos veces gobernador de Santa Fe, el que después le dijo sí a Mauricio Macri, el que abjuró del kirchnerismo cuando todavía no se llamaba así. El que vio algo que no le gustó en 2002 y se bajó de la candidatura a presidente de la nación. El que fue 21 años senador nacional y batió el récord de no hablar en el recinto: hizo uso de la palabra una media docena de veces, no más de 10 minutos en total. El frío y calculador. El tiempista. El más parco de los parcos. Aún así fue un jefe político en su provincia y dominó al peronismo territorial por muchos años. Falleció en el Sanatorio Santa Fe, tras sufrir un agravamiento en su cuadro de “anemia, hipoalbuminemia, infección e inestabilidad hemodinámica”.
La noticia de la muerte de Reutemann fue confirmada por su hija Cora. "Papá se fue en paz y dignidad después de luchar como un campeón con un corazón noble y fuerte que lo acompañó hasta el final", escribió en su cuenta de Twitter.
También a través de Twitter Cristina Kirchner manifestó su pesar por la muerte del senador. La vicepresidenta fue una de las primeras en reaccionar en las redes sociales tras el anuncio de la hija de Reutemann.
Reutemann y la política
Fue gobernador de Santa Fe entre 1991 y 1995 y una vez más de 1999 a 2003. Ocupó la banca de senador nacional entre 1995 y 1999, y luego de 2003 al 2009. Después fue reelecto pero ya en alianza con el PRO hasta la fecha de su deceso. Su perfil político en los últimos años fue tan bajo que mucha gente suponía que ya se encontraba retirado de la política.
Carlos “Chango” Funes fue el encargado de “venderle” a Carlos Reutemann en los 90 al entonces presidente Carlos Menem para que el peronismo conservara el poder en Santa Fe a través de una candidatura novedosa para los comicios de 1991 enfrentando al favorito, el radical Horacio Usandizaga. Inmediatamente se sumó a la operación el experimentado dirigente peronista Jorge Giorgetti, que luego sería el de mayor cercanía y confianza del ex piloto de F1.
La Ley de Lemas fue clave para el ingreso de Lole a la política. En la búsqueda de los avales necesarios para la conformación de su sublema “Creo en Santa Fe”, Reutemann debutaba declarando sobre política a la prensa: “Mi convocatoria está dirigida a los dirigentes, cuadros, militantes y afiliados del justicialismo que quieran acompañarme, por sobre las cuestiones internas” a lo que el Chango Funes –ex asesor del ministro del Interior Julio Mera Figueroa– agregó: “La convocatoria para avalar el sublema está por encima de las cuestiones internas, existen muchos compañeros justicialistas que quieren avalar esta candidatura”. De esta manera Creo en Santa Fe manifestaba su distancia con respecto a los sectores de la coalición dominante del justicialismo santafesino que formaban parte de la estructura partidaria y que tenían un rol protagónico en la interna del PJ provincial.
Para mediados de 1991, el justicialismo santafesino tuvo un nuevo candidato: Reutemann y detrás de su figura un armado de poder con sus particularidades que respondían en parte a la topografía del PJ santafesino y por otro lado a los objetivos que desde la Nación esperaban cumplir aquellos sectores del menemismo con una victoria electoral en territorio provincial.
Reutemann, no tenía actividad, ni trayectoria política. Ídolo deportivo en su juventud, se había convertido en productor agropecuario del norte provincial. El 4 de enero de 1991, fue la fecha que pasó a la historia en la vida del ex deportista: ese día el presidente Menem lo invitó a Olivos y allí le ofreció la candidatura a gobernador por la provincia de Santa Fe.
Con el correr de los meses y a días de las elecciones el ya candidato por el justicialismo Reutemann afirmó: “Todos los candidatos tienen entorno, pero al mío creo que lo manejo, no quise tener compromisos con la estructura partidaria ni con La Cooperativa peronista”. Y efectivamente, así fue inaugurando un sello que lo acompañó en toda su carrera política.
En julio de 2002, con el país todavía apagando las llamas de la debacle del 2001, el entonces gobernador Reutemann insistía en que no era candidato, "como lo dije siempre", y negaba que puediera haber algo que lo hiciera cambiar su decisión. Así dejó al presidente Eduardo Duhalde sin su pieza fundamental para enfrentar a Carlos Menem en los comicios del PJ. "Vi algo que no me gustó y que tal vez no vaya a decir nunca", expresó por la noche en un programa televisivo al justificar su decisión.
En una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, ante la insistencia de los periodistas, Reutemann dijo por lo menos una decena de veces que no participaría en las próximas elecciones internas del PJ, el 24 de noviembre, y descartó la posibilidad de ir por fuera del justicialismo. "No soy candidato a nada. No es que Reutemann sea indeciso, siempre la decisión fue la misma", afirmó el gobernador, refiriéndose a sí mismo en tercera persona.
Poco antes le había comunicado lo mismo a Duhalde, en una reunión a solas que duró 50 minutos. "Eduardo, vos siempre lo supiste: yo no soy candidato a nada, ni de nadie", dijo el Lole, ante un desconsolado jefe de Estado. Según un hombre que habló con Duhalde tras el encuentro, el excorredor de Fórmula 1 se quejó por "la presión de los medios", que -dijo- lo habrían "vuelto loco" en las últimas semanas especulando sobre su eventual candidatura. Después, Reutemann habría confiado ante Duhalde sus temores por las dificultades que plantearía la gobernabilidad en aquellos tumultuosos años.
El 29 de abril de 2003 debe haber sido su momento más dramático, a nivel personal y político. En esa fecha el río Salado desbordó e ingresó a la ciudad de Santa Fe por el sector incompleto de obras de contención de inundaciones, que después operó como una “pileta” y dejó vastos sectores de la capital provincial bajo seis metros de agua. Con un costo oficial de 23 muertos -las distintas organizaciones señalan muchos más- y un fantasma que lo perseguiría de por vida: en 2015, tras una conferencia con sus aliados políticos Mauricio Macri para llevar a la gobernación al PRO con Miguel del Sel, manifestantes lo increparon al grito de "inundador" y "asesino", y le gritaron “los muertos te condenan, Reutemann”.
Con todo, su actitud en el momento de la grave inundación fue valorada por algunos. Aún lo recuerdan con su famosa campera roja -la misma que usaba como cábala en las campañas electorales- recorriendo las zonas más afectadas subido a una moto enduro y charlando con los vecinos. Es más, al poco tiempo Reutemann volvería a ganar una elección en Santa Fe.
El Lole y el automovilismo
Reutemann fue piloto de Fórmula 1 desde 1972 hasta 1982, donde compitió para los equipos Brabham, Ferrari, Lotus y Williams. En su palmarés en la máxima categoría del automovilismo obtuvo 12 victorias, 45 podios y seis pole positions en 144 carreras puntuables, además de dos triunfos en carreras fuera de campeonato. El piloto resultó tercero en los campeonatos 1975, 1978 y 1980. En 1981, habiendo superado a su compañero de equipo y primer piloto de Williams, Alan Jones, finalizó segundo en el Campeonato de Pilotos con una diferencia de solamente un punto con respecto al campeón, Nelson Piquet. Reutemann se retiró de la Fórmula 1 en 1982. Fuera del campeonato obtuvo otras dos victorias y una pole.
Por otra parte, finalizó tercero en las ediciones 1980 y 1985 del Rally de Argentina. En 1990 recibió el Premio Konex de Platino como el mejor automovilista de la década en Argentina.
Debutó en el automovilismo en 1965, en una carrera de Turismo Mejorado. Campeón de Turismo Nacional en Argentina durante varias temporadas, a fines de los ’60 incursionó en otras categorías con gran éxito, lo que le permitió viajar a Europa en 1970, con éxito inmediato: fue subcampeón del Europeo de Fórmula 2 en 1971, y Brabham lo contrató para debutar en Fórmula 1 en 1972.
Hace no mucho tiempo, el portal periodístico Summa Política, publicó: “Su obsesión principal, siempre, fue el dinero. Los que fueron testigos de la escena, durante su exitosa carrera deportiva como corredor de Fórmula 1, lo cuentan así: cuando Carlos Reutemann sacaba la billetera del bolsillo, para pagar alguna consumisión en un bar, luego de compartir una mesa con periodistas, allegados, amigos, en las giras europeas, lo hacía lento, ceremonial, apretaba la billetera con los dedos como si fueran una pinza, sacaba los billetes de a uno. Y luego le decía al mozo ‘a la americana eh, yo pago sólo lo mío’, según contaron varios allegados.